Juan Antonio Rosa, tras una de las bañeras del paritorio de Can Misses. | Daniel Espinosa

Fin de año. Víspera de uno de los tres días del calendario en los que no se publican periódicos. Noche de cenas, uvas, programas especiales de televisión con sus respectivas capas o vestidos mediáticos, fiestas hasta las tantas y churros con chocolate. Algunos lo celebran en casa y otros, cada vez más, se van a restaurantes.
Mientras la mayoría disfruta de una noche de asueto, el mundo no se para. Trabajadores de sanidad, fuerzas y cuerpos de seguridad o del sector terciario siguen trabajando, ya sea porque son servicios que no detienen su funcionamiento o para ofrecer una velada perfecta a los clientes.
¿Las uvas? Algunos podrán tomárselas mientras trabajan y otros no saben si podrán cumplir con la tradición.

Nacer
En la planta tres del edificio H del Hospital Can Misses varias mujeres esperan conocer pronto a sus retoños. Algunas de ellas contarán con la ayuda de Juan Antonio Rosa, matrón desde hace cinco años y enfermero desde hace trece. Para él ya es habitual trabajar en fin de año o Navidad y ayudar a traer al mundo al último o al primer bebé del año en Ibiza.
«Estamos concienciados de que trabajamos 24 horas los 365 días. Todos queremos estar con nuestras familias, pero alguien tiene que trabajar para atender a las mujeres», cuenta con resignación, pero cierto orgullo al mismo tiempo.
Entre ellos y los pacientes, dice que «hay una empatía mutua» que lleva a que sea noche de anécdotas y de momentos bonitos.
En paritorio cada miembro del personal traerá algo para organizar una buena cena. El momento de comérsela dependerá del trabajo que haya, del mismo modo que las uvas. «Podemos tener una velada de Nochevieja tranquila o puede ser un no parar».

Disfrutar
Cada vez más personas optan por disfrutar de la cena de fin de año fuera de casa. En Casa Maca están completos desde el pasado 7 de diciembre. Para que todo salga perfecto, Ameur Ben Khalifa será el director de orquesta como segundo encargado del restaurante y hotel rural.
Es la segunda Nochevieja de este establecimiento que tendrá a cinco personas en cocina y quince en sala. «Tenemos cinco extras para esa noche, podríamos hacerlo con el personal que hay, pero es una velada especial y queremos que todo salga fluido», explica Ameur.
En la cocina, Álvaro Ospina ya lo tiene todo preparado, solo falta marcar las carnes y los pescados y esperar a los clientes que recorrerán una alfombra roja desde el aparcamiento al restaurante.
A la salida de estas cenas no siempre se puede conducir, para evitar que la gente coja el coche con alguna copa de más, los taxistas seguirán trabajando. Para Pedro Sáez será la cuarta Nochevieja conduciendo. «Es una noche con más demanda de lo habitual y somos un servicio más para el ciudadano» explica. Se pondrá al volante después de las uvas porque «a la hora de las campanadas no hay casi nadie en la calle», prevé que hasta las ocho o las nueve de la mañana.

Velar por la seguridad
Con el deseo de que no pase nada, pero preparados para cualquier suceso, estarán las fuerzas y cuerpo de seguridad. Policía Nacional tendrá el dispositivo habitual. «La noche suele empezar tranquila, el pico en el que empiezan a pasar cosas es ya de madrugada», explica el Inspector de Seguridad Ciudadana, Francisco Linares, «aunque hay ocasiones en que hemos estado con las uvas y nos hemos tenido que ir con la quinta» relata este agente con 25 años de servicio a sus espaldas.
A pesar de ser una fecha señalada, indica que se vive como un día más. «Una vez que llegas aquí, te pones tu uniforme y empiezas a trabajar, no piensas que sea Nochevieja, cumples con tu trabajo y no piensas el día en el que estás».
En el Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento, habrá seis personas de guardia y otras cinco de guardia localizada. Desde el departamento de bomberos indican que la cena será ligera, aunque en lugar de comer cada uno por su lado lo harán en común. Las comidas copiosas están prohibidas. Deben estar preparados para cualquier eventualidad.