Un grupo de visitantes andando por las calles de Dalt Vila.

El casco antiguo de Ibiza está resentido o eso dicen los empresarios de la zona. Según cuentan, el flujo de visitantes ha bajado «notablemente» en los últimos años, lo que conlleva una disminución de las ventas.

De hecho, apuntan que las tornas han cambiado y ni siquiera notan cuando llega un crucero. «Con los cruceros siempre esperamos a más gente, pero ni aunque desembarquen 4.000 personas en la isla nos enteramos», apuntó la dependienta de una tienda de moda.

En este sentido, muchos dicen que el problema está en que los desvían a otras zonas, como es Canar, y los turistas se quedan en el extrarradio de la isla. «Allí tienen hoteles y ‘beach clubs', además de playa, con todo incluido», señalaron desde un restaurante.

Asimismo, los diferentes locales de Dalt Vila aseguraron que aunque han tenido un mayo atípico y todo apunta a que junio seguirá el mismo camino, dicen que el visitante que llega es de «más calidad».

«Sí que es cierto que hay menos movimiento de gente por las calles, pero lo que entra en la tienda, por lo que veo, es de mayor calidad», relató una dependienta quien añadió que «esto vale más que cien personas que entran, miran y no compran nada».

El bajón de turismo se nota, según dijeron, en la última parte del día. Si antes la mayor parte de los locales, por no decir todos, bajaban la persiana pasadas las dos de la madrugada ahora pueden hacerlo antes. «Lo vamos viendo según el día, pero en mayo y en junio las ventas son parecidas por la mañana y por la tarde», explicó una empresaria.

En la tienda contigua, otra apostilló que pasadas las 10 de la noche las horas no son rentables. «Estás abierto porque tienes que estarlo, pero no tiene mucho sentido porque apenas entra gente». Una situación que hace años hubiera sido inimaginable cuando era incluso complicado hacerse paso en las calles del casco antiguo.

Así, una de las zonas que siguen guardando la esencia de la Ibiza hippie está perdiendo, a pasos agigantados, el turismo que la hace sostenible. Y es que, si la situación no cambia, muchos empresarios hablan de cerrar sus comercios. «No es rentable estar casi 15 horas con la tienda abierta para que solo cuatro personas compren algo. Para los que trabajamos hasta las dos de la mañana se hace muy pesado», apuntaron algunos.

Un poco mejor están los bares y restaurantes donde muchos visitantes aprovechan para hacer un alto en el camino. «Esto no es lo que era, es una pena, pero no estamos tan mal como las tiendas. Podemos aguantar un poco más», dijo un camarero.

Publicitar la zona

Sin embargo, muchos locales aseguraron que este tiempo inestable «al que no estamos acostumbrados en estas fechas en Ibiza» juega a su favor. Y es que, dijeron, que cuando el día amanece nublado y cae algo de lluvia los turistas huyen de la costa para acercarse al centro de la ciudad.

«Nos beneficia bastante. Alguno ya me ha dicho que si no hubiese salido el día torcido no se hubiese acercado aquí. Les da pereza», comentó una trabajadora. «Luego vienen, pasean, comen por aquí... y aprovechan el día. Es verdad que se van encantados, pero quizás habría que pensar en hacer más atractiva esta zona de la isla», añadió.

Una opinión compartida por varios empresarios que consideran que publicitar el casco histórico mantendría vivas sus calles y, con ellas, sus comercios que son, al fin y al cabo, el sello de identidad de la isla de Ibiza.