La propia Guasch explicó a Periódico de Ibiza y Formentera que su plan está dividido en tres partes diferenciadas. En la primera se incluyen unos estudios previos integrados por un estudio histórico del inmueble, así como de los bienes muebles que alberga en su interior, y un estudio de las técnicas y materiales constructivos.
En la segunda parte ha llevado a cabo un análisis de deterioro y de los riesgos a los que está expuesto el templo, así como de los posibles factores que han llevado a esta situación. Algo que, según sus palabras, le ha permitido «establecer un diagnóstico aproximado de su estado de conservación».
Finalmente, en la tercera parte Guasch propone un plan de conservación «con unas propuestas de actuación y un plan de puesta en valor». En él se incluyen una serie de propuestas de musealización y un programa de interpretación del conjunto monumental y su entorno, abarcando elementos patrimoniales como la garita de vigilancia conocida como sa guaita, el río de Santa Eulària, el Molí de Ca'n Planetes, o el Museo Etnográfico de Ca'n Ros. Así mismo, en esta parte se incluyen el resto de iglesias-fortaleza que hay en las Pitiusas como las de Sant Antoni, Sant Miquel, Sant Jordi y la de Sant Francesc en Formentera, y con los que, según Guasch «quedaba establecida una corona de fortalezas junto con el Castillo de Ibiza».
Mejor, la conservación
En su proyecto Marga Guasch propone una estrategia de conservación frente a una de restauración. Se trata, según explicó a este diario, «de una opción que redunda en el bien cultural ya que si se lleva a cabo una adecuada estrategia o planificación de conservación preventiva no deberán realizarse tantas restauraciones, y, por tanto, su autenticidad será mayor». Al mismo tiempo, la investigadora aseguró que «el criterio máximo a respetar en cuestiones de Patrimonio es la autenticidad, y ello, con sucesivas y severas restauraciones a las que está sometido nuestro patrimonio, se pierde irremediablemente». En este sentido, la autora del estudio confirmó que «por regla general, los bienes patrimoniales se intervienen mucho, pero se conservan poco, a pesar de toda la legislación sobre protección de Patrimonio que ampara a un edificio como éste, considerado BIC».
Incluso, según se deprede del estudio de Guasch si se aplica un plan de conservación también se obtendrá un beneficio económico, ya que los proyectos de restauración son mucho más elevados económicamente en comparación con los de conservación. «Una restauración se lleva a cabo cuando el mal ya está hecho y el de conservación antes de que el factor de degradación actúe sin que sea, por tanto, tan necesaria».
Por otro lado, la investigadora también apuntó «que poner en valor un bien patrimonial aumenta la oferta cultural del municipio y de la isla en general, lo que resulta también beneficioso para su economía». Por ello, propone que, para respetar el criterio de autenticidad, «se establezca la recuperación de elementos originales del edificio que, con el transcurrir del tiempo y por diferentes motivos, se han eliminado o tapado, quedando ocultos y contribuir así a la recuperación de la identidad e historia del templo y a su respeto y comprensión».
«Conocer para intervenir»
Para establecer su plan, la historiadora de Santa Eulària ha aplicado el axioma del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) «conocer para intervenir».
Algo que le ha llevado a una intensa búsqueda de documentación histórica a través del Archivo Histórico Nacional en Madrid, el Archivo Histórico Nacional de Simancas en Valladolid, los Archivos Generales Militares de Madrid y Segovia, el Archivo General de la Administración en Alcalá de Henares, o el Arxiu del Regne de Mallorca en Palma de Mallorca, entre otros. Incluso ha realizado entrevistas personales para conocer en profundidad los hechos que llevaron a la quema del templo en 1936.
En este sentido, Guasch aseguró a Periódico de Ibiza y Formentera que «investigar y localizar documentación inédita sobre el Puig de Missa, el templo más estudiado de la isla después de la Catedral de Ibiza, ha supuesto un reto muy emocionante». Incluso, le ha permitido «rellenar alguno de los espacios vacíos en el puzzle de la historia de este maravilloso templo en colaboración con el párroco y encargado de la iglesia, los arquitectos Elías Torres y Toni Marí, y el Archivo del Consell Insular de Ibiza».
De hecho, gracias al esfuerzo conjunto ha creado «un registro cronológico de todas las restauraciones, reparaciones y rehabilitaciones desde 1996 hasta la actualidad y que no se había realizado aún». Un trabajo que, según Guasch, «puede servir para futuras intervenciones en el templo» ya que como confirmó la historiadora de Santa Eulària, «el Patrimonio no es sólo de las administraciones encargadas de su gestión, sino de todos nosotros ya que es parte de nuestra identidad». Y por ello, concluye, «tenemos la obligación de conocerlo y ponerlo en valor para transmitirlo a las generaciones futuras porque no puede quererse lo que no se conoce».
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