Vientos de hasta 90 kilómetros por hora se hicieron notar durante toda la mañana y el mediodía, sobre todo en las zonas costeras del oeste y noroeste de la isla, por donde más sacudía.
En la zona del puerto, las olas sobrepasaron barreras y llegaron a empapar el asfalto y algunos vehículos. Las barcas amarradas en s'Estany d'es Peix, al parecer, no sufrieron daños, pero sí tuvieron que resistir el fuerte ataque del oleaje. Mientras tanto, en las calles algunas motos no pudieron resistir los golpes del viento y terminaron derribadas.
Afortunadamente, las incidencias fueron leves. Los Bomberos de Formentera tuvieron que actuar en unos pocos casos, como en asegurar un poste telefónico con riesgo de caerse en Sant Ferran, el desmontaje de una persiana que amenazaba con venirse abajo o la retirada de un árbol que el viento tumbó en medio de la calzada.
Paralelamente, tras unas pocas salidas y debido a las inclemencias del mar, el puerto de la Savina quedaba cerrado a primera hora de la mañana y no volvía a estar operativo hasta pasadas las 15.00 horas, cuando el vendaval remitió notablemente.
Esta situación mantuvo a decenas de pasajeros esperando durante varias horas en el puerto y, como suele ocurrir en estas ocasiones, muchos perdieron su jornada laboral o vuelos desde Ibiza.
La mayoría, resignados, esperaron hasta que amainó el temporal. «Teníamos un vuelo a Madrid este mediodía y lo perdemos porque ya no alcanzamos a llegar», comentó a Periódico de Ibiza y Formentera una vecina de la isla. «Esperaremos un poco más –señaló- pero nos iremos a casa, porque directamente al vuelo no llegamos». «Esperaremos y si vemos que se alarga mucho esto ya nos quedaremos una noche más aquí», apuntó, por su parte, una joven visitante.
Otros, sin embargo, lamentaron la situación y la falta de información que se les ofrecía desde las navieras y por parte de la Autoritat Portuària. Es el caso de una residente que explicó, visiblemente molesta, que ella y su pareja tenían una cita médica en Barcelona, habían perdido ya su vuelo alrededor de las 11.00 horas y necesitaban más información: «Aquí nadie nos dice nada, ninguna previsión».
En Ibiza, las fuertes rachas provocaron la caída de una persiana desde un primer piso en la Calle Carles III de Vila. Un hecho aislado que, por suerte, no ha causó ningún daño personal y solamente afectó a un par de vehículos estacionados.
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