¿Por qué hace campaña? Va a ganar seguro.
—Tenemos el deber y la obligación de hacer campaña. Tenemos que estar con nuestros vecinos y convencerlos de que llevo la mejor lista del municipio. Somos 18 personas, el 100 % de la lista, del municipio de Sant Joan y que representa a todos los pueblos. Queremos saber cuáles son sus inquietudes y sus preocupaciones.
¿Se esperaba, en 1999, estar 20 años como alcalde?
—Nunca me lo había planteado. Tuve la suerte de aprobar unas oposiciones cuando era muy joven, estuve casi 22 años cubriendo una plaza de funcionario en el Ayuntamiento de Sant Joan y luego di el salto a la política. Aún no sé cómo fui tan atrevido de dar el paso porque la vida de funcionario es más cómoda que la de político y con un horario controlado, mientras que un alcalde tiene que estar disponible 24 horas al día durante 365 días al año. Creo que había mucha gente en el municipio que no apostaba entonces por mi candidatura pero he tenido la suerte de contar con gente muy válida, que me han ayudado y aconsejado muy bien.
¿La política engancha? ¿Es una droga?
—Sí, si no enganchara no estaríamos aquí. Pero lo política de pueblo engancha en función de los resultados que vas viendo y de los problemas que eres capaz de resolver.
Usted se ha peleado con consells y governs de todos los colores políticos. ¿Por qué cuesta tanto que le hagan caso a Sant Joan?
—Siempre he sido una persona reivindicativa en lo que respecta a mi municipio. Somos el menos poblado de la isla y el que gobierna otras instituciones piensan más en otros lugares, como grandes ciudades, en las que puede captar más votos. El Consell tendría que apoyar a los ayuntamientos porque a veces es más una traba política y administrativa que un órgano resolutivo. El Govern ha pasado del municipio de Sant Joan y muy pocas veces nos han hecho caso. Cuando me tocó ser senador por las Pitiusas presenté algunas iniciativas como que la interconexión de las desaladoras llegara a Sant Joan, porque nadie se había acordado que en el norte de la isla había un municipio que necesitaba que el agua desalada también llegara. Tuve la suerte de que el Ayuntamiento de Santa Eulària también se sumara porque necesitaba que el agua desalada llegara a Santa Gertrudis, y desde allí ya podía llegar a Sant Miquel y a Sant Joan. El pasado mes de agosto el municipio de Sant Joan empezó a recibir agua desalada. Otras cuestiones, como el cuartel de la Guardia Civil, ahora estamos en vías de solución porque necesitamos un puesto ordinario y no uno auxiliar.
¿Dónde llega el agua desalada?
—Llega al pueblo de Sant Miquel, donde el agua que llega es 100 % desalada, y a Portinatx y el pueblo de Sant Joan, donde se suministra un 60 % de agua desalada y un 40 % de agua de pozo. Queda municipalizar la red de agua del Port de Sant Miquel, conectarla con la red y que pueda llegar agua desalada. Nos quedaría el núcleo de la Cala Sant Vicent. Se tendría que trabajar junto con Santa Eulària para intentar que si llega a Cala Llenya también se pueda llegar a sa Cala, pero este es un paso más grande.
La nueva depuradora de Portinatx se pagará, en parte, con dinero de la ecotasa.
—Se ha aprobado que un 50 % de la nueva depuradora se financie con fondos del impuesto sobre el turismo sostenible y, el resto, lo pagará el Consell d'Eivissa. Ellos adelantarán los dos millones de euros y el Ayuntamiento se lo irá devolviendo así como cobre el canon de saneamiento.
Usted ha prometido una escoleta en Sant Llorenç y otras formaciones, además, dicen que la harán gratis. ¿Sant Joan puede asumir este coste?
