Marcos Serra posa frente a un cuadro de la iglesia de Sant Antoni. | Daniel Espinosa

Desde la ventana del despacho de Marcos Serra se ven dos ferris atracados junto a la estación marítima. Dice que ve siempre dos o tres. Llegan sin pasajeros ni vehículos tras la moratoria al desembarco de vehículos en el puerto establecida por el Govern. Su imagen contrasta con las pequeñas embarcaciones de pesca y de recreo que pueblan los amarres del Club Náutico.

—¿Cree que este año supondrá un vuelco para el modelo turístico de Sant Antoni o volveremos a lo que había?
— Sant Antoni ya está cambiando, lleva años cambiando poco a poco. La planta hotelera está haciendo muy buen trabajo y quizá este paréntesis ayude a que los empresarios se animen a cambiar el modelo turístico, que es lo que queremos desde el equipo de gobierno. Esperamos que sí. Tenemos un plan de embellecimiento del casco urbano que esperamos poner en marcha durante el invierno 2021-2022. La idea es embellecer el casco urbano y con ello incentivar un cambio del modelo turístico para que los empresarios diversifiquen sus negocios.

—¿Ve esa misma voluntad de cambio en el sector empresarial?
— Hablamos mucho con los empresarios y los vecinos. Creo que la gente de Sant Antoni cree en el proyecto que tenemos para el municipio. Estoy seguro de que conseguiremos diversificar el modelo de negocio. Espero que el potencial de Sant Antoni salga a relucir en pocos años.

—¿Era necesario cerrar el West End?
—Visto lo que ocurre en otras zonas de la isla, sigo viendo esta medida injusta. He visto otras zonas de Ibiza donde hay masificación de gente, no se respetan las distancias de seguridad y si antes creía que era una arbitrariedad ahora lo tengo claro. En Sant Antoni dependemos del turismo británico y con la cuarentena impuesta prácticamente no ha venido. Creo que no hubiera habido tanta aglomeración en el West End que ha habido en otras zonas de la isla.

—Vila está preocupada precisamente por estas aglomeraciones, ¿no cree que aquí se hubieran producido?
—No se puede saber. Se prohibió abrir el interior de los locales y sólo se permitieron las terrazas. Aquí hay locales pequeños con terrazas de pocas mesas, por lo que muchos ni siquiera hubieran abierto. A lo mejor era necesario, pero si lo era también debió hacerse por el mismo motivo en otras zonas de Ibiza y de Baleares. Lo que no me parece correcto es la discriminación que se hace desde el Govern a esta zona que desde el Ayuntamiento tenemos la intención de cambiar y renovar. Queremos incentivar que los empresarios cambien su modelo de negocio. En la zona de Cala Gració hay hoteles que están subiendo de categoría, dentro de Sant Antoni se están haciendo nuevos hoteles boutique… todo ello, la inversión municipal de la mano de los empresarios, creo que llevará a que veamos en los próximos años en Sant Antoni un gran cambio.

—¿Ese cambio implicará también buscar clientes más allá del mercado inglés?
—Esta cuarentena impuesta a los británicos nos ha demostrado que depender en gran parte de un solo mercado hace que cuando este cae la economía se vea muy perjudicada. Vamos a trabajar por esa diversificación de mercados. Este año se ha hecho muy buen trabajo en materia de promoción turística, quizás más que en los anteriores cuatro años. Se ha ido a Madrid Fusión, en la World Travel Market hicimos un desfile de moda Adlib promocionando el casco histórico de Sant Antoni con un vídeo muy bonito, promocionamos los eventos deportivos, tenemos una nueva web de turismo y hemos apostado fuerte por la gastronomía aprovechando que contamos con una estrella Michelin y un Sol de Repsol.

—Veo un ferri junto a la estación marítima de Sant Antoni, ¿no había una moratoria de su llegada?
—Los ferris nunca se han ido de Sant Antoni. Los veo muchos días. El 31 de diciembre de este año finaliza la moratoria que se aplica a la llegada de tráfico rodado en ferrys. A las navieras no les sale a cuenta venir sin carga de vehículos pero ferris han ido llegando, entran y salen pero no llevan pasajeros.

—¿Por qué llegan entonces?
—Quizás sea por costes de operatividad, llegan vacíos pero siguen atracando en Sant Antoni.

