El Laboratorio de Investigaciones Marinas y Acuicultura (Limia) del Govern balear ha detectado por biología molecular la presencia de un «beatondavirus» en las muestras analizadas en las morenas muertas en Ibiza. Este virus es causante de la encefalitis y retinopatía víricas, según ha explicado el Consell de Ibiza.
La institución insular ha reconocido que se trató de un «episodio de mortalidad masiva» entre la población de morenas, sin precedentes en las Pitiusas. La enfermedad se había detectado en muchas especies de peces, pero nunca en esta especie.
Según ha recordado la institución insular, el pasado 6 de agosto aparecieron los primeros ejemplares muertos en Ibiza, más concretamente en la zona de Talamanca. Después, fueron localizadas más morenas sin vida en otras zonas, un hecho que se prolongó hasta septiembre.
En Formentera también aparecieron ejemplares muertos, contabilizándose entre las dos islas más de 220 morenas muertas.
GRAN RECOGIDA DE DATOS Y MUESTRAS
La colaboración de instituciones y del sector privado, todos relacionados con el medio marino, ha permitido lograr una gran recogida de datos y muestras, permitiendo un seguimiento de la expansión del fenómeno y del número de ejemplares afectados.
Según han recordado desde el Consell, inicialmente se consideró que la mortandad se debía a contaminantes por metales pesados o a una posible enfermedad. El Consell coordinó el envío de muestras para confirmar o descartar las hipótesis.
Después, los resultados de las analíticas encargadas descartaron la hipótesis de los contaminantes y ganó peso la de la enfermedad al extenderse la incidencia por todo el litoral pitiuso.
La patología se manifiesta con sintomatología nerviosa y ceguera. Las lesiones detectadas en el sistema nervioso central y en la retina de estos animales corroboran esta hipótesis, según ha informado el Consell.
La enfermedad provoca aturdimiento y descoordinación motora que, en el caso de las morenas, se traduce en un comportamiento errático, ojos en blanco e incluso heridas autoprovocadas. La patología ya afectó en 2011 y 2012 a meros de Mallorca y Menorca. Por ahora, queda por confirmar si se trata del mismo virus o es una variante.
El Limia está realizando los estudios necesarios para identificar la variante vírica causante del episodio. El virus, han explicado, reduce su virulencia cuando la temperatura del agua baja a menos de 20 grados. Así, durante el invierno se espera que el número de ejemplares afectados se reduzca.
El Consell ha destacado que la incidencia se reducirá de manera drástica, aunque se mantendrá la colaboración con otras entidades para seguir la evolución del virus.
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