José Luis Zoreda, vicepresidente ejecutivo de Exceltur, minutos antes de la entrevista con Periódico de Ibiza y Formentera.

José Luis Zoreda, vicepresidente ejecutivo de la asociación de empresas turísticas Exceltur, tiene claro que las Pitiusas capearán la crisis económica generada por el coronavirus. Afirma que el posicionamiento mundial de Ibiza sigue siendo muy potente y anima a los hoteleros a no caer en la tendencia de bajar precios porque, más adelante, es complicado recuperarlos. Zoreda exige al Gobierno que flexibilice más los ERTE turístico y considera una «irresponsabilidad» que el Govern mantenga la ecotasa pese al difícil momento que atraviesa el motor económico de Baleares.

—¿Cuándo cree realmente que podremos dar por iniciada la temporada turística en Baleares y Pitiusas?
—El punto de partido lo tenemos desde que el presidente del Gobierno abrió la puerta al turismo extranjero el 1 de julio; fue un anuncio muy reciente. Probablemente, haya sido la mejor campaña de comunicación que haya tenido España en los últimos meses después de la cuarentena que se estableció, que fue un jarro de agua fría para muchos operadores turísticos y se consideró que España había dado un portazo al turismo de verano. El anuncio del 1 de julio tuvo un efecto muy positivo porque al día siguiente se recuperaron los ritmos de reservas. Nos han dicho el 1 de julio, pero a día de hoy, entrando en la segunda semana de junio, aún no sabemos en qué condiciones ni cómo podrán entrar los turistas. Estamos pendientes de saber si habrá un acuerdo único de la UE que regule o no la libre circulación de ciudadanos europeos, que sería volver al acuerdo Schengen. Como plan ‘b' tendríamos que estar trabajando en acuerdos bilaterales con países. Lo ideal sería un marco único en toda la UE, pero sabiendo lo despacio que van a veces estos temas administrativos se deberían trabajar en acuerdos bilaterales con países. El turista tiene que saber cómo podrá viajar y, a su vez, el operador tendrá que saber si se podrán materializar las reservas o no. Había una idea de plan piloto con Baleares, fundamentalmente con Mallorca y con TUI, que están negociando y trabajando muy intensamente con el Govern; está todo preparado, pero falta saber las condiciones de la UE y, si no se consigue a nivel europeo, por lo menos el Gobierno español debería estar trabajando para conseguir acuerdos bilaterales con Alemania y Reino Unido. En el caso de Ibiza, hay mucha dependencia del mercado británico.

¿Cómo se presenta? Depende de las condiciones; hay un mar de incertidumbre, pero sí que puedo decir que poco a poco las ganas de viajar van superando al miedo de hacerlo.

—¿Es partidiario de que se hagan test de coronavirus a los turistas en origen y destino?
—Todas las cautelas y precauciones sanitarias que se tomen y sean aceptables por ambos lados son bienvenidas. Lo único que diría entonces es que se deben establecer los protocolos y procedimientos para que no se nos eternicen miles de turistas en el hall del aeropuerto de Ibiza esperando la respuesta de la prueba. Emiratos Árabes Unidos tienen hipertecnificado el paso de turistas por el aeropuerto, muy controlado, con cámaras que desinfectan. Hay que tomar medidas de prevención y precaución con unos procedimientos técnicos muy sofisticados que aceleren el proceso de todas estas inspecciones porque si no puede eternizarse. Los test en origen son mucho mejor que en el destino, pero tendrá que estar de acuerdo el turista en hacérselo y habrá que ver quién corre con el coste, si se le incluye en el paquete de viaje, si se lo hace él por su cuenta...Es imprescindible también automatizar los aeropuertos; tenemos a AENA que gana fortunas con el sector turístico español y distribuye más de mil millones en dividendos y esto es algo insólito. No sería razonable que con estos números estuviera ahorrando en inversiones en tecnología. Los procedimientos de seguridad en el aeropuerto elevarían enormemente la sensación de seguridad de España como destino turístico seguro.

Las medidas del aeropuerto de Abu Dabi.

