La coordinadora de la Cruz Roja en Ibiza, Mary Castaño, en el almacén de su sede. | Daniel Espinosa

Las personas que por desgracia durante esta crisis se hayan visto en la necesidad de acudir a Cruz Roja tal vez ya la conozcan, porque al igual que el resto de empleados y voluntarios de la entidad, Mary Castaño ha tenido que redoblar esfuerzos para atender a la gran cantidad de personas que han solicitado ayudas a esta y otras entidades sociales, que estos días actúan como sostén social para aquellos que se han quedado en paro, no han cobrado el ERTE o las ayudas a autónomos, entre otros.

—¿Cómo se han tenido que cambiar los protocolos desde el inicio de la pandemia?
—Lo primero fue la seguridad de todos los trabajadores como del equipo voluntario, así que mucha gente está teletrabajando o haciendo ‘televoluntariado'. Lo que hicimos fue pensar qué necesidades estaban surgiendo y a las que Cruz Roja tenía que dar respuesta. A partir de eso fuimos generando las respuestas a esas necesidades. Por un lado, se nos hizo la propuesta de gestionar el albergue de personas sin hogar, para que pudieran llevar a cabo el confinamiento al que estábamos obligados todos los ciudadanos. Esto ha sido un reto para nosotros y de lo que estamos muy orgullosos de cómo están funcionando las cosas. Por otro lado, nos hemos adaptado a un aumento de la demanda de ayuda, por parte de la población. Normalmente Cruz Roja tiene dos puntos de entrega de alimentos, uno en Ibiza y otro Sant Antoni. Viendo que la demanda era cada vez mayor y fomentaba que la gente saliera de casa, tuvimos la iniciativa de citar a la gente por horas pero cuando vimos que la gente no respetaba mucho el horario, decidimos hacer reparto a domicilio. Esto ha generado que creemos un equipo voluntario, supervisado por un equipo técnico, que ha supuesto una cadena logística y de distribución, que nos asemeja a cualquier empresa distribuidora. Además, no solo estamos llegando a las familias con alimentación, sino a otras necesidades que ha puesto de relieve esta crisis sanitaria, como es en materia de higiene tanto personal, como del hogar. Ya que es recomendable que se use lejía, que se desinfecte la casa y entendemos que es una necesidad básica el hecho de tener gel, champú, pasta de dientes y productos de limpieza, para que los hogares puedan estar en condiciones para la convivencia de las personas que viven ahí dentro.

—¿Cómo ha evolucionado el número de personas atendidas en estos días?
—Habitualmente nuestro programa de alimentos apoyado por el Fondo Europeo y el Ministerio de Agricultura, en un año normal en el que no tuviéramos esta circunstancia, oscilaría entre las 150 y 200 familias al mes, aunque no siempre son las mismas porque al lo mejor en febrero o marzo que no se inicia la temporada, tenemos familias a las que se les acaban las ayudas o no se han incorporado al puesto de trabajo. El número que va fluctuando y no siempre son las mismas familias pero más o menos nos moveríamos en esas cifras. A día de hoy estamos haciendo un reparto a 100 familias al día, por lo que estaremos entorno a unas 500 o 520 familias porque los repartos se hacen de lunes a viernes, pero a veces también los sábados. Entonces dependiendo de la estructura familiar podríamos decir, que aproximadamente llegamos a unas 1.300 personas a la semana. Espero que con la apertura de nuevas actividades laborales, la gente empiece a prescindir de estas ayudas, porque muchas están vinculadas a no haber cobrado aún su ERTE o cuestiones similares. En ese sentido, gracias al reparto a domicilio podemos llegar a todos los puntos de la isla, porque no es que solo fuera complicado moverse por el confinamiento, sino que si la gente tiene dificultades económicas, no va a gastarse 20 euros en un taxi o gastar gasolina, para venir a Cruz Roja. Esto es algo que nos han agradecido las personas usuarias.

—¿Y han visto algún descenso de peticiones con el cobro de los ERTE o de otras prestaciones?
—Llamadas solicitando ayuda sigue habiendo. Sí que ha habido un momento, hace un mes, en el que el número de llamadas y peticiones era de una media de 30 diarias. Ahora el número se ha reducido un poco hasta las 15 nuevas peticiones diarias, porque una vez estás en el programa de alimentos ya estás dentro del circuito y si has recibido alimentos una semana, a la siguiente volverás a recibir. Nosotros les incluimos hasta que ya nos expresan que la situación ha mejorado o se ha encontrado un trabajo. En ese momento en que se nos especifica, que no requieren de esta ayuda porque de forma autónoma pueden autogestionarse, entonces se desvinculan de ese programa o se les vincula a un programa nuevo de orientación laboral o cualquier otro.

