Danilo Martínez, ayer por la tarde en el pueblo de Sant Llorenç. | Marcelo Sastre

Los artistas de la isla de Ibiza se manifestaron el pasado jueves por la noche para denunciar la situación crítica que vive el sector desde que llegó el coronavirus. Participaron unos 250 unidos bajo el colectivo Alerta Roja Hacemos Eventos y dieron una lección de urbanidad, manteniendo la distancia de seguridad entre ellos y respetando las medidas de higiene decretadas por el Govern balear.

Entre sus demandas está el pedir más ayudas para reclamar el reconocimiento del sector del espectáculo y eventos, que se ayude a trabajadores por cuenta propia y ajena y a empresas con la prórroga de las prestaciones por cese de actividad «hasta su reactivación con un 100% de aforos», exenciones de impuestos o recuperación de ERTE. Algo muy necesario porque, según explicó ayer el promotor, músico y presidente de l'Associació de Músics d'Eivissa, Danilo Martínez, la situación es crítica.

¿Cómo afrontan los confinamientos de barrios de Vila y Sant Antoni?
—Pues igual de mal. En estado crítico. Es otro duro golpe pero no más que el cierre anticipado de hoteles o una temporada que no ha funcionado de la manera que esperábamos a causa del coronavirus.

¿Sienten que tienen el apoyo de las administraciones?
—Realmente creemos que no hemos tenido el éxito que esperábamos cuando mandamos una propuesta con un plan de reactivación cultural al Govern, al Consell d'Eivissa y a los ayuntamientos de la isla pero no nos vamos a dar por vencidos. Seguiremos insistiendo porque no se puede dejar morir al sector cultural.

¿Tan mal está el sector?
—El sector de la cultura y el de la música en directo está herido de muerte. La situación es crítica y solo se mantiene en pie porque muchos se niegan a darse por vencidos. A pesar de ello, ya son muchos los artistas profesionales que vienen a la asociación a preguntarnos cómo se gestiona el Ingreso Mínimo Vital porque sus ingresos durante esta temporada han sido casi nulos y temen no poder llegar a final de mes.

¿Entonces como ven el futuro?
—Muy negro. Se espera un otoño y un invierno muy complicado porque se han suspendido muchos eventos y no parece que se vayan a recuperar durante los próximos meses. La previsión es casi nula.

¿En qué consiste este plan de reactivación cultural que ustedes proponen?
—Fundamentalmente pedimos que las administraciones sigan cumpliendo con los presupuestos destinados a Cultura y Fiestas y que no se deriven a atrás áreas. Entendemos que se destinen a Servicios Sociales pero que no se deje de lado la organización de conciertos, monólogos u obras de teatro porque, de momento, no se ha conocido ningún rebrote ni ningún caso de contagio masivo en este tipo de eventos. Se que lo repetimos mucho pero es totalmente cierto, la cultura es totalmente segura, y los miedos que se tienen desde ciertas administraciones, de momento, es totalmente injustificado.

¿Cómo se puede revertir la situación?
—Nosotros llevamos mucho tiempo diciendo que esto es un tema que pasa por dos mundos, el del sector público y el del sector privado. Por eso pedimos al primero que ponga en marcha las condiciones necesarias para que desde los promotores privados se sientan seguros y confiados en poder organizar eventos. El Consell d'Eivissa y los ayuntamientos no pueden estar siempre organizando porque al final todo sale del bolsillo del ciudadano y por eso es básico que haya inversores y dueños de locales, cafeterías o restaurantes que se animen, como siempre se ha hecho con mucho éxito en Ibiza.

Pero, desgraciadamente, las restricciones son muy grandes y eso asusta...
—Es cierto y eso es un problema muy grande. Por ejemplo, tenemos el caso de Can Jordi, que siempre ha sido considerado uno de los grandes referentes de la música en directo en la isla de Ibiza. Todos los que hemos ido allí durante los últimos meses, después del estado de alarma, hemos visto el esfuerzo que se está haciendo por mantener las distancias y por cumplir con las medidas de higiene para que siga habiendo música en directo, pero ahora, con tanto control y por el miedo a las multas, han decidido no programar más conciertos. Es un ejemplo claro de que todos tenemos que poner de nuestra parte si no queremos que el mundo de la cultura se acabe muriendo.

También da la sensación de que hay bastante confusión sobre lo que se puede o no hacer. ¿Ustedes lo han notado?
—Por supuesto. Sin duda. A principios de agosto, desde el Govern balear se emitió una directiva y fue todo muy confuso. Prácticamente nadie entendía cuales eran las normas exactas, los horarios, las medidas... y eso también ha generado mucha incertidumbre. Y al final, la incertidumbre es muy negativa porque ha obligado a cancelar todo tipo de actividades culturales. No pedimos nada del otro mundo sino que las directivas y las normas sean claras y fáciles de entender para todo el mundo. Y sobre todo que sean iguales para todos.

¿Cómo está el tema de las ayudas con los tiempos tan duros que vivimos?
—Ese es otro problema. La cultura nunca ha sido un sector que se haya caracterizado por ser muy pesado a la hora de pedir ayudas pero ahora tenemos que serlo porque la situación es crítica. Hay mucha gente que lo está pasando mal y ahora, más que nunca, desde las administraciones no se nos puede dejar de lado.

La última, ¿se siente orgulloso de la buena imagen que dieron en la manifestación del jueves?
—Por supuesto, pero hay que dejar claro que desde l'Associació de Músics d'Eivissa no la organizamos nosotros. La apoyamos porque estamos de acuerdo al cien por cien con los motivos de la protesta y siempre podrán contar con nosotros. Pero sí, fue el reflejo de lo que es el mundo de la cultura actualmente, un mundo seguro en el que se respetan todas las medidas sanitarias y de distancia. Un mensaje para promotores públicos y privados para que confíen en nosotros. Esperemos que haya llegado.