En 1974, tiempos en que se puso de moda el tanga, la Princesa Meralda Caracciolo me invitó a ir a Formentera. Por aquel entonces no había yates. Nos subimos a una pequeña lancha y al cabo de un rato vi un impresionante barco.
Pensé que era de Trasmediterranea. Pero era el fantástico yate Marala de Robert de Balkany y de su esposa la Princesa Mª Gabriela de Saboya, hija del último Rey de Italia. Con ellos estaban el Rey Simeón de Bulgaria y la Reina Margarita.
¡Yo subí a bordo en tanga! ¡Y les saludé muerto de la vergüenza! Se hicieron fotos conmigo. Y desde entonces nos hicimos muy amigos. Y esa misma noche los llevé a bailar a Pacha. En mi documental, la Princesa cuenta esa anécdota del tanga riéndose mucho.
Realeza.
Mª Gabriela es una enamorada de Ibiza. En 1987, separada de su marido, compró un terreno aquí. Y en 1989 construyó una gran casa.
Juan Carlos de Borbón, de adolescente, coincidió en el exilio en Estoril con una jovencísima Mº Gabriela y se enamoraron. Ella fue el primer amor del Rey emérito, que quiso casarse con la joven princesa italiana. Mantuvieron siempre una buena amistad.
Don Juan Carlos visitó a Mª Gabriela y a su familia alguna vez en Ibiza. Y le regaló la palmera que preside la entrada de la casa.
Con los años, la Princesa Mª Gabriela tuvo dos importantes pretendientes más: El Sha del Irán y el Rey Balduino de Bélgica. Y, refiriéndose a la posibilidad de haber sido reina, siempre dice: «¡De buena me libré!».
Cada vez que llega a la isla me llama y nos vemos. Vive con su pareja Giovanni Rondanini, en Ginebra, donde la entrevisté para la revista HOLA.
Me encantan el carácter amable y la personalidad de esta gran mujer tan culta y simpática, que se ha codeado con importantes personajes de todo el mundo.
Actualmente, preside la Fundación Humberto II y Maria José de Saboya, sus padres. Y ha colaborado en la publicación de varios libros y catálogos sobre la historia de la familia Saboya.
Desde hace treinta y un años disfruta de su casa en Ibiza, en compañía de amigos, su hija, su yerno y sus cuatro nietos.
1 comentario
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Saboya? Pues se dejara una buena pasta en el planchista!