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—¿Qué perfil de gente acude a Cruz Roja?
—Ahora ya puede ser cualquiera. Por ejemplo, casos de una familia en que los dos adultos tienen trabajo, pero uno es temporal, con lo cual ha visto que se ha retrasado su incorporación al hotel; y el otro, que tenía trabajo fijo, ha visto suspendida su actividad laboral o no les ha llegado el ERTE y tienen una hipoteca. También se han acercado a nosotros muchos conocidos de voluntarios. Es decir, no es un perfil habitual de los servicios sociales o de demandantes de ayuda de la Cruz Roja, sino que se ha convertido en cualquier persona que se ha visto abocada a esta situación. Lo cual está muy bien que se haga porque para eso estamos. Me daría pena pensar que hay gente que porque le dé apuro, no se acerque a nosotros cuando ahora la situación lo requiere y para eso estamos, para dar respuesta a aquellos que tienen problemas, tanto todo el año, como a aquellas personas que de manera circunstancial, hoy por hoy, tienen algún tipo de necesidad. Para eso están los servicios sociales, para eso están las entidades como Cruz Roja, para poder ayudar a todo aquel que lo necesite.

—¿Ha habido un aumento de voluntario y donaciones?
—Antes que nada, es de agradecer a los voluntarios que día tras día, sin que haya pandemia, colaboran en las actividades, porque sin ellos Cruz Roja no existiría. Si bien es cierto que desde que se inició la situación hemos tenido a mucha gente que se ha puesto en contacto con nosotros, con el objetivo de ofrecer su tiempo y una mano para ayudar en lo que pudieran. Lo que también hemos de agradecer son las iniciativas públicas y privadas para la captación de fondos, para hacer aportaciones a Cruz Roja. Ha habido desde grandes empresas que han hecho macroiniciativas, a empresas muy pequeñas que hacen una aportación del producto que tienen o de lo que pueden.

—¿Qué peculiaridad ha tenido esta crisis en la Pitiusas?
—Nuestra particularidad es que somos una isla y vivimos del turismo y la hostelería, entonces en las zonas en las que la economía se fundamenta en el sector servicios, obviamente se ven más perjudicadas y de ahí se avecinan las personas y este tipo de familias.

—¿Crees que alguna de las actividades que desarrolláis las debería asumir el Estado para liberaros?
—Nosotros somos una entidad que trata de llegar donde no puede llegar la Administración Pública, somos como auxiliares de la Administración y sí que es cierto que en un momento como en el que estamos viviendo, somos conocedores de que todo el mundo está haciendo todo lo que puede. Los servicios sociales de los municipios hacen todo lo que pueden, el Consell está haciendo todo lo que puede... Sería egoísta por nuestra parte dedicarnos a otra cosa cuando nuestra actividad es esta y es lo que debemos hacer en un momento como este, en una situación de emergencia social. Cruz Roja tiene que estar ahí para dar respuesta.

—¿Podría decir cuánto lleva gastado Cruz Roja en las ayudas que ha prestado durante la pandemia?
—La verdad que no lo puedo cuantificar. Estamos dando unos 600 kilos de alimentos al día pero piensa que entre las donaciones que nosotros recibimos de productos, luego tenemos los productos del Fondo Europeo y del Ministerio de Agricultura, que nosotros teníamos en el almacén; entonces eso no se tiene ponderado porque no se compra. Sinceramente, nuestro día a día va tan a tope que me preocupo por tener pero no por cuánto está costando. Mi preocupación es llegar a todos los sitios donde tengo que llegar. Es cierto que la Cruz Roja, cuando empezó el estado de alarma puso en marcha el plan ‘Responde' y estamos teniendo una respuesta, a parte de todas las donaciones de particulares o empresas a nivel nacional. Esto nos ha permitido seguir con nuestro día a día y poder dar respuesta a todos los sitios donde nos estamos proponiendo llegar, que eso es lo más importante. Lo que me sabría mal es decir que tenemos 1.000 y solo llegamos a 500, y no. Tenemos la suerte de que tenemos 500 y llegamos a 500. Y espero que si tenemos 700, tengo la confianza de que llegaremos a esos 700 y ahí es donde tenemos puesta la mira, en responder.