De padre macedonio y madre andaluza, la compositora procedente de Mallorca, con más de siete álbumes en su discografía, numerosos conciertos, un montaje teatral y un programa televisivo sobre música, es todo un referente en el panorama cultural actual. A pesar de su juventud, su prolífica carrera ha permitido que la industria la encaje en un estilo muy concreto, el indie-rock europeo.
Para ella, la música es más que una etiqueta, es una «forma de expresarse» y un completo reflejo de la vida, por lo que «su estilo pasa por momentos muy diferentes»
—¿Qué le supuso el confinamiento laboralmente?
— Justo estábamos a punto de sacar un disco. Por lo que lo tuvimos que parar en seco. Ha sido una lástima porque llevábamos mucho tiempo trabajando en ello y con muchas ganas. En principio, todos los conciertos que estaban previstos para esas fechas, se han pospuesto y están a la espera de agendarlos de nuevo, lo que es una buena noticia, aunque no deja de ser un palo gigantesco. Pensábamos tener ya en el mercado un par de adelantos, al menos, pero ahora mismo está todo parado, hasta que veamos un poco de luz y podamos tomar decisiones en frío.
—¿Qué espera encontrar en este primer concierto en nueva normalidad?
—He hecho dos conciertos desde que se acabó el estado de alarma. Uno lo hice sola en Mallorca y otro con mi banda en Tarragona, como un bolo. Creo que nos estamos ajustando todavía, porque los asistentes están como en una cárcel con las mascarillas, separados de los suyos, separados del escenario… Es muy raro verlo todo desde arriba. En un concierto de rock, es un poco una presión porque no te puedes mover, ni bailar ni saltar… Aunque nosotros desde arriba vemos que hay gente ahí, debajo de eso que les tapa la cara, hay gente que tiene mucha hambre de música y de conectar con la situación y con los demás, igual que nosotros que estamos en el escenario.
—-Hubo muchos artistas que ofrecieron cultura de forma gratuita durante el confinamiento. ¿Cree que la sociedad valorará más a este sector desde eso?
—Yo no hice nada porque, como te he dicho, no tenia ni instrumentos. Subí una canción porque lo habría hecho, aunque no estuviéramos encerrados en casa. Yo no critico a nadie por hacer lo que quiera o que le salga, aunque a estas alturas del juego ya no se cómo se puede conciencia a la sociedad de que la cultura tiene mucho valor. Muchos han dicho que lo de regalar conciertos por Instagram era una buena idea, y yo pienso que igual deberíamos mirar un poco más allá. Yo vengo de una familia musical, donde la música siempre ha estado conocida como algo muy importante y por eso sé el valor que tiene pero sé que no es algo general. A nivel personal, la música me ha aportado mucho. Pero la gente en general no se suele plantear hasta dónde llega esa cultura. Y debería.
—Con todas las restricciones recientes, ¿cómo cree que afectará al futuro cultural del país? ¿Y concretamente al musical?
—Es todo muy incongruente y me molesta mucho. No podemos nosotros dar y dar y solo recibir restricciones a conciertos, y veamos que luego en Cádiz hay corridas de toros, donde los asistentes están pegados los unos a los otros e incluso sin emplear una mascarilla. O que vayas en autobús y lo mismo. ¿Qué sentido tiene eso y dónde queda el sector cultural?
3 comentarios
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Que vivan las subvenciones!! Cómo para desperdiciar los fondos públicos en algo tan superfluo... Arte para unos, aberración para otros
Totalmente de acuerdo contigo, también llevo mis inquietudes culturales en la intimidad, como la masturbación, cagar o sacarme lo moco. Pero me considero elite, más que nada para subirme la estima ahora que estoy en paro. Y eso.
Comentario elitista propio de muchos culturas. Un poco más de respeto al pueblo pues la mayoría de sus actividades las sufragamos con dinero público aquellos a los que denostan. Muchos son unos pedantes que van alardeando de Cultura y no son capaces de empatizar y entender que muchos llevamos nuestras inquietudes intelectuales con discreción como un acto personal y íntimo. Muchos de ellos son incapaces de entender que a diferencia de ellos, muchos no tenemos un respaldo económico de familiares que nos obliga a buscar nuestra supervivencia y a dedicar nuestro tiempo a tareas menos poéticas.