—Toda Baleares dependen del turismo, pero más Ibiza y Formentera. ¿Tardarán más las Pitiusas en salir de la crisis postcoronavirus?
—Ibiza es un lugar privilegiado y preferencial y tiene unos atributos diferenciales únicos. Ilusión por venir a Ibiza no va a faltar; lo que se tienen que definir son las condiciones y normativa de entrada y salida y ver si éstas estarán a tiempo. También se debe definir una cuestión de carácter operativo y es el tema de de que muchos establecimientos turísticos están en un suspiro por las condiciones de los ERTE que no son las idóneas para el sector turístico. Hay que flexibilizar los ERTE. Si el riesgo que tengo abierto es mayor que estando cerrando, me quedo cerrado hasta el año que viene y el problema es que ya hemos perdido mayo y abril como meses de pretemporada y julio será como mayo.
También tenemos que tener en cuenta que no nos tenemos que obsesionar con el flujo de turistas; hay que obsesionarse con el gasto que hacen en el destino. En Ibiza, el efecto multiplicador del gasto turístico es bastante superior al de Mallorca y Menorca. Esto significa que con menos actividad hay un efecto multplicador mayor, lo cual no quiere decir que no se vaya a sufrir en las Pitiusas. Creo que es una de las ventajas que tiene Ibiza y es que tiene que jugar con esta posicionamiento diferencial que la define.

—El Govern tiene previsto usar fondos de la ecotasa para la crisis del coronavirus, además mantiene que el impuesto se seguirá cobrando a los turistas este año.
—En estos momentos, con la que está cayendo, querer cobrar la ecotasa es una enorme irresponsabilidad. Actualmente, la mejor ayuda al bienestar social que se le puede prestar a la sociedad balear es asegurar la supervivencia del tejido empresarial, que es el que alimenta el estado del bienestar. La mejor certeza y ayuda es asegurar la continuidad empresarial, que es la genera empleo. Una de las maneras de asegurar esta supervivencia empresarial es reducir las cargas y gravámenes que me puedan venir en estos momentos porque si me ahogo, al final terminaré cerrando y ni se cobrará ecotasa ni se habrá generado empleo ni se habrán generado impuestos para cubrir seguridad social y pensiones.

—¿Acabará el Gobierno alargando los ERTE turísticos?
—El turismo no ha estado en la agenda política como un sector prioritario hasta principios de mayo que los medios de comunicación, nacionales y locales, lo han puesto como máxima prioridad de la opinión pública española; los medios abrieron el debate sobre qué pasará con el turismo y fue entonces cuando se empezaron a ver unas sensibilidades políticas hacia el turismo que antes no estaban. Esperemos que entiendan que es imprescindible esta flexibilidad en los ERTE porque nos podemos encontrar que sea peor el remedio que la enfermedad, que no se abra y vayan todos al paro y las pérdidas de empleo y económicas serían monumentales. Debería existir un plan de apoyo específico y muy potente para el turismo, que incluya ayudas financieras y fiscales y la extensión y flexiblización de los ERTE; se tiene que hacer ahora o nunca porque no estamos en enero para dejar pasar el tiempo. El momento es ahora. Desde Exceltur pedimos que entre 28.000 y 30.000 millones que van a venir de la UE se dediquen al turismo únicamente.

—En la última crisis económica, Ibiza supo reinventarse y reposicionarse con nuevos productos. ¿Debe hacerlo ahora?
—Nosotros participaremos en la comisión de reconstrucción del Congreso, que somos la única institución que hablaremos del sector turístico. Una de las cosas que voy a contar es que España, antes de la crisis de coronavirus, tenía una pérdida de competitividad en términos generales y esto nos obligaba, aunque no hubiera habido coronavirus, a repensar el modelo turístico a medio y largo plazo, pero hay algunos lugares que son una excepción. Ibiza ya se ha reinventado en la dirección correcta de jugar a la diferenciación, elevar el nivel de calidad de toda su oferta, aspirar no tanto a volúmenes de gente sino a otros que dejen más valor añadido. Tiene que seguir apostando por mejorar sus elementos diferenciales, que este año quizá no puedan ser la música o las discotecas, pero no por eso Ibiza debe reiventarse porque está muy bien posicionada mundialmente. Ha conseguido tener unos atributos que a algunos les gustarán más o menos, pero en clave de glamour, moda, hedonismo, música, playas, oferta de hoteles de calidad...colocan a Ibiza como un punto singular en el mundo que yo, particularmente, no he visto otro sitio igual. Ibiza ya vivió una transformación y no creo que pierda el liderazgo en la rentabilidad per cápita del país. De hecho, es un magnífico ejemplo de cómo reposicionar un destino con unas singularidades que lo hacen único.
Hay que seguir en esta misma línea porque esto va a pasar. Si fuera otro lugar de España sí que diría que hay que dar la vuelta al calcetín, pero no es el caso de Ibiza. Hay que tener en cuenta que esta crisis no es de demanda sino que ha venido sobrevenida y que, tal y como vino, pasará.

