Bajo el lema Jo tinc Prou!, más de medio millar de personas se concentraron ayer por la tarde en Vara de Rey en rechazo a la masificación turística. La manifestación convocada por la plataforma ciudadana Prou! fue una muestra del rechazo colectivo por «la aparente falta de voluntad política» a la hora de implementar medidas de control que reduzcan el impacto negativo de la masificación en el paisaje y la vida de los ibicencos, y luchar por un modelo de turismo sostenible.

La plataforma contó con el apoyo de 37 agrupaciones de carácter social, cultural y ecológico, como el Institut d'Estudis Eivissencs, el GEN-GOB, Amics de la Terra, STEI, el Fòrum per la Memòria Històrica d'Eivissa i Formentera y diversas asociaciones de vecinos de toda la isla. Finalmente, no pudo cumplir con su objetivo de alcanzar la cuarentena, pero «recibir tanto apoyo para nosotros es todo un récord», afirmó Carme Torres, portavoz de Prou! momentos antes del inicio los actos programados.

La cita comenzó con una performance que emulaba una procesión de los «depredadores» responsables de esta «situación de urgencia». Alrededor de una decena de actores desfilaron hasta el monumento al General Vara de Rey, con carteles en los que se podía leer yo soy el propietario de la mansión que acapara el acceso al mar con sus jardines y concertinas o yo soy el arrendador codicioso que te echa del piso en mayo para cuadriplicar el alquiler en los meses de temporada.

Una vez finalizada, Jaume Ribas, directivo de la plataforma Prou! explicó a los asistentes que esta manifestaban «estaba muy lejos de ir contra el turismo. Hoy estamos aquí para pedir un modelo de turismo más respetuoso con nuestro entorno, nuestra gente, nuestra cultura, nuestra lengua, en definitiva, con nuestra forma de vivir». Como ya dijo Carme Torres en declaraciones a este periódico, «no se trata de demonizar el turismo de sol y playa, lo que hay que hacer es aprender a gestionarlo».

Apoyo ciudadano

Como bien mostraba la performance, las consecuencias de la masificación turística afectan a muchos aspectos de la vida de ibicencos de todas las edades. «Tenemos precios desorbitados en todo, la comida, ocio, vivienda, y es por culpa de este turismo en masa y de lujo que nos llega», confesó Ivette, una joven de Ibiza. María acudió a la manifestación con su hija y se mostró muy crítica con los beachs clubs. «¿Qué futuro les espera a nuestros hijos, si lo que ven cuando vamos a la playa es gente borracha y drogada bailando al son de música electrónica que encima te obligan a escuchar?», opinó.

Para muchos, la presión que se está viviendo en los últimos años en la isla es insostenible. «Habría que poner límites a este descontrol para proteger nuestros recursos naturales que son los que más sufren con este crecimiento desmesurado que hay», declaró Néstor Torres. Para Enriqueta Palacios «es triste ver que la gente venga a salir de fiesta y divertirse y se vaya sin conocer si quiera Dalt Vila o nuestras tradiciones. Esto deja muy claro que se están haciendo mal las cosas».

En Ibiza se están sucediendo una serie de errores que no sólo depende de esa «falta de voluntad política» de la que hablan en Prou! Tal y como afirmaron en su manifiesto, esto pasa «con el consentimiento de las autoridades competentes, que no saben, no ven, no se enteran. No obstante, los ibicencos tenemos que asumir la responsabilidad que nos pertoca del despropósito en el que se ha convertido la isla».

EL APUNTE

Una apuesta por el turismo sostenible

En el manifiesto, leído por Àngels Escandell, la plataforma Prou! aclaró que no están en contra del turismo, sino que «renegamos de que sea ilimitado, irrespetuoso y excesivo».

«Hemos pagado un precio demasiado alto por el dudoso privilegio de tener un renombre internacional. Por el camino hemos creado un monstruo que se ha tragado todo aquello que nos identifica como pueblo». Desde Prou! aseguran que la convivencia con los turistas es posible, como ya se demostró en décadas anteriores.