Modelo de mascarillas quirúrgicas que se venden en las farmacias. | Daniel Espinosa

La mañana de ayer estuvo movida en las farmacias pitiusas, con la llegada de las mascarillas a precios regulados por el Ministerio de Sanidad. Mientras que en algunas, como en Apoticaria de Sant Joan, tenían «una afluencia normal» de gente que se acercaba a comprarlas, en otras, como en Carreño Villangómez de Vila, a media mañana las habían «vendidotodas muy rápido».

El precio de venta al público de estas mascarillas quirúrgicas está fijado en 0,96 euros y a la mayoría de los establecimientos consultados, de diferentes localidades pitiusas, han llegado cinco cajas con 50 unidades cada una.

Este tipo de empaquetado tiene una complicación para los boticarios porque «al venir en bolsas de 50, cada vez que tenemos que sacar una, hay que desinfectarse las manos y la bolsa, para que la mascarilla vaya totalmente desinfectada», según explicó Victoria, de la Farmacia Puget de Sant Antoni. En su caso, el pedido les llegó a las 12.00 del mediodía y hora y media más tarde solo les quedaba una caja de 50.

En cuanto a la calidad de las mismas, la facultativa de la Farmacia Dr. Miguel Marí Tur de Vila, Verónica Vega, cree que son «un poco de peor calidad» en comparación con las que tenían anteriormente, porque «las gomas para agarrarlas vienen pegadas y si tiras con un poco más de fuerza se rompen». Aún así, llevaban toda la mañana «superllenos» con su venta y al mediodía «solo les quedaban ocho».

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Shandú es adjunto a la Farmàcia Núria Ferrer de Vila y no compartía el parecer de su colega. «La calidad la veo bien, hemos tenido peores, lo único que no son FFP2, son de usar y tirar. Se pueden usar para unas seis o siete horas, tienen tres capas y tienen el sello CE y FDA, que son los distintivos de garantía para Europa y EEUU», comentó.

Descontrol controlado
El 22 de abril el Col·legi Oficial de Farmacèutics de les Illes Balears emitió un comunicado en el que afirmaba que la Conselleria de Salut estableció que se vendiera dos mascarillas por persona mayor de 12 años, cuyo control dejaba al «criterio profesional».

Una medida que algunas farmacias han empezado a aplicar como pueden. En la de Vega, por ejemplo, apuntan el DNI de cada persona y si quieren comprar para sus familiares les piden la tarjeta sanitaria de esa persona.

Por contra, en la Farmacia Castillo Cavaller de Santa Eulària emplean «el sentido común» y si alguien les pide para sus padres o hijos que no pueden ir, dan alguna más para «evitar que se rompa el confinamiento» y en algunos casos que una persona les ha pedido grandes cantidades, se le han negado para que «lleguen a toda la población».

Sin embargo, en Formentera no tienen ese tipo de problema porque «se conocen todos» y saben si alguien «tiene personas mayores en casa» y «para que no salgan», se las entregan, según apuntó Joan Torres de la Farmacia Juan Torres de Sant Francesc.