Ahorro económico, independencia energética y una mayor sostenibilidad. Son los factores que convierten la energía solar fotovoltaica en una alternativa que se está intentando fomentar por las instituciones públicas. También en la agricultura. Para promocionar la implantación de la energía solar fotovoltaica en el sector agrario en Ibiza y Formentera, el Grupo de Acción Local Leader de las Pitiusas (Galef) lanzó a mediados del año pasado la fase final de un proyecto para acercar la energía solar al sector primario.
El programa, financiado por el Fondo Europeo Agrícola y para el Desarrollo Rural (Feder) a través del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y la Comunidad Autónoma de Illes Balears, consiste en la realización de estudios de viabilidad de instalaciones fotovoltaicas en las explotaciones agrarias.
Hasta principios de este año han solicitado este servicio 15 agricultores de la isla. El programa incluye 50 estudios en total, que se pueden solicitar hasta el 30 de junio. Las ayudas las pueden pedir los titulares de explotaciones agrarias con un mínimo de 0,3 Unidades de Trabajo Agrícola (UTA) o los titulares de empresas dedicadas a la transformación, comercialización y desarrollo de productos agrícolas.
Desde el Galef se decidió dividir la licitación en 10 lotes de cinco instalaciones cada uno, de modo que, además, haya varias empresas en la isla que ofrezcan este servicio. Si bien el estudio no obliga a realizar posteriormente la instalación, la valoración de las solicitudes supone la existencia de voluntad de ponerla en marcha.
La experiencia
Esta iniciativa surgió de un proyecto piloto que fue nominado para los Rural Inspiration Award, que concede la Unión Europea (UE). Según explicó el gerente del Galef, Josep Martínez, se hizo un primer sondeo en el sector agrario sobre energía fotovoltaica.
Decidieron impulsar estudios para llevar a cabo estas instalaciones en tres cooperativas de Eivissa (Agroeivissa, Cooperativa de Sant Antoni y Cooperativa de Santa Eulària) y en los mataderos de Eivissa y Formentera.
«Era un proyecto que entraba en un sector poco favorable. La gente se sentía insegura por desconocimiento. Queríamos que tuviera un efecto demostrador», dijo Martínez. Fue bien. Las tres cooperativas hicieron instalaciones de entre siete y 13,5 kWp. El matadero de Ibiza instaló 218 metros cuadrados de placas, con una potencia de 34,3 kWp, mientras que el matadero de Formentera hizo una instalación de 6,2 kWp.
En Agroeivissa, el ahorro energético medio está en torno al 15 %. En ocasiones llega al 100 % e incluso suministra a la red general. Sin embargo, esto no es lo habitual. Agroeivissa es una cooperativa de venta. Sus socios entregan toda su producción a la cooperativa, que es la que se encarga de distribuir el producto y paga a sus socios de acuerdo con la parte producida. Por ello, necesita maquinaria para gestionar la producción y cámaras frigoríficas para poder conservarla.
Aun así, indican que cualquier ahorro es positivo en un sector con tan poco margen de beneficio. En su caso, la amortización de las placas está calculada a siete años.
Por este motivo, creen que se trata de una alternativa excepcional para las explotaciones agrícolas. Apuntan que el ahorro se nota cada mes y que lo habitual es que las pequeñas explotaciones ibicencas no necesiten mucha electricidad.
La Cooperativa de Santa Eulària genera entre el 40 y el 50 % de lo que necesita. Es una cooperativa de suministro y no tiene tanto consumo. Incluso han instalado dos puntos de recarga de vehículos eléctricos, aunque «se han usado poco», indican. La amortización de la instalación es de aproximadamente seis o siete años.
«Para los agricultores es interesante, más teniendo en cuenta la geografía de la isla. Hay muchas casas diseminadas y tener tu propio generador eléctrico es una ventaja. Además, evita tener que estar pasando cables. Si puedes depender únicamente de la energía solar, que es gratuita, mucho mejor», explicó su gerente, Xavier Conesa.
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Teniendo en cuenta que si las placas se instalan a una altura suficiente, por debajo, podría mantenerse la actividad de cultivo y ganadería, aprovechando la superficie del terreno.