Gabriel Escarrer Jaume encarna a la segunda generación de la familia fundadora de la multinacional Meliá | miquel a. cañellas¶

Vicepresidente ejecutivo y consejero delegado de Meliá Hotels International desde 2009, Gabriel Escarrer Jaume encarna a la segunda generación de la familia fundadora de lo que hoy es una empresa multinacional que forma parte del Ibex 35, con presencia en más de 40 países y con más de 390 hoteles en cuatro continentes.
Profesional de trayectoria acreditada y reconocido como el sexto líder empresarial que genera más confianza, según el análisis de Marca España, ha dirigido junto a su equipo la profunda transformación cultural, tecnológica y organizativa que ha experimentado el Grupo Meliá, dotándole de una fortaleza financiera que le ha permitido capear con éxito algunos de los periodos más complejos para el sector, entre ellos la actual crisis del coronavirus.
Bajo su liderazgo, Meliá se ha posicionado como la séptima compañía con una gestión más sostenible del mundo, según el ránking elaborado por el Wall Street Journal, y a nivel sectorial es la compañía hotelera más sostenible de Europa y la segunda del mundo, según el Corporate Sustainability Assessment 2020. Desde enero de 2019 preside también la Alianza Exceltur para la excelencia turística. Hoy participa en la séptima edición del Foro Turismo Ibiza, donde analizará la colaboración público-privada como base para la recuperación turística y económica de Ibiza.

—La Bolsa se ha disparado esta semana con el anuncio de que las vacunas contra el covid podrían estar disponibles durante el primer trimestre de 2021, lo que ha transmitido a las empresas turísticas mayor confianza de cara a la próxima temporada. ¿Comparte este optimismo?
—La certeza de poder disponer de una vacuna segura y eficaz frente a la COVID en un medio plazo es la mejor noticia, pues representa realmente esa luz al final de un túnel que toda la humanidad está atravesando. Para nuestro sector, tras tantos meses de incertidumbre casi absoluta, representa además el inicio de una cuenta atrás para la recuperación, algo esencial para recobrar la confianza de los mercados, lo que ha permitido el optimismo en las bolsas de todo el mundo. Comparto plenamente este optimismo, pero mantengo la máxima prudencia, pues somos conscientes de que aún faltan muchos meses para que podamos tener un porcentaje de población inmunizada suficiente para eliminar las restricciones, al menos parciales, al turismo. Ante esta realidad, no debemos quedarnos parados a la espera de que la vacuna se extienda, sino que debemos aprender a convivir con la COVID mientras llegue ese ansiado momento, y ello implica establecer criterios y sistemas compartidos, por lo menos a nivel europeo, que nos permitan viajar, pero viajar seguros.

—¿Cree que esta luz al final del túnel significa que falta poco para la reactivación progresiva del turismo?
—Efectivamente, aunque, como le he dicho, nuestro optimismo ante la certeza de una solución se combina con la prudencia motivada porque faltan meses muy duros antes de poder emprender la recuperación. El problema es que para muchas empresas del sector, que están ya muy tensionadas, se hará muy difícil resistir este tramo final de la pandemia.

—El sector hotelero de Ibiza y Formentera prevé que el flujo de turistas vuelva de nuevo a partir de Semana Santa. ¿En el Grupo Meliá están trabajando con estas previsiones?
—Nosotros hemos estimado el inicio de una recuperación paulatina de la demanda en torno a la Semana Santa de 2021, si bien no esperamos retornar a los niveles de actividad de 2019 hasta 2023 o 24, lamentablemente.

—Durante el VII Foro Turismo de Ibiza, que organiza online el Ayuntamiento de Santa Eulària, participa en las ponencias sobre la necesidad de una colaboración pública y privada para la recuperación turística y económica de Ibiza. ¿Cómo se debería estructurar o materializar esa colaboración?
—A nivel general, desde Exceltur hemos tendido en todo momento la mano al Gobierno de la nación para trabajar juntos en la línea marcada por nuestro Plan Estratégico Renacer Turismo, tanto a corto plazo, con un plan de salvamento de la mayor parte del tejido empresarial viable del sector, como a medio y largo plazo, con una plan de transformación y reconstrucción de nuestro sector y nuestro modelo turístico. En este plan se recogen las grandes líneas que deben marcar la colaboración entre las empresas y las administraciones públicas para conseguir los objetivos de ese nuevo modelo, que persigue un cliente de mayor calidad y gasto medio, estancias más largas y menor volumen, una oferta más sostenible con menores emisiones y residuos, la puesta en valor de la identidad y diferenciación de cada destino, entre otras cuestiones. Creo que, justamente, con el Ayuntamiento de Santa Eulària, en Meliá tenemos un claro caso de éxito en la colaboración público-privada, ya que hace unos años decidimos acometer con el apoyo y respaldo (no financiero) del Ayuntamiento la renovación integral y el reposicionamiento de nuestros hoteles en la zona de S'Argamassa. Esta colaboración fue un ejemplo de ‘win-win' ya que el hotel, además de ser un éxito y una referencia en la isla, ha contribuido a elevar la reputación y el atractivo general del municipio, incrementando su oferta cultural (pues la obra incluyó la preservación de los restos romanos en el recinto del hotel) , gastronómica, de bienestar y de ocio, con el beach-club anexo. Creo que es fundamental seguir avanzando en esta línea, incrementar, en colaboración público-privada, la oferta de calidad, la diversificación y la identidad propia de nuestra oferta turística ibicenca, así como en la mejora consiguiente de la conectividad, la inteligencia y el marketing turístico y la promoción basada en una mayor capacidad digital de las empresas y los destinos, en las redes sociales, etc..