—¿Deben los hoteleros pitiusos bajar precios ante la incertudimbre turística que existe actualmente?
—Bajar precios es la peor estrategia que puede seguirse en un destino diferenciado como es Ibiza. Cuando vendes café con leche igual que el vecino, el único elemento diferenciador es le precio. Pero Ibiza tiene una cantidad de atributos que la hacen única y no debería caer en la trampa de tirar precios, quizá hacer algún ajuste o promoción inteligente. Pero si empiezan a tirar precios bajará la rentabilidad social y económica porque si bajan precios habrá que recortar costes, si recortan costes, se recorta calidad y cantidad del empleo y, por tanto, se empeora la prosperidad del conjunto de la isla. Esto es la teoría, pero si estoy muerto de hambre a lo mejor no me queda más remedio que malvender. Aún así intentemos no jugar bajo ningún concepto bajando precios. Ibiza tiene que resistir porque una vez que bajen los precios es tremendamente difícil volver a subirlos.

—En Mallorca, cerca de 300 hoteles abrirán en julio. En Ibiza, aún se desconoce la cifra. ¿Hay demasiada prudencia?
—Me consta que hay ganas de abrir, pero faltan definiciones para hacerlo. En el caso de Ibiza, es primordial saber qué pasará con el mercado británico, si llegarán los últimos o serán los proscritos de la pandemia, y qué conectividad aérea habrá. Hay ganas de abrir, pero existen muchas cautelas. Demanda habrá, pero no igual que en la temporada pasada. Ibiza puede darse con un canto en los dientes si consigue un 60% o un 70% de ocupación este verano, aún así creo que no llegará y en Baleares en general tampoco, pero es un buen horizonte porque ahora mismo estamos a cero y el cero es la nada.

—En Pitiusas se está impulsando una campaña para ‘ganar' el invierno. ¿Ve realmente factible la desestacionalización en Ibiza y Formentera?
—Es posible, sí. Pero no hay que obsesionarse porque el volumen de llegadas no será como en verano ni temporada baja. Ibiza es un lugar maravilloso con diferentes microsegmentos, como el deporte o los paisajes o la gastronomía. Muchos microsegmentos hacen un volumen razonable de turistas. En el sector turístico español hemos estado obsesionados durante muchos años en batir récord de llegadas de turistas y esto no es sostenible ni deseable por una parte de la sociedad local. Microsegmentar es el camino, no batir récords.

—¿Hacia dónde debe centrarse ahora la promoción turística de las Pitiusas?
—Lo que tienen que vender es confianza y comunicación. España en su conjunto no somos el país que a nivel de la UE tengamos la mejor imagen de cómo hemos controlado la pandemia; tenemos la imagen de que somos una colección de zombies infectados hasta el tuétano, parecido a los italianos. Tenemos que vender seguridad y confianza. En el caso de Ibiza y Formentera, no se han registrado tantos casos y hay que vender y posicionar que se trata de un entorno seguro, más que promocionar lo de siempre. El mensaje es que Ibiza y Formentera es igual a un lugar seguro.

—¿La temporada 2021 será normal?
—En cuanto aparezca la vacuna, la sensación de inseguridad y pánico se perderá como le perdimos el miedo al ébola o a la gripe, que no nos restringen los viajes y la vida cotidiana. Esperemos que la vacuna esté el año que viene y todo vuelva a la normalidad.