Uno de los conductores interceptados durante la prueba de confirmación del test de alcoholemia en la Unidad de Atestados de la Policía Local de Sant Josep.

«Ha dado usted positivo en cocaína y cannabis. No puede seguir conduciendo». 00.15 horas de ayer. Intersección de la avenida Sant Agustí con la calle Albacete, Cala de Bou. Dos meses después del decreto del estado de alarma, un dispositivo de la Policía Local de Sant Josep retomó los controles de alcoholemia. Estamos en fase 1 de desescalada y la noche parece tranquila, pero en cuestión de minutos se acumula el trabajo. A unos metros de distancia del joven conductor que ha dado positivo en drogas se encuentra una chica que ha dado positivo en alcohol. Tiene que esperar para que le realicen un segundo test. Mientras, en la furgoneta de la Unidad de Atestados otro hombre es sometido a un exhaustivo examen. En el test indiciario ha arrojado un resultado positivo penal (0,70 mg/l).

«Durante las ocho primeras semanas de estado de alarma se pararon los controles y registramos un repunte de casos de accidentes con abandono del vehículo. No obstante, en ese periodo registramos 56 alcoholemias, veinte de ellas penales, y una o dos drogas diarias para un total de 41 drogolemias», relató el jefe de la Policía Local de Sant Josep, José Granados, quien recuerda más de un caso en el que «el conductor positivo fue a recoger el coche al depósito todavía en evidente estado de embriaguez».
En torno a las 01.00 horas, hasta el punto donde se despliega el control llega una joven para hacerse cargo del coche del chico que dio positivo en ‘coca' y cannabis. «En estos casos lo que hacemos es realizar una comprobación de pupilas a la persona que se va a poner al volante de un vehículo inmovilizado», indicó Granados.
El control movilizó a un total de nueve agentes -uno de ellos en prácticas- y se realizó siguiendo los nuevos parámetros de seguridad impuestos a raíz de la explosión de la pandemia del coronavirus. El oficial apunta que los controles de drogas son los habituales porque «al manejar saliva en bote cerrado ya conllevaban unas medidas de seguridad». En el caso de las alcoholemias, los agentes llevan boquillas de un solo sentido: «solo utilizamos las de soplar, no estamos usando las que también aspiran», explica Granados, junto al teniente de alcalde y concejal de Policía Local, Ángel Luis Guerrero, quien subraya que el conductor no toca el aparato en ningún momento, solo la boquilla que es de un único uso. «No hay riesgo», remarcaron antes de añadir que cada diez pruebas los agentes limpian los aparatos, así como sus manos y antebrazos.

Todos los agentes van provistos de sus Equipos de Protección Individual (EPI) que incluye guantes y mascarilla. La plantilla también dispone de pantallas de protección, pero su uso es más limitado porque se empañan, advirtieron.
El jefe de la Policía Local de Sant Josep recuerda que en verano un dispositivo similar controlaría unos 150 conductores, mientras que ahora la cifra puede rondar los 70.
Respecto a los costes, apuntan que mientras una boquilla de alcoholemia cuesta 20 céntimos, realizar un test de drogas se dispara a los 125 euros, 25 en carretera y otros 100 de laboratorio.
Filtros y test
Para el despliegue del dispositivo los agentes se han apostado en dos puntos próximos a la entrada de una rotonda. Un agente en cada punto son los encargados de realizar un primer filtro. Algunos conductores ya reconocen en este primer filtro haber bebido.
Tras más de dos horas de operativo, el balance recoge un total de cinco positivos en drogas, cuatro alcoholemias positivas y otros tantos conductores denunciados por infracciones varias.
«Las circunstancias han cambiado. Ahora hay más movilidad y por ello entendimos que había que retomar la realización de controles sistemáticos», subrayó Granados, quien apostilló que «el coronavirus es peligroso, pero un conductor bebido también».
Por su parte, Ángel Luis Guerrero añadió que a partir de hoy también se reactivará la unidad de Seguridad Ciudadana, para intensificar la prevención de delitos contra el patrimonio como los robos en viviendas.