—¿Se deben realizar pruebas a todos los pasajeros nacionales e internacionales que llegan a las islas? ¿Colaborarían económicamente en este sentido?
—Desde el sector siempre hemos reclamado la creación de un sistema de viaje seguro, y ello implica el control de la situación epidemiológica en origen y destino, con la aprobación de criterios armonizados y un sistema de ‘semáforos COVID', el establecimiento de protocolos estrictos a lo largo de toda la cadena de valor turística, como el programa Stay Safe With Meliá que nosotros hemos creado, certificado por Bureau Veritas, para proteger la salud del cliente, y también su experiencia en el destino. Dicho esto, la realización de tests individuales a los turistas, con carácter masivo, en origen tanto a la llegada como a la salida, permitiría cerrar el círculo y completar los llamados corredores turísticos seguros, pero ante todo, estos controles deben ofrecer facilidades al turista, ser viables económicamente, y no desincentivar, aún más, el turismo. Creemos que la obligatoriedad de realizar pruebas PCR a todos los viajeros, con 72 horas de antelación, a la entrada y a la salida, representa un coste, un tiempo, y una complejidad que “de facto” dificultará mucho la llegada de turistas, y de hecho, el día que se anunció esta medida las reservas en Canarias descendieron bruscamente. En su lugar hemos propuesto la realización de tests de antígenos, que son fiables, más rápidos y económicos, a ser posible en los aeropuertos y puertos, y a todos los visitantes, no solo a los clientes de los hoteles. Para ello hemos reclamado la colaboración de Aena, que en estos momentos debe ser, más que nunca, un agente activo a favor del sector turístico.

—¿Canarias lo está haciendo mejor que Baleares?
—En el caso de Canarias, la diferencia fundamental es que allí está comenzando la temporada alta o de invierno para los europeos, y ello imprime una mayor urgencia a la política turística mientras que en Baleares tenemos que prepararnos para no equivocarnos de cara a la próxima Semana Santa y primavera. Creo que Canarias ha realizado un trabajo excelente en el control de la pandemia, pero en cuanto a la gestión de la crisis turística, no creo que la situación actual -donde confluyen una norma del Estado, que requiere pruebas PCR, con una norma autonómica que exige pruebas de antígenos, y que solo las exige a los turistas de hotel (lo cual no creo que sea muy riguroso ni seguro desde el punto de vista sanitario, ni desde luego equitativo)-, esté beneficiando al turismo. Creo que, en ambos casos, urge que los gobiernos actúen con mucha más coordinación y sentido común y en colaboración con el sector privado (tanto español como de nuestros mercados emisores, fundamentalmente el Reino Unido y Alemania) para, juntos, poder aprovechar al máximo esta compleja y atípica temporada, tanto en Canarias como en Baleares.

—¿Considera que el Gobierno está tratando al sector hotelero como correspondería por su aportación a la economía nacional?
—En absoluto. Antes de la pandemia, la insuficiencia de recursos presupuestarios para el turismo ya era un problema crónico de nuestras administraciones, pero ante una disrupción de dimensiones cósmicas como la COVID-19, muchos países de nuestro entorno, incluso con un peso mucho menor que España de la industria turística, han destinado más recursos, ayudas directas e indirectas, ventajas fiscales y compensaciones, así como estímulos al consumo turístico doméstico, que nuestro país. Pero no es sólo la tradicional reivindicación del sector hotelero: el propio comisario de Mercado Interior de la Comisión Europea, Thierry Breton, ha pedido que los países destinen al sector turístico al menos un 25% de los fondos de reconstrucción de la Unión Europea, y los Presupuestos Generales del Estado para 2021 han destinado ¡poco más del 4% a Comercio, Turismo y pymes!

