Lo primero que deja claro la profesora cuando le preguntas sobre el curso y sobre lo que en él se desarrolla es que «es simplemente una alternativa de ocio» no un curso «enfocado al mundo laboral». Consta de 60 horas, tres por sesión, y «cada jornada se pasa volando». No usan ninguna máquina y si herramientas «fáciles de comprar en cualquier tienda especializada para poder tener en casa», como una sierra de calar, un martillo, un mazo, un juego de destornilladores o productos de droguería. Algo que según López «ayuda a que la gente se sienta más identificada con el curso porque luego puede seguir trabajando tranquilamente con las piezas en su vivienda».
En esta edición los participantes están partiendo de cero y dividen su tarea en dos partes que se diferencian bastante. Una es la restauración de muebles antiguos y la segunda abarca el reciclaje de cualquier objeto. En el primero de los casos, según Pepa López, «se trata más de recuperar un objeto que tiene un valor simbólico o sentimental ya que suelen ser heredados» y por eso los participantes normalmente traen una mesita de noche, un canterano, un penjador o un catret. Mientras, en el segundo entra en juego la imaginación «sin que está tenga ningún tipo de límite». En este caso se suelen reciclar, arreglar y pintar piezas como cajones pequeños, que pueden convertirse en muebles muy útiles, o cajas viejas de vino que se pueden transformar, por ejemplo, en costureros.
Los dos trabajos son muy distintos pero según la profesora tienen una cosa que las une: «Las dos son un mundo abierto de posibilidades».
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.