La directora de enfermería del Área de Salud de Ibiza y Formentera, Noelia Azqueta, informó de que está previsto comenzar a vacunar al grupo 7 que está formado por personas vulnerables con patologías y condiciones de riesgo alto de padecer la COVID-19. Dentro de este grupo, que en las Pitiusas está formado por unas 1.000 personas, se comenzará con los pacientes en hemodiálisis y la vacunación se irá ampliando progresivamente al resto de patologías. De hecho, ayer mismo comenzó en Formentera con la vacunación de tres pacientes de hemodiálisis y uno de oncología.
Asimismo, desde el miércoles 14 de abril se ampliarán las líneas del Recinto Ferial de Ibiza que pasarán de tres a cuatro, con dos líneas para vacunar con AstraZeneca y dos más para administrar la vacuna de Pfizer. Además, el fin de semana se alcanzarán las cinco líneas para administrar la vacuna de Moderna.
Sin miedo
Entre las personas que acudieron ayer a vacunarse al Recinto Ferial estaba Lidia Jovita Campoverde. Esta mujer aseguró que no tenía miedo a la vacuna y que cuando la llamaron ayer mismo hacia las 9.30 horas para decirle que si quería vacunarse a las 11.00 horas, prácticamente salió corriendo de casa. «En primer lugar hay que tener fe. Mucha fe en Dios y mucha fe en los médico», afirmó.
Tampoco tenía miedo Alfonso, si bien él se iba a vacunar con Pfizer, ya que tiene 75 años. «Si tuviese miedo no estaría aquí. Esto es algo por lo que hay que pasar para intentar que entre todos mejore la situación», argumentó.
María sí reconoció que había tenido algunos nervios a la hora de acudir a la cita: «Te entran dudas, pero al final es lo que hay que hacer». «Lo hablé con mi hija y me dijo que hay medicamentos que son peores y los toma la gente sin problema», añadió.
Un caso curioso fue el que vivió Isabel Fernández. Esta mujer se presentó en el Recinto Ferial sabiendo que posiblemente no la fuesen a vacunar. Ella todavía no tenía los 60 años, le faltaban 20 días, pero todavía no la habían llamado para cancelarle la cita que le habían dado la semana pasada. «No sé si me la pondrá, espero que sí porque yo le tengo más miedo al bicho que a los efectos secundarios», aseguró.
Fernández entró en el espacio de vacunación, pero cuando le pidieron su DNI se encontró con la negativa del personal que tomaba los datos. Le explicaron que había habido un cambio de criterio y aunque ella insistió en que no le tenía miedo a la vacuna y que quería vacunarse, finalmente se tuvo que volver a casa decepcionada.
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