La flota de la Cofradía de pescadores de Eivissa permaneció ayer amarrada por la alerta naranja por fenómenos costeros. | Marcelo Sastre

«Salir hoy al mar sería de locos», comentaban ayer a primera hora de la mañana en la Cofradía de Pescadores de Vila. Será una jornada perdida que supondrá dejar de ingresar hasta 1.800 euros a un barco de arrastre, un bou. Unos 200 euros para los pescadores de artes menores. Sin embargo nadie se la juega.

«Es muy arriesgado y no merece la pena. Tenemos que ir a trabajar, no que ir a morirnos», comentaba ayer Vicent, patrón de un bou. La AEMET anunció alerta naranja por fuertes vientos y fenómenos costeros. Indica que los barcos de artes menores a veces salen si el viento es de poniente, a veces con fuerza 5 o incluso 6, sin embargo en días como el de ayer no hay excepción. «No queremos exponer la vida ni que alguien se haga daño a bordo, trabajar en un barco no es como hacerlo en tierra» explicaba.

Sin embargo en la cofradía indican que en días de mal tiempo el patrón es el que decide, «y los hay que apretan más».

A pesar de las pérdidas, la tentación de salir al mar no es tan grande en Eivissa en estas fechas como lo es en otros puertos de España, donde sí se plantean el riesgo. Es época de mucha venta de pescado y marisco, y en las lonjas los precios pueden ser muy altos si hablamos de gambas o langostinos. En Eivissa los precios están estipulados con los pescaderos y no cambian, algo que hace que el pescado con la etiqueta peix nostrum tenga unos precios más estables en esta época del año.

En el bou de Vicent un miembro de su tripulación se encarga de hacer taréas de mantenimiento. «Es día de hacer arreglos a bordo, siempre hay cosas que hacer» comenta el patrón.

Bajo el porche de la cofradía estaba sentado el pescador de un palangre. Dado que ellos pescan en alta mar todavía esperarán unos días para salir. Aunque haya menos viento el mar seguirá bravo. Lamenta tener que perder jornadas de trabajo. Estas embarcaciones se encargan de la pesca de túnidos y de pez espada, un producto que en esta época se vende bien. Quedarán pocos días del año para faenar cuando puedan salir.

El patrón mayor de la cofradía, Antonio Tur, comenta que es verdad que los temporales de invierno les afectan «y si no sales no ganas». Unas pérdidas que afectan al armador, y también a la tripulación si trabaja a porcentaje.

Sin embargo indica que son días en los que se aprovecha para arreglar redes y tener los aparejos al día. «Realmente, si siempre hiciese buen tiempo, tendríamos que dejar de salir algún día a la semana para hacer los trabajos de tierra», explica.

La esperanza es que se pueda salir a partir del domingo.