Estas profesionales forman parte del ‘Programa de prevención del abandono escolar de los alumnos de Educación Secundaria de Baleares', que la Conselleria de Educación ha decidido concluir este curso a pesar de que podía durar al menos dos años más.
Las profesionales han lanzado una campaña en la plataforma de preguntas ciudadanas osoigo.com para buscar apoyos ciudadanos a la presentación de una pregunta en sede parlamentaria: ‘La figura de educador social en los institutos es esencial para los jóvenes, ¿por qué nos quieren sustituir por perfiles docentes que no tienen la formación específica sobre atención socioeducativa?'. La iniciativa, que buscaba 500 apoyos, ya ha recibido 722.
La Conselleria de Educación sustituirá a estas 26 educadoras sociales por profesores técnicos de servicios en la comunidad (PTSC), una figura que la Conselleria considera análoga. Sin embargo desde el colectivo de educadores sociales indican que dentro de esta categoría entran profesionales que no están especializados en la educación social, como pueden ser sociólogos, antropólogos o abogados.
El Colegio de Educadores Sociales de Baleares ha remitido también una carta al conseller de Educación y Formación Profesional, Martí March, solicitando que rectifique una decisión «injustificada».
El Colegio solicita el «mantenimiento, consolidación e implementación» de la figura del educador social en los centros educativos, «sin que vaya en detrimento de otros profesionales», dado que los educadores sociales ya ejercen funciones en los centros, aunque ahora mismo sólo lo hacen en primaria.
Recuerdan que la recuperación de la figura del educador social en los centros durante la legislatura anterior ha dado muy buenos resultados, según reconoce la propia Conselleria. Además recuerdan que en otras Comunidades Autónomas conviven las dos figuras profesionales sin ningún problema.
Los trastornos alimentarios y las autolesiones entre alumnos crecen tras la pandemia
Padres, madres y profesores de los alumnos del IES Algarb están contrariados ante la decisión de la consellería de retirar a la educadora social del centro, María Escrivá. Tanto la Apima como el director del centro han enviado sendas cartas solicitando que se rectifique.
«Somos muchos alumnos y familias los que nos hemos sentido escuchados, respaldados y asesorados en estos momentos en los que nos sentíamos perdidos», explican las familias en la carta. Escrivá explica que la pandemia ha suscitado un trabajo extra en su trabajo. Durante el confinamiento explica que tuvo que hacer muchas derivaciones a los Servicios Sociales y a asociaciones asistenciales «porque había alumnos que se estaban quedando sin comer».
Este año indica que ha observado un incremento en los problemas psicológicos entre los adolescentes, sobre todo un notable incremento entre las autolesiones y los trastornos alimentarios. Muchas derivaciones se han hecho a través de la plataforma sociosanitaria, sobre todo en materia de trastornos alimentarios.
Subraya la importancia de la continuidad de estos labores. «Cuesta mucho lograr que los alumnos y las familias confíen en tí. Si se cambia de profesional cada año el trabajo realizado se pierde», apunta. Indica que su trabajo no es docente, «ni tiene por qué serlo» y reivindica la creación de un bolsín como lo hay para los administrativos o los conserjes.
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