¿Qué le trajo a Ibiza?
—Bueno, la verdad es que fue una casualidad de la vida. Oposite aquí. El temario es muy parecido al de la Generalitat de Catalunya y acabé pasando la oposición casi sin saber cómo.
¿Siempre quiso ser bombera?
—No. La verdad es que nunca había tenido claro lo que quería ser en mi vida. De hecho he ejercido muchas profesiones diferentes y al final llegó un día… Supongo que es una cosa que tienes ahí, que te va haciendo ‘run run' y llegó un día que dije ‘quiero ser bombera y como mínimo tengo que intentarlo'. Y pasó.
¿Cuánto tiempo llevaba intentándolo hasta que lo ha conseguido?
—Intentándolo en serio yo creo que fue cuando tenía 30 años; hace cuatro que fue cuando me saqué el carné de camión y cuando estuve mirando qué es lo que hacía falta para ser bombera. Qué te pedían, que tenía que hacer… y a prepararme en serio.
¿Considera que las mujeres lo tenemos más difícil para acceder a esta profesión?
—No. Yo creo que lo tenemos igual de difícil. Ser bombero es muy complicado. Entonces es complicado tanto para un hombre como para una mujer.
Entonces, ¿por qué las bomberas son minoría?
—Yo creo que porque no nos presentamos. Bueno, es una cosa que nosotras mismas… O yo, por ejemplo, en mi caso yo me planteaba ‘nunca podré hacer las pruebas físicas' o no se me darán bien porque a mí no se me da bien correr, porque no voy a llegar al ritmo de los chicos, porque son difíciles, porque el temario es muy complicado, porque no tengo tiempo… ¡por mil cosas! Y tú misma en tu cabeza te dices que no. Hasta que no ves que hay otras personas que lo hacen, que hay otras chicas que lo hacen. Y dices ¡ostras! Si tampoco son mejores que yo. Y por qué ella puede, o ha podido, y yo no. Entonces, es cuando te empiezas a plantear que sí que puedes hacerlo.
¿Qué le motivó a ser bombera?
—Pues que me gustaba. Me encantaba lo que hacían. Cada vez que veía un camión de bomberos y cómo actuaban, el corazón me iba a mil. Y pensé que esto debía ser una señal de que era lo que me gustaba.
¿Cómo ha sido llegar a este objetivo?
—Muy duro. Muy, muy duro. La verdad es que han sido cuatro años durísimos. Durísimos de no tener vida, de estar estudiando, entrenando, trabajando y preparar mil cosas a la vez. Dormir muy poco y vivir menos todavía.
¿Cree que debería haber más referentes femeninos para igualar algunas profesiones?
—Yo creo que sí. Que sí que es importante. Que cuando las mujeres vemos que otras mujeres pueden hacerlo nos lo creemos más. Creo que en realidad pecamos de eso, de infravalorarnos, de no creer que somos capaces… Nos falta ese punto.
Pero esto que comenta no es algo de género sino que tiene que ver más con la personalidad y la confianza en una misma...
—Sí, seguramente sí, pero yo por ejemplo, desde pequeñita, le decía a mi padre que quería ser militar. Él me respondía que ninguna mujer lo era y yo le respondí que yo sería la primera. Bueno, pues al final no he sido la primera militar, pero sí he sido la primera bombera aquí. Al final tú quieres luchar contra eso y te cuesta un poco hacerlo.
¿Cuáles considera que son las cualidades imprescindibles que debe reunir un bombero o bombera?
—Yo creo que tienes que ser muy creativo. Tienes que ser capaz de afrontar situaciones complicadas y pensar muy rápido. Tienes que ser muy ágil mentalmente y tener muchas capacidades técnicas. Saber utilizar muchas cosas que son complicadas o difíciles, que tienes que practicar siempre para saber usarlas. Tienes que ser muy constante, muy activo y tienes que inventar. Lo de las ideas de bombero… [ríe] creo que es porque tienes que inventar muchas veces.
¿Qué es lo que más le gusta de tu trabajo?
—Lo que más me gusta es el día a día, el estar aquí en el parque, cuando suena la ‘chicharra' y tenemos que salir corriendo. La adrenalina de coger el camión, de tener que vestirte con urgencia, montar las herramientas, el no saber qué te va a tocar, que sabes a dónde vas, pero no sabes qué vas a hacer...esa incertidumbre.
¿Y qué es lo más gratificante de su profesión?
—Cuando vas a un servicio y alguien te da las gracias. El feedback que te da la gente. Muchas veces trabajamos en desgracias de la gente. Se le ha quemado la casa, el coche, lo tiene todo patas arriba y te da las gracias por haber ido. Está todo destrozado y te da las gracias; entonces piensas que algo bueno has hecho.
¿Cuál ha sido la salida más complicada para usted en estos cinco meses como bombera en Ibiza?
—Un incendio en una vivienda en un medio rural. Era un diógenes. Había muchas cosas y mucha carga de fuego. Éramos muy poquitos porque aquí en las salidas somos muy pocos y nada más llegar te toca intervenir. Para mí esta fue la más difícil de todas porque el resto que hemos hecho eran más fáciles o menos complicadas.
¿Cree que está cambiando la situación laboral de la mujer en este tipo de profesiones estereotipadas?
—Creo que está evolucionando. En Barcelona, una compañera opositora se encontró con la dificultad de no tener un referente femenino que le pudiese explicar la mejor técnica para subir la cuerda. Los hombres y las mujeres tienen un cuerpo diferente y de normal el hombre sube sin mucho problema. La mujer al no tener un referente en este aspecto, por mucho que le explicaran los chicos, no le servía para nada. Así que decidió hacer un grupo de chat con más chicas que nos preparábamos para esta oposición. Al principio éramos seis y ahora, cuatro o cinco años después, somos más de 60. Entre todas nos ayudamos, comentamos, nos pasamos temarios y nos explicamos problemas de este tipo. Cosas que tus compañeros chicos no te pueden ayudar porque no tienen tu mismo problema. Entre nosotras nos ayudamos y nos asesoramos.
¿Cómo es el camino hasta llegar a ser bombera en Ibiza?
—La oposición aquí fue larguísima porque duró un año o más. Fueron pasando las pruebas, los meses y yo seguía con mi trabajo. Tampoco me planteaba que iba a entrar aquí. Todo esto me lo tomaba como un entrenamiento. El temario era el mismo que en Cataluña y yo me lo propuse para ponerme a punto para presentarme allí; no me planteaba entrar en Ibiza. Mi objetivo era entrar en la bolsa de trabajo del Consell y algún día, si no lo conseguía en Cataluña, entrar de interina aquí. Entonces, fui pasando pruebas. Las físicas, el temario, una prueba de callejero que no habría pasado si no llega a ser por la ayuda de mis compañeros de aquí. Los que eran mis propios rivales me ayudaron a pasar la oposición. Ha sido largo, ha sido duro, fuera de casa, muchos nervios… pero también sin presión porque pensaba que no era la mía. Yo creo que eso me ayudó muchísimo, pero sí que se me hizo muy largo.
Entonces, ¿se queda aquí?
—No lo sé porque soy interina. Me iré donde consiga una plaza y me presentaré a todas las opciones.
Está más cerca de conseguir su sueño, ¿cómo animaría a más personas a conseguir el suyo?
—Yo creo que si al final quieres algo lo consigues. Lo importante es querer las cosas y desearlas. Igual es muy típico y tópico de los libros de motivación o autoayuda, pero al final es que si tú crees en algo y pones tu empeño en conseguirlo, al final lo consigues. Tienes que lucharlo y pelearlo.
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