—¿Seguirán adelante con esta prohibición?
—Nosotros queríamos hacer una consulta ciudadana para que sea lo que el pueblo quiera y lo mejor para Sant Antoni. Si lo mejor para Sant Antoni es que haya ferrys, que los haya y si lo vecinos quieren que no haya ferris, que no los haya. Pero si no se cambia la ley no se puede hacer una consulta ciudadana sobre un tema en el que no tenemos competencias. Quien decidirá sobre este tema es Ports de les Illes Balears (IB), de quien es competencia el puerto. El Ayuntamiento puede posicionarse de un modo u otro pero serán ellos quienes decidan.

—¿Y qué quiere hacer Ports IB?
—Me consta que su voluntad es que haya tráfico de ferris y abrir el puerto. Al parecer hubo mucha presión por parte del equipo de gobierno anterior para que se hiciera esta moratoria pero algunos miembros del Consejo de Administración se llegaron a ausentar de la votación porque no estaban de acuerdo con esta presión que se hizo desde Sant Antoni. No sé qué decidirán ahora, no sé si sucumbirán a las presiones o abrirán.

—Pidieron hace un par de meses al Consell que regulara el concepto de ‘beach club'. ¿Qué es un ‘beach club'?
—Es una gran pregunta, nadie sabe darle una definición exacta. No deja de ser muchas veces un restaurante con música elevada en el exterior. También depende de la línea de negocio que quiera seguir el empresarios.

—Cuando se regulen, ¿habrá ‘beach clubs' en Sant Antoni?
—La regulación se llevará a cabo por acuerdo del Consell d'Alcaldes para toda la isla. No se entendería que en una isla tan pequeña haya diferentes regulaciones en este ámbito. Regularlos no significará prohibirlos, significará limitar sus horarios y lo decibelios de música que puedan emitir.

—¿Considera que se ha gestionado bien el expediente al Bam-bu-ku?
—Se ha actuado perfectamente. El expediente ha seguido el procedimiento habitual. Ha habido discrepancias entre algunos técnicos, pero es algo que sucede en otros expedientes. Finalmente unas obras que se hicieron si licencia se precintaron. Se hizo política por parte de la oposición de este tema, pidió acceso al expediente abierto y lo filtró a la prensa como si nosotros no hubiésemos actuado. Hay muchos expedientes abiertos. Hay expedientes de obras de viviendas ilegales que la oposición podría pedir, hacer públicos y decir que el Ayuntamiento no ha actuado, pero no es así. Sencillamente es que los expedientes llevan un proceso. Es lo que ocurrió con este establecimiento. La oposición cogió un expediente abierto en el que todavía había que dirimir cómo actuar, pero no es que el Ayuntamiento no hubiera actuado. Urbanismo tiene sus tiempo y va lo lento que va, por desgracia.

—La reducción de plazos en el departamento de Urbanismo fue una de las piedras de choque de su proyecto de legislatura, ¿han avanzado algo?
—Va lenta, pero avanzando. Los atascos de más de dos años que había no se pueden solucionar en un año. Estoy muy contento con el actual concejal de Urbanismo, Miguel Ángel Costa, hemos contratado nuevos arquitectos, personal administrativo y algún técnico de administración general para que dé apoyo a este área. Espero que el año que viene empecemos a ver resultados. Durante los primeros meses de legislatura dimos licencias grandes a hoteles para hacer reformas. Es una de las patas del cambio de modelo turístico de Sant Antoni y nos esforzamos para poder dar estas licencias y que se pudieran reformar el pasado invierno. Lo conseguimos y estos hoteles han podido subir de categoría.

—Hablamos mucho de turismo, pero este mes han puesto en marcha un nuevo mercado agrícola, ¿la agricultura tiene futuro en Sant Antoni?
—El sector primario es imprescindible. La Cooperativa de Sant Antoni trabaja junto al área de Comercio de Joan Torres y se ha hecho un gran trabajo. El Mercat de sa Cooperativa ha tenido mucho éxito, los payeses no esperaron tener tanto éxito, se tuvo que reponer varias veces. Es una iniciativa que ha tenido muy buena acogida tanto entre la gente de Sant Antoni como del resto de la isla. Tenemos un producto muy bueno y la gente cada vez más quiere comprar un producto de aquí y de calidad. Es un sector con futuro.

