¿Qué hacía antes de montar Náutica Viamar?
— Pues antes de dedicarme a esto estaba estudiando y trabajando como químico farmacéutico. Trabajaba en Laboratorios Menarini, pero no veía nunca el sol. Entraba de noche, me ponía un mono y ahí estaba todo el tiempo, sin poder respirar, en un trabajo que me gustaba pero que no tenía nada que ver con estar en el mar, este ambiente y esta climatología.
¿Cómo dio un cambio tan radical en su carrera?
—Vine a Ibiza en 1974, una Semana Santa. Vi esta luz y me enamoré de la isla. Era joven y fue lo que me decidió a dar un un giro radical de 360 grados en mi vida. Estoy encantado.
Y ¿cómo fueron los inicios en el sector náutico? Al venir de un trabajo tan distinto tuvo que empezar de cero...
—Empecé como casi todos, limpiando barcos. Pero claro, para ser algo en la vida tienes que profesionalizarte. Lo primero que pensé fue irme a una fábrica que entonces era referente en España, Glastron La Raya y les pedí trabajar allí instalando motores sin cobrar, porque yo lo que quería era aprender. Estuve allí un tiempo corto y cuando vi que me gustaba esta profesión fue cuando vine a Ibiza y empecé tocando todos los ramos.
Durante este tiempo he hecho de todo: he pintado fondos, he reparado neumáticas, motores, me saqué el carnet especial de remolques y he llevado remolques, he hecho de patrón, he trabajado en almacén… He pasado por todos los sectores de la náutica y esto ha sido lo que me ha dado una amplia visión para poder dirigir mi negocio.
¿Cuándo crea Náutica Viamar?
— Gracias a mi experiencia tenía claro qué tipo de empresa náutica necesitaba el mercado de Ibiza y en el año 1987 vi la oportunidad de lanzar el proyecto. Empezamos con cuatro empleados y en la actualidad somos 30. La empresa se creó inicialmente para dar servicio de limpieza, custodia y mecánica de embarcaciones y con los años nos fuimos profesionalizando y adaptándonos a las necesidades de los clientes. Ibiza a nivel europeo tiene unos estándar de calidad muy altos y gracias a esa exigencia de los clientes hemos podido llegar a los niveles que hemos llegado.
Somos la única náutica de la isla que nos certificamos con la ISO 9001 y la 14000 de Medio Ambiente y últimamente también estamos trabajando con el sistema Link de calidad.
¿Fueron difíciles esos primeros años?
— Los inicios fueron complicados sí, como todos, porque en aquella época, parece mentira, pero más de la mitad del puerto de Botafoch estaba vacío. Había muchos amarres pero no había clientes. Eso ha cambiado completamente, ahora hay muchísimos clientes pero no hay amarres, con lo cual ya no es tan complicado como inicialmente… Pero sí, la verdad es que empezamos con dificultades aunque el día a día nos hizo funcionar. Éramos muy pocas náuticas en aquel momento.
La empresa ha crecido mucho.
— Sí, las cosas nos han ido muy bien. En el 94 montamos el supermercado náutico y en la actualidad prácticamente es una de las tiendas mas grandes de la isla. Tenemos unas 100 empresas profesionales que nos compran el material a nosotros con lo cual casi hemos hecho un centro de distribución al por mayor de los servicios oficiales. Me siento orgulloso de esta trayectoria.
Desde 2007 somos especialistas en remotorización y diagnosis. Fuimos nombrados Volvo Penta Center, es decir todos los servicios de Volvo de la isla dependen de nosotros y la mentalidad que tiene la empresa y que es una de las funciones que actualmente realizamos es el poder ayudar tanto técnicamente como el poder tener el suministro de material. De hecho, ese año cuando empezamos con Volvo el índice de servicio era de cada 100 piezas solo disponíamos de unas 70 en stock. En la actualidad estamos en 90 de cada 100 que nos piden. Es un gran logro.
¿Cuál ha sido el momento más complicado del negocio?
— Fue en 2008-2009, que pasamos de vender muchísimas embarcaciones a vender solo una en 2009. Pasamos de mucho a nada. Fue una época realmente difícil.
Pero supísteis remontar...
— Sí, cuando empezamos con el servicio, es decir pasamos de vender al servicio, fuimos remontando. La cosa ha cambiado mucho. Ahora en febrero ya no damos abasto, vamos desbordados y casi con un mes de espera, cuando antes hasta el 15 de mayo no empezaba la temporada.
También es verdad que hemos entrado en un nuevo modelo de negocio que es apoyar a los profesionales, es decir, a las náuticas. Hasta ahora una gran parte de nuestro modelo era atender a los clientes directos y ahora ya hablamos de un 50% o más que trabajamos para profesionales.