—¿Están fallando los gobiernos central y autonómico en el control de la pandemia?
—Sin entrar en quién lo ha hecho mejor o peor, para lo que no me veo legitimado, sí creo que es evidente que a mayor coordinación, mayor control, y la dispersión de competencias y niveles de decisión, estrategias sanitarias, compras estratégicas, etc.. desde luego no nos ha beneficiado. Al igual que estamos reclamando que a nivel europeo se constituya una especie de ‘espacio Schengen sanitario' para poder reactivar los viajes seguros entre los principales mercados y destinos europeos, creo que con mucha más razón se debería haber homologado y centralizado, en la medida necesaria, la gestión y el control de esta pandemia en nuestro país.

—¿Qué previsiones de crecimiento y expansión tiene Meliá Hotels International?
—Nuestro proceso de expansión continua intacto, con más de 50 hoteles en el pipeline (con apertura prevista durante los próximos dos años), si bien se ha ralentizado algo durante 2020, debido a que lógicamente no se han podido firmar contratos que están en preparación y se han pospuesto muchas de las aperturas previstas para el año 2021. Creemos, además, que la crisis COVID hará aflorar un proceso de consolidación del mercado, donde cadenas fuertes, con marcas reconocidas, con capacidad de distribución y una fuerte base de clientes, tendrán importantes oportunidades para crecer. Por lo demás, nuestra estrategia de expansión a 10 años vista prioriza tres grandes regiones, que coinciden con tres de las mayores zonas de resorts vacacionales del mundo: la cuenca Mediterránea, el Caribe y el sudeste asiático, zonas donde ya somos una de las compañías líderes.

—¿Cambiará la forma de hacer turismo a partir de ahora?
—Ciertamente, el cliente ha cambiado, la sociedad ha cambiado, se ha hecho mucho más consciente, digital, y ha empezado a priorizar la seguridad como factor esencial. De igual manera, el mundo de los viajes se debe adaptar, y hay tendencias muy claras que ya hemos observado, como la propensión a los viajes domésticos y de corto radio, por encima de los de largo radio, el slow travel, etc. Además, en China, donde el turismo ya se ha recuperado prácticamente (dada la potencia de su mercado doméstico, que sí puede viajar con libertad) venimos observando unas tendencias muy claras y evidentes entre los nuevos viajeros, que serían la preferencia por el viaje familiar, viajes domésticos aunque sean de largo radio (dentro de China), boom de las ciudades secundarias y más tranquilas, viajes de grupos de alto nivel de gasto, auge del viaje de los jóvenes (generación Z o veinteañeros), nuevos hábitos de reserva y de consumo, como el menor desperdicio de comida y energía, nuevos modos de movilidad, con preferencia por el vehículo privado por carretera, etc.

—El número de hoteles de lujo ha aumentado notablemente en las Pitiusas en los últimos años. ¿Cree que este tipo de turismo seguirá creciendo?
—Ojalá que sea así, porque la elevación en la calidad de un destino es beneficiosa para todos; hace años que venimos aspirando a un turismo más rentable (tanto social como económicamente), más basado en la calidad que el volumen, que solo genera congestión con menor rentabilidad. Y los hoteles de lujo constituyen un reclamo para este turismo más selecto, de menor volumen y mayor gasto, que deseamos lograr para un turismo más sostenible.

—¿Qué países o destinos turísticos son realmente competidores de Baleares?
—Creo que, sobre todo, están países del Mediterráneo oriental como Grecia, sus islas, los Balcanes, por su apuesta calidad-precio-, y en menor medida Turquía. Pero las Islas Baleares tienen muchos atractivos que resultan imbatibles para estos destinos si sabemos cuidarlos y ponerlos en valor.

—En Ibiza se dice que su principal competidor es Mallorca, ¿qué le parece?
—Creo que el mayor acierto de Ibiza ha sido su apuesta por un claro posicionamiento, bien diferenciado de Mallorca y de Menorca. Y no hablo solo del ocio nocturno o diurno, sino de muchas más diferencias competitivas en el segmento de la náutica, el shopping, la gastronomía, el estilo de vida… También es positivo el movimiento que tanto Meliá como otras cadenas, como Palladium y otras, iniciamos hace unos años para reposicionar la planta hotelera ibicenca, y con ella la oferta complementaria de los destinos, de manera armónica con esa evolución” y mejora de la segmentación de la clientela que viene a la isla.

Un mensaje para sus clientes
—Quisiera asegurarles que la gente va a volver a viajar: de hecho, en cuanto hay una señal positiva en el mercado la demanda de viajes reacciona rápidamente, y es muy posible incluso que, cuando exista confianza sanitaria gracias a la vacuna, se produzca una rápida inflexión de la curva y una recuperación en uve o incluso en ele invertida. Pero mi mensaje es de optimismo prudente, pues todos queremos una recuperación sólida, consistente y duradera.