La titular del juzgado de lo Penal número 1 de Ibiza, Clara Ramírez de Arellano, dejó ayer visto para sentencia el juicio contra un vecino de Santa Eulària que se enfrenta a una petición fiscal de 7.200 euros de multa por un delito de coacciones continuado, una petición que la acusación particular eleva a tres años y nueve meses de prisión e indemnizar con 275.000 euros a la denunciante de una sucesión de cortes de suministros que repercutieron «gravemente» en el funcionamiento del negocio, un bar localizado en la carretera de Sant Carles.
Los hechos juzgados ocurrieron en el periodo comprendido entre los años 2015 y 2017. Según explicó la denunciante, el hombre que les alquiló el local les cortaba el suministro de agua de forma sistemática en las horas punta del negocio de hostelería. Así, según indicó ella y ratificaron varios testigos, el negocio empezó a sufrir cortes de agua en torno a las 07.00 horas -coincidiendo con el horario de desayunos- y, posteriormente, a partir de las 13.00 horas, con la hora de las comidas.
Los cortes de suministro «intencionados» arrancaron después de que la inquilina denunciase al arrendador por un fraude en el suministro eléctrico. La mujer explicó que durante meses les facturó al bar el consumo eléctrico del local y también de otros pisos ubicados en el inmueble. «Tras esa denuncia empezaron las coacciones con los cortes de agua», apuntó la denunciante, quien recordó que en el juicio celebrado por ese motivo el acusado reconoció los hechos y aceptó un acuerdo de conformidad.
Pero los cortes de agua no fueron las únicas coacciones. Así, la inquilina también denunció la ocupación de un terreno considerado como la zona de aparcamiento de los clientes. El acusado advirtió que esa zona pertenecía a un taller y no correspondía al bar.
Tanto la denunciante como algunos clientes indicaron haber visto salir al acusado de la caseta de suministros poco antes de producirse los cortes de agua.
Durante la vista también declaró la expareja de la denunciante, quien advirtió que la situación sufrida afectó notablemente en la relación de la pareja.
Tras dos horas de vista, la magistrada dejó el caso visto para sentencia.
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