Ninguno de los fieles amigos de Can Jordi quiso perderse la presentación . | Marcelo Sastre

El paso de los años no ha afectado a Can Jordi, el emblemático bar de la carretera de Ibiza a Sant Josep, y es que su dueño, Vicent Marí Torres, hace lo imposible para que este templo de la música en directo y la buena cerveza, sea día tras día el refugio de los que, fieles, llevan acudiendo años.

Desde que empezó, al principio como una tienda de abastos y totalmente excluido de las discotecas y terrazas de lujo, ya tenía una identidad muy marcada. Su autenticidad no ha cambiado desde entonces: un bar de amigos en el que sentarse un sábado por la tarde a ver pasar las horas, con pa amb oli y una cerveza en la mano. O un lugar donde dejarse las cuerdas vocales cantando tu canción preferida. Y un reflejo de todos esos años ha sido 10 anys de revolució cultural, el libro que acaban de editar en el que se recogen los testimonios de más de 60 artistas locales, nacionales e internacionales que han vivido desde dentro la evolución de Can Jordi como local de conciertos en la última década y como institución en la isla.

Y es que esta manera de denominarlo no es para menos: casi 1.000 conciertos en directo les avalan y les convierten en el «templo del rock», como lo clasificó ayer Vicent Marí.
El actual dueño no duda en definirse como «una tiendecita de gente humilde o un bar de carretera», aunque destaca que la clave de su éxito está en «la gente que viene y hace grande Can Jordi», entre los que se puede encontrar turistas, ibicencos, amantes del rock, o simplemente «gente despistada» que se acerca a comer algo rápido.


El libro
De la mano del periodista Xescu Prats, autor de los textos; Joan F. Ribas, el fotógrafo; o Untaltoni (colaborador de Periódico de Ibiza), el autor del cómic que ilustra las páginas centrales; se hace un recorrido histórico de este local de conciertos y aportan una visión general sobre la música de la isla y su evolución.


Entre sus páginas, podremos encontrar los testimonios de, por ejemplo, el teclista de los Foo Fighters, Rami Jaffe o la violinista Jessy Greene. Estos, junto con los artistas locales, dan su visión sobre la promoción de la música en directo y la cultura que ha llevado a cabo Can Jordi en los últimos años.


Está claro que, después de más de 100 años, la fórmula mágica de Can Jordi funciona: pasión por el blues y por el rock en un lugar icónico, donde subes al escenario y parece que estás ante miles de personas en un macroconcierto, donde la esencia te envuelve y se te olvida que estás en un local de carretera. La catedral del rock, la casa de todos.