El número de menores imputados por maltratar a sus parejas o familiares en Balears crece año a año. Los datos recogidos por la Fiscalía reflejan un incremento mantenido de este tipo de violencia cometida por adolescentes. Sólo en 2017 fueron cuatrocientos los casos: 280 por violencia doméstica (contra padres, hermanos o abuelos) y 120 por violencia de género, ejercida por chicos contra sus novias. Desde el ministerio público constatan que se trata de casos cada vez más frecuentes y que, junto con el incremento de otras conductas penales, sobrecargan a la fiscalía especializada.
En apenas cuatro años el incremento de las conductas de maltrato investigadas ha pasado de 228 (en 2014) a 280. Eso en lo que respecta a la violencia dentro del ámbito familiar. El aumento de los malos tratos de adolescentes a sus parejas es mucho más acentuado. Los casos que se han abordado en Fiscalía se ha multiplicado por dos, de los 57 de 2014 o los 62 de 2015, el año pasado se pasó a 120 procedimientos penales.
Por la gravedad, también destacan los delitos de agresión y abusos sexuales cometidos por menores. El año pasado fueron 90. Estos se mantienen relativamente estables en los últimos años: 105 en 2016; 106 en 2015 o 89 en 2014. Aún con ese aumento de estos delitos más graves, la conducta ilegal más frecuente cometida por menores son los distintos tipos de delitos contra la propiedad: la Fiscalía recogió 1.091 casos de robos con fuerza, violencia o hurtos. Le siguen las lesiones, con 403 casos.
El decano del Colegio de Psicólogos y experto forense, Javier Torres, destaca que en este tipo de conductas violentas está bajando además la franja de edad con la que se cometen. «No derivan tanto de una falta de autoridad sino de las dificultades que se encuentran los padres para ejercer esa autoridad bien entendida», señala en torno a la violencia dentro de los hogares.
Torres también destaca la existencia de una serie de «prototipos de violencia» que impactan en los menores a través de medios de comunicación, Internet o la televisión. «Se normaliza esa situación de violencia por parte de los menores», añade. Apunta en especial al consumo de videojuegos a los que acceden los adolescentes con un ingrediente muy importante de agresividad y con escenas explícitas de agresiones o crímenes, de los que participa el jugador. «Por falta de control o supervisión esos juegos llegan a manos de menores, y no son apropiados por su edad. Por ahí podríamos entender que se produce aumento de violencia de menores». Otro aspecto que destaca Torres es la existencia de hijos e hijas «tiranos»: «Muchas veces, los padres, por querer protegerlos o mantener la relación con ellos ceden con tal de que una situación de conflicto no vaya a más», explica. También expresa su sospecha de que muchos casos se mantienen en el ámbito familiar.
Como solución propone un trabajo de prevención, no sólo de intervención: «Hay una labor muy importante a nivel de escuela, en la educación entre iguales y la no violencia, en la adolescencia luego es muy difícil actuar».
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.