Elena López (Ibiza, 1977) se convirtió en 2015 en la primera mujer responsable de la cartera de Urbanismo en el Ayuntamiento de Eivissa. Pedagoga de profesión, ha dedicado buena parte de los esfuerzos de los últimos tres años a redactar a contrarreloj el nuevo Plan General de Ordenación Urbana de Vila después de que el Tribunal Supremo anulara el planeamiento de 2009 realizado por el anterior gobierno progresista. Pese al rechazo en bloque de la oposición, López sostiene que la ‘Biblia' que marcará el desarrollo del municipio en los próximos años pone las bases para solucionar la falta de vivienda o los problemas de movilidad.

—¿Qué efectos tendrá sobre la ciudadanía la aprobación del nuevo Plan General de Ordenación Urbana?
—Lo primero de todo, que salimos de esta situación complicada de convivir con dos planeamientos, el del 1987 y el de la aprobación inicial de 2016. Seremos, por tanto, más ágiles a la hora de dar licencias y tramitaciones. De cara a la ciudadanía, les beneficiará todo lo relacionado con política de vivienda. Además, una vez aprobado el PGOU se pueden hacer toda una serie de planes parciales por zonas, como unidades de actuación o planes especiales como el de ses Feixes des Prat de Vila o de Puig des Molins.

—La oposición, en cambio, considera que la nueva ordenación agravará todavía más el problema de la vivienda por la limitación de la edificabilidad y el encarecimiento del suelo.
—Los números dicen todo lo contrario. Cuando pones en el mercado vivienda pública con otros precios estás combatiendo la oferta de precios abusivos que ahora mismo existen. A la oposición le he intentado explicar que el Plan General lleva una memoria económica y un informe de sostenibilidad económica que tienen que estar avalados por la intervención del Ayuntamiento.

—Según el equipo de gobierno, el nuevo PGOU permitirá en los próximos años la construcción de 1.500 viviendas protegidas de promociones públicas y privadas. ¿No es una solución muy a largo plazo que no soluciona el problema urgente de falta de vivienda?
—Es una de las pegas. Desde que empezamos a gobernar hemos tenido que empezar la política de vivienda desde cero. En la anterior legislatura se dejó caer un plan de vivienda que venía desde el año 2007, se cerró la oficina del IBAVI, a lo que se sumaba que el planeamiento había decaído y que no había un marco donde plasmar nuestra política de vivienda.

—La oposición sostiene que se suprimirán unas 3.000 plazas con la conversión de algunos aparcamientos actuales en zonas verdes o para equipamientos. ¿Dónde van a aparcar los coches?
—Cuando la oposición habla de estas plazas yo creo que habla del aparcamiento des Pratet, que tiene una licencia provisional. No es una novedad que en es Pratet se tiene que construir un colegio, ampliar la zona libre que queda y hacer nuevas viviendas y calles. Otras unidades de actuación que se tienen que desarrollar como Talamanca, es Viver o Platja d'en Bossa contemplan espacios para aparcamiento gratuito y disuasorio. Además, el Ayuntamiento tiene más solares donde se pueden hacer nuevos aparcamientos disuasorios por la zona de Can Misses o Ca n'Escandell. La ciudad evoluciona y este PGOU apuesta firmemente por aparcar fuera de la ciudad y fomentar el transporte público.

—¿El aparcamiento de es Gorg desaparecerá?
—En este caso, cuando se haga el centro de baja exigencia se quitarán las plazas que estaban allí pero de ninguna manera se eliminarán las de toda la parcela. Solo desaparecerá un pequeño espacio pero, complementariamente, se crean nuevas zonas en ese mismo polígono. Es una evolución, no una desaparición. De hecho, esta zona se mejorará una vez tengamos el PGOU.

—¿Cómo tienen pensado resolver el grave problema de movilidad que padece este municipio?
—El problema de colapsos de tráfico y de falta de aparcamiento viene de hace muchos años. La ciudad ha crecido en los últimos 20 años de una manera exponencial, sobre todo el número de coches por familia, a lo que se suma que el transporte público es muy mejorable. Tenemos la cultura de llegar en coche hasta la puerta de nuestro destino. Todos los estudios que hemos hecho en materia de movilidad demuestran que el colapso en la ciudad no la causan los residentes sino toda la gente que viene fuera del municipio y que quiere aparcar en la puerta. Lo que tenemos que procurar es que toda la gente que venga de fuera pueda tener otra forma de llegar a la ciudad que no sea con su coche particular pero eso es un trabajo de muchos años. Hace diez años había aparcamientos disuasorios y no aparcaba casi nadie. Ahora cada vez más gente aparca fuera de la E-10, que cuando se convierta en avenida dejará de ser una barrera.

—¿Se verá beneficiado el pequeño comercio de la aprobación de este nuevo PGOU?
—Seguimos en la línea del PGOU del 2009 con la prohibición de las grandes superficies dentro del municipio para no perjudicar al pequeño comercio. Ahora mismo, la gran amenaza del pequeño comercio es la compraventa por internet. Pero tenemos que seguir en la misma línea de campañas por Navidad, San Valentín o del Día del Padre, en la desestacionalización para que venga turismo fuera de temporada alta y en seguir trabajando en la zona comercial abierta de la Marina.

