Cientos de vecinos se acercaron ayer al encendido de la sitja, en la finca de Sa Rota d'en Coca, situada a la entrada del pueblo de Santa Agnès, que aprovecharon una mañana prácticamente de verano para comer coquetes amb sobrassada, coca de pebrera y otros manjares típicos de la gastronomía ibicenca.
Pero ayer, sin embargo, el acontecimiento alrededor del cual transcurrió la jornada se produjo al mediodía, sobre las 12 de la mañana, cuando los vecinos de Santa Agnès vieron encender su primer «forn de pega» en los últimos 80 años.
«Todo ha ido como esperábamos, ha funcionado como tocaría, según nos explican estas personas mayores, a quienes les enseñaron a hacerlo durante su juventud», explicó Toni Boned Basora, dueño de la finca Sa Rota d'en Coca, quien aprovechó para agradecer «a todas estas personas mayores», que están cerca de cumplir los 90 años y que han contribuido para que estas tradiciones no se pierdan. «Son quienes nos han transmitido esta cultura y quienes nos han enseñado a realizar este trabajo», insistió Boned, en referencia a un conocimiento que se practicaba antiguamente, hace más de 100 años.
Este horno ya se construyó el año pasado gracias a una subvención de 2.500 euros del Ayuntamiento de Sant Antoni pero no se encendió ya que, como aseguró Toni Boned Basora, «lo que primero que hicieron es ir al bosque a marcar los árboles y hacerles la herida necesaria para que suture la resina y tenerlos preparados para mañana».
En la construcción y ahora puesta en marcha han colaborado los mayores de la zona «que han aportado su sabiduría y experiencia». Según el dueño de Sa Rota d'en Coca «está construido con piedra y mortero de cal y arena, tiene forma de tinaja, con una pequeña bóveda y con una puerta más pequeña que el de cal y unas dimensiones menores que los se solían construir y que actualmente están aún dispersos por la zona de Santa Agnès».
En este sentido, Boned explicó que producir la pega no resultará sencillo, entre otras cosas, porque aunque esta actividad está documentada desde el siglo XIII «fue una de las primeras profesiones tradicionales que se perdieron cuando los tiempos evolucionaron y la pega ya no era necesaria para los barcos o los zapatos».
Su materia prima son los pinos, ya que la pega se produce haciendo arder la tea. Para que todo funcione, aseguró Boned, hay que sacarle la resina a la madera, llenar el forn de teas, procurar que el calor del fuego vaya de arriba a abajo para que sude la resina y acabe en el recipiente inferior, y sobre todo, que nunca llegue a prender «porque entonces todo se echaría a perder».
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