El misionero Domingo Rodríguez, ayer, en la sede del obispado. | Marcelo Sastre

El misionero Domingo Rodríguez estuvo once años en la diócesis de Solwezi, en una parroquia en el distrito de Kasempa, al noroeste de Zambia, limitando al norte con la República Democrática del Congo y al oeste con Angola. Después de tres años en España, en abril regresará al continente africano.

Rodríguez repasó ayer sus experiencias antes de partir de nuevo a Zambia. En un encuentro con la prensa en el obispado, el misionero aseguró que tiene «ganas de regresar», ya que el trabajo es «muy gratificante». Espera volver al mismo distrito donde estaba para ponerse al mando de la parroquia «que el obispo quiera».

El misionero burgalés recalcó que el balance es «muy positivo», ya que, en contraposición con algunos compañeros suyos que viven en la ciudad, al residir en una zona rural, no ha tenido ningún problema de atracos ni de robos.

El misionero habló de la educación en Zambia. Según dijo, la que lleva el peso de la casa y del cuidado de los hijos es la mujer, y señaló que el sistema es «bastante similar» al de los países avanzados, desde los seis hasta los 18 años, si bien no existen guarderías. Las mujeres sí que dejan los estudios antes, a los nueve o diez años, para realizar labores domésticas, preparar la comida y cuidar de sus hermanos pequeños. Según dijo, «cuando estas mujeres ven a otras zambianas trabajar de maestras, policías o enfermeras, es cuando piensan ‘pues sí, es posible, es verdad'».

En este sentido, Rodríguez apuntó que, en general, la gente sí sabe leer y escribir, aunque de nuevo las mujeres son las que tienen un mayor grado de analfabetización, para lo cual se les ofrecen cursos en la parroquia. «En el resto de la población el nivel es bastante digno y quienes terminan lo hacen con un buen nivel», añadió Rodríguez, quien puntualizó que la escuela es en inglés, lo cual facilita a la gente el acceso a internet.

Al respecto, el misionero indicó que las compañías de móviles han sacado teléfonos «baratos y sencillos», pero son de prepago al no funcionar con cuenta bancaria allí, lo cual encarece las tarifas. Por eso, los jóvenes suelen aprovechar las zonas de wifi que pueda haber cerca de un hotel o del obispado.

Por último, Rodríguez dijo que Manos Unidas está tratando de concienciar sobre el cambio climático, un problema provocado por la sociedad más avanzada y que sufren más los países menos desarrollados, como es el caso de los africanos, especialmente en el terreno de la agricultura.