Gatas que parieron en un huerto, con sus bebés. La Asociación Basta Ya las recogió porque las iban a matar.

«El principal problema del aumento de los gatos sin hogar es la no esterilización de los mismos, sobre todo, de los particulares», señala el presidente de la Asociación Basta Ya de Maltrato Animal, Alejandro Gutiérrez Palacio, haciendo un llamamiento a la toma de conciencia para la castración de los felinos.

Detalla que «los gatos callejeros que están en colonias suelen estar controlados y en su mayoría esterilizados», destaca la gran cantidad de gatos que se abandonan y que además, «es una situación difícil de controlar porque la ley de momento no obliga a que tengan chip».

Desde la Asociación proporcionan ayuda desde hace dos años, a los particulares que por su situación económica no tienen medios para permitirse la castración del animal. Realizan un estudio previo y si se cumplen los requisitos, el dueño paga 45 euros y el resto del coste de la operación lo asumen ellos. «Para nosotros es un esfuerzo que consideramos que tenemos que hacer porque si a un gato lo esterilizamos igual son 20 gatitos menos que tenemos que recoger. Es una inversión a largo plazo», apunta Alejandro.

Actualmente cuentan con unos 40 gatos en adopción, de los cuales 30 son bebés y 10 adultos. Reciben muchas llamadas de vecinos que ven a gatos abandonados, ellos van los recogen, los llevan al veterinario para examinarlos, los curan y los vacunan. Subraya que «rescatar un animal es mucho más que sacarlo de la calle» y que «tras adoptar a un animal hay un trabajo detrás que la gente no ve».

Alejandro destaca que hay mayor abandono en primavera y en verano porque es la época en la que «las gatas paren más» y también debido a «los problemas de la vivienda».

Manifiesta que «llega un momento en que las Asociaciones no podemos coger el 100% de todos los animales que nos llegan, es imposible, ahora mismo tenemos a las casas de acogida y a nuestra gente hasta arriba de gatos. Además, tenemos una norma, si a mí me caben 20 gatos bien, no voy a tener 25 mal».

En el caso ademas de los gatos dice que «se contagian muy fácilmente las enfermedades entre ellos y en el momento que uno adquiere una enfermedad, los demás caen como moscas».

Explica que los gatos bebés se ponen en adopción a partir de las ochos semanas porque ya llevan sus primeras vacunas, su chip, están desparasitados y han tenido la impronta, ya sea con su madre si la tienen, con sus hermanos o con otros gatos de la casa de acogida. «La impronta es muy importante porque es lo que les enseñan los mismos animales de su especie que un humano no le puede enseñar, como ir al arenero o comer, entre otras», señala el presidente.

Todos los gatos a partir de seis meses se entregan en adopción castrados. Los bebés que por edad no se puede, los entregan firmando un contrato con el futuro dueño, al que obligan a la esterilización del animal cuando llegue el momento. Proporcionan la clínica y cargan con los costes de la castración con los 100 euros del donativo de adopción. Si una persona lo quiere hacer en otra clínica no hay problema pero sería el dueño el que correría con los gastos y tiene que hacer llegar a la asociación un certificado sellado por su veterinario como que ese animal ha sido esterilizado. En caso de incumplimiento del contrato pueden recuperar al animal porque hasta ese momento el chip está a nombre de la Asociación Basta Ya de Maltrato Animal, además de pagar una penalización. Cuando se esteriliza el gato ya se puede poner el chip a nombre del adoptante.