—Este año se reducirán los ingresos del Ayuntamiento por las exenciones en algunas tasas y hay mucha necesidad de ayudas en la ciudadanía, ¿sin el remanente podrán afrontar estas cargas?
—Es verdad que en el área de Servicios Sociales hemos dado la máxima partida de la historia del municipio, casi un millón de euros. Estamos muy involucrados en este área y hemos reforzado la plantilla. También es cierto que no se ha cobrado la ocupación de vía pública para ayudar a los empresarios y hemos dado ayudas extraordinarias para el alquiler o para autónomos. Evidentemente todo esto provocará un descenso de más de dos millones de euros en el presupuesto que teníamos previsto. En Sant Antoni gobiernan tres partidos, PP, Ciudadanos y PxE. Todavía no tenemos claro que haremos respecto a los remanentes. Creemos que cuando la propuesta de Hacienda para su uso se tenga que convalidar en el Congreso habrá cambios. Hemos pensado esperar a la primera quincena de septiembre para tomar una decisión por si hay modificaciones. En ese momento decidiremos si le entregamos el remanente al Gobierno. Pero quiero dejar claro que no estoy de acuerdo con este chantaje que hace el Gobierno de España con el beneplácito de la FEMP, que debió defender los intereses de los municipios. No veo justo que el dinero de los portmanyins se vaya a Madrid.

—¿Pero el equipo de gobierno valorará participar en la propuesta de Hacienda?
—Lo valoraremos si hay cambios. Tal y como está ahora veo difícil que participemos. Pero esperemos que se hagan estas modificaciones y podamos disponer del remanente.

—¿Emprenderán medidas para evitar macrobotellones en Ses Variades como los de la semana pasada?
—El Ayuntamiento ya estátrabajando en ello. En seguida que se detecta que hay zonas con botellones actúa y denuncia. Se han puesto varias denuncias por ello. Es un tema complejo. Es difícil controlar a la gente joven que está de vacaciones. Es un problema con el que se enfrentan muchos municipios de España. Cada vez que detectemos un botellón en alguna zona irá la policía y esperamos que se consiga disuadir para que dejen de producirse estas acumulaciones de gente que puedan acabar en contagios.

—Pidieron ayuda al Govern por este tema, ¿han obtenido respuesta?
—Sí, el Govern ha llevado a cabo alguna actuación puntual en algunos establecimientos. Pero también es verdad que a veces se legisla sin contar con los elementos necesarios para hacer cumplir esta legislación. Esto mismo nos ocurre con los fondeos de posidonia y por ello aprobamos en el último pleno pedir ayuda al Govern para aumentar este control. En cala Salada por ejemplo teníamos previsto un campo de boyas ecológicas, precisamente para controlar estos fondeos y no nos dan licencia para el proyecto ni envían personal de apoyo para controlar. Lo mismo pasa con esto. Dicen que nos apoyarán con inspectores pero luego no llega el personal que nos hace falta.

—¿Y ustedes tienen previsión de ampliar la plantilla de Policía Local?
—Han salido este año cinco plazas de policía nuevas, el año que viene prevemos sacar más. También hay jubilaciones y cambios de destino continuamente, pero nos esforzamos en tener la plantilla al máximo.

—¿Qué tal es la relación del tripartito?
—Nos llevamos bien, tanto con Joan Torres como con José Ramón Martín. Hoy (por el jueves pasado) tenemos una reunión para tratar varios temas y llegar a consensos. Cuando hicimos el pacto definimos los temas más importantes de la legislatura y estamos siguiendo esa hoja de ruta. Siempre puede haber modificaciones o asuntos nuevos pero cuando hay discrepancias se llevan bien.

—En la anterior legislatura hubo muchas tiranteces con Joan Torres, ¿les plantea muchas exigencias?
—Joan Torres es una persona exigente, lleva muchos años como concejal en el Ayuntamiento de Sant Antoni, tiene sus ideas y es exigente con ellas. Pero entiende que somos un equipo de tres partidos y al final cuando José Ramón o yo ponemos sobre la mesa nuestros planteamientos intentamos llegar a consensos. Se hace una pequeña votación a tres y decide la mayoría, pero hasta ahora siempre las discrepancias han sido de poco calado.