—¿Es consciente el equipo de gobierno de que la falta de aparcamiento es el primer argumento que dan los comerciantes y los clientes para explicar la bajada de ventas?
—Sí, pero por esta cultura que tenemos. Hay que tener en cuenta que todos los núcleos históricos están todavía más limitados que nosotros, que estamos a la cola de espacios peatonalizados entre todas las Ciudades Patrimonio. El aparcamiento de Autoritat Portuària en la avenida Santa Eulària también ayudará mucho a que la gente deje el coche y tenemos el compromiso de APB de que este año saldrá a licitación.

—Uno de los asuntos por los que andan a la gresca con el Gobierno central es la paralización de las obras de reforma del futuro Parador de Ibiza. El Ayuntamiento asegura que la licencia de obras estará lista en unos días. Entonces, ¿ya no habrá ningún problema para retomar los trabajos?
—Por parte del Ayuntamiento nunca ha habido ninguna pega con el proyecto. Hemos hecho una tramitación normal de un proyecto de tal envergadura como puede ser el Parador. Ahora los redactores tienen que presentar el proyecto ejecutivo que entendemos que no tardará mucho. La Ciothupa dará el visto bueno y podrán comenzar. Ya no queda otro trámite en el Ayuntamiento, así que nosotros hemos cumplido. La tramitación de un proyecto como este la hemos hecho en un tiempo récord. Por otra parte, no se puede llevar a licitación nada si no tienes una partida reservada y no ha habido intención por parte del gobierno central de poner dinero para este Parador. Se sabe hace mucho tiempo que faltan 21 millones de euros, así que quien tendrá que buscar el dinero será el ministerio.

—Da la impresión de que, después de la peatonalización de Vara de Rey, el resto de proyectos está en stand-by. ¿Por qué no ha empezado ya la reforma del paseo de ses Figueretes que debían comenzar antes de verano en dos fases?
—El paseo de ses Figueretes sigue su redacción normal. Ya tenemos el visto bueno de Costas desde hace meses del proyecto inicial y sigue su desarrollo normal. No se hizo una primera fase antes de verano porque no teníamos todavía los fondos del impuesto turístico sostenible con los que se financian el proyecto. Nos dimos cuenta que podríamos hacerlo de una vez en un solo invierno y no molestar dos veces. Queremos empezar el 1 de octubre y así se está informando a asociaciones de hoteleros, vecinos o comerciantes para tenerlo en seis meses.

—¿Qué problema hay con la rehabilitación de sa Penya? Han pasado dos años desde los desalojos y en el barrio no se aprecia ninguna mejora.
—Sa Penya es otro de los proyectos clave que nos han hecho desde el Govern balear y que se está tramitando y que, en cuanto esté, sea el mes que sea, empezaremos. Sigue siendo un proyecto prioritario pero no todo va tan rápido como quisiéramos.

—¿La reurbanización de la zona conllevará un cambio sustancial en el barrio?
—Claro que sí. Pero también hay que tener en cuenta que sa Penya no necesita solo de una actuación. Con estas VPO no arreglaremos el problema, se tiene que seguir rehabilitando. Serán clave las reformas de sa Peixateria y es Mercat Vell pero hay que volver a hacer un barrio con equipamientos, viviendas dignas y seguir rehabilitando calles.

—También las obras del albergue se retrasan y no estará hecho durante esta legislatura.
—Todos los proyectos llevan unos procedimientos, una tramitación y todo eso son meses de trabajo y hace que no sea tan rápido como con la iniciativa privada. El proyecto del albergue sigue adelante, se están acabando los informes técnicos y patrimoniales. Nuestra idea y obligación como municipio de más de 25.000 habitantes es seguir adelante.

—Los ciudadanos se quejan por el mal estado de las aceras y del asfalto del municipio. ¿No se han planteado hacer un plan de choque para mejorar la imagen de las calles de Vila?
—Desde principios de legislatura hemos hecho inversiones muy potentes en materia de renovación de aceras. Uno de los proyectos que ha salido de los presupuestos participativos de este año es la renovación de las aceras de la calle Madrid y de la calle Lleó. Esta legislatura hemos renovado las aceras de Can Cantó, Ca n'Escandell y tenemos un servicio de mantenimiento constante para reparar las aceras. Tenemos que tener en cuenta que cuando entramos nos encontramos la ciudad en un estado bastante precario y tener la ciudad en estado de revista no es un trabajo que se haga en pocos años.

—¿Cuál será la principal prioridad del equipo de gobierno en este último año de legislatura?
—Será el albergue y el paseo de ses Figueretes clarísimamente. También en materia de vivienda vamos a seguir apretando mucho para acelerar proyectos como Ca n'Escandell, que incluye la construcción de más de 500 viviendas.