—Evidentemente no. Hay determinadas propuestas que cuando las escucho no sé si reír o pensar que no tienen mucha idea de la realidad del municipio. Nosotros llevamos en programa y defenderemos ante el Govern la construcción de una escoleta y un colegio de Primaria en el mismo solar de Sant Llorenç. Si el Govern considera que la educación de 0 a 3 años tiene que ser gratuito, adelante. Pero el Ayuntamiento no puede entrar en esta política porque es inviable. Nosotros ya tenemos una escoleta municipal que funciona muy bien y estoy muy contento de las personas que la gestionan. Hay determinados partidos que prometen ‘todo gratis' y que además quieren bajar impuestos. Y bajar impuestos y aumentar servicios es absolutamente inviable y lo triste es que alguien se lo crea y luego se sienta engañada. Es, literalmente, imposible.
Compañeros suyos, como el candidato a la alcaldía de Vila, Marí Bosó, han prometido bajar los impuestos. ¿Usted los bajará?
—Sí, pero me intentaré explicar. Por un lado, queremos modificar la ordenanza del impuesto de la plusvalía para que las herencias estén exentas o paguen una cantidad muy baja. No es lógico que quien hereda un piso o una casa de la familia tenga que pagar la plusvalía. Y otra cosa que tenemos clara es que queremos bajar el IBI. En la última revisión se modificaron los valores catastrales y en las zonas urbanas se incrementó el valor un 10 % en diez años, por lo que la base imponible sube y el porcentaje que cobra el ayuntamiento también es más elevado. Lo que queremos hacer es bajar el porcentaje que cobra el ayuntamiento de manera que, el que paga, no sufra el incremento del 10 %. Esto hará que en rústico se pagará un poco menos y, en urbano, no se incrementará este 10 %. Nos gustaría hacerlo en 2020 y, si no es posible, en 2021.
En esta legislatura se ha complicado construir viviendas en el campo.
—Una vez más, el Consell ha tomado medidas muy populares para las zonas urbanas y muy impopulares para la gente de Sant Joan. Se hizo una moratoria, aunque ellos no la llamaran así, y a diez días para las elecciones, inexplicablemente para mí, se acordó incluirla en el PTI. Esto hace que en el municipio de Sant Joan sea imposible hacer una vivienda. En nuestras alegaciones pedimos que, por lo menos, lo que venía por herencia tuviera la consideración de edificable, como pasa en Formentera. Y lo más grave es que lo han hecho de espaldas a la gente y que pagan justos por pecadores. En nuestro municipio hay miles de propietarios que han cuidado sus tierras y las han cultivado hoy ven cómo sus expectativas han sido tumbadas. También es extremadamente injusto que las casas en ANEI y ARIP han quedado fuera de ordenación y condenadas a que no se pueda construir ni una habitación más, en contra del espíritu de la casa payesa tradicional. Se ha cometido una injusticia brutal contra todos los propietarios de fincas rústicas del Sant Joan.
¿El hotel que se está construyendo en Cala Xarraca puede pasarle factura?
—Quiero recordar que este hotel se está haciendo en zona urbana donde antes había un buñuelo de hotel. En el Ayuntamiento de Sant Joan, conscientes de que se trataba de una zona sensible, cogimos una serie de medidas para controlar que la obra no se metiera en la zona de Costas ni se excediera del tamaño previsto. Y lo hemos conseguido: es, sin duda, la obra más controlada de Ibiza y, seguramente, de Balears. Allí va un ambientalista una semana y, la otra, van un arquitecto técnico y un topógrafo para verificar que no se pasa ni un centímetro de lo proyectado. Tampoco han agotado los parámetros urbanísticos. También me gustaría recordar cuándo se creó este impacto y quién gobernaba entonces: fue en 1987 y 1988 porque se quería que la Ley de Costas ya lo recogiera como urbano. Y entonces no estaba ni Carraca ni nadie de los que le acompañan. No sé si nos pasará o no factura pero sí sé que hemos sido muy cautelosos y que hemos tomado todas las medidas para controlar la obra. Además, la estructura de Cabau en sa Punta de la Torre desaparecerá y la torre de Portinatx la gestionará Sant Joan.
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