Imagino que en estos 35 años que lleva funcionando su negocio habrá habido muchos cambios dentro del sector náutico.
— Ha habido muchos cambios y muchas modas. Se empezó por la moda de los barcos de alta velocidad que se vendían muchísimo en Ibiza. Me acuerdo que en aquella época era un furor. Hoy día, regalados, no los puedes vender. Nosotros nos dimos cuenta de que el sector estaba demandando otra cosa y giramos y nos fuimos a las neumáticas y eso pues nos hizo practicamente sobrevivir. Al cabo de los años las neumáticas empezaron a decaer y entró la moda del barco cabin cruiser, el barco en el que podía la gente vivir, y volvimos a cambiar.
Ha sido una adaptación contínua.
—Sí. En 2007, después de venir de EEUU, donde la crisis estaba completamente instaurada, yo aquí comenté en la Asociación de Náutica que venían años muy duros y todos me trataron como loco «¿pero qué nos estás diciendo? Pues que viene una crisis tremenda», les aseguré. Yo aquel año frené, bajé las compras y me equivoqué por poco. La crisis no vino en 2008 pero en 2009 fue una devacle. Ahí volví a cambiar el rumbo de la empresa y en vez de vivir de la venta de los barcos nos metimos de cabeza en el servicio. Fue cuando pedimos el ser Volvo Penta Center. Eso nos hizo dejar los años consecutivos de vender barcos pero nos mantuvimos con la mecánica y hasta hoy.
Necesitará personal especializado en el sector. ¿Le es fácil encontrarlo aquí en Ibiza?
— Pues es practicamente imposible. Ya casi no vienen trabajadores de la Península por el precio de la vivienda. Nosotros lo que hacemos desde hace 7 años es formar a nuestro personal, es decir, que el año pasado Viamar se gastó 53.000 euros en fomación. Le damos una importancia absoluta, no solo porque no se encuentran profesionales en la isla, sino por todos los retos nuevos que nos vienen: la electromovilidad, la conectividad... Ya hoy día tenemos barcos que atracan solos y ¿qué ocurre? Pues que hemos pasado de tener mecánicos como tal a que se necesitan ingenieros electrónicos o casi informáticos, como para los coches, con lo cual todavía es mucho más necesaria esta actualización de los mecánicos.
Comenta que cada año Viamar invierte en formación de personal, ¿cómo llevan a cabo esa tarea?
— Tenemos una sala de formación para 20 ó 25 personas y lo que hacemos es ir detectando qué es en lo que los mecánicos están más flojos o qué es lo que ellos nos solicitan y preparamos formación especifica sobre esto. Lo que estamos haciendo es adaptarnos a lo que los mecanicos sienten que tienen que mejorar. Como además es formación teórica y práctica evolucionamos muy rápidamente y con muy buen resultado.
¿Hay relevo generacional en la empresa?
— Estamos en ello. Mis hijos no van a continuar pero no quisiera que esto se muriese.
Uno de los problemas que tenemos es el del personal y una de nuestras inquietudes es formarlo. Ahora mismo tenemos siete mecánicos, y cuatro de ellos tienen más de 55 años, así que ya estamos formando a aprendices para que los puedan sustituir.
En cuanto a mí, tal y como tenemos el planteamiento de empresa, está enfocada a que pueda funcionar por sí sola. Es decir, está todo muy procidimentado y escrito con protocolos para que cualquier persona que siga cuando yo no esté lo tenga fácil.
Sabemos dónde queremos ir y cómo, no dejamos nada a suerte. Está planificado y recogido en nuestros Business plan.
¿Qué es eso del bussiness plan?
Los business plan recogen todo: cuál es nuestra visión, amenazas, ventajas, la meta, los planes de acción que se van haciendo… Se hacen a tres años y se van revisando.
Desde 2005 todos los que hemos planteado, a todos hemos llegado.
¿Cuál es su objetivo para este 2019?
— Aumentar el grado técnico de nuestros mecánicos. Queremos formarlos mejor y también que las relaciones entre nosotros fluyan mejor. Para eso hemos buscado un coach externo.
Antes la meta era económica pero las nuevas ya no pasan por lo económico sino por estabilizar al personal y los conocimientos.
A final de 2019 habremos mejorado los resultados en la encuesta de satisfacción tanto interna como externa. Buscamos subir un 20% la satisfacción de los mecánicos y la mejora de la opinión del cliente externo alcanzando un 8 de media.
¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
— Me gusta navegar y trabajar con la libertad del mar. También que cada día es un reto nuevo y tienes que ir adaptándote.
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