El espléndido entorno arquitectónico enfatizó la brillante interpretación de la orquesta, formada en esta ocasión por 60 músicos, fundada en 1.988 y con sede en Palma de Mallorca.
El concierto se inició con Los esclavos felices, una obra de uno de los compositores románticos españoles más importantes, J. C. Arriaga ( Bilbao 1.806 - París 1.826). A continuación se interpretó la famosa Sinfonía número 9, más conocida como “la Sinfonía del Nuevo Mundo”, del postromántico y considerado el principal representante del nacionalismo checo en la música, Dvorak (Checoslovaquia 1.841 - Praga 1.904).
La sinfonía de Dvorak está inspirada en la música norteamericana y los cánticos espirituales de los indios nativos que escribió en su estancia en los Estados Unidos en 1.893. Su duración es de unos cuarenta minutos y está formada por cuatro movimientos.
Para finalizar, el director dirigió unas palabras al público para agradecer a las entidades patrocinadoras su colaboración y debido a la larga ovación que recibió, les obsequió con la repetición del segundo movimiento de la sinfonía del Nuevo Mundo.
En conjunto, el concierto demostró la gran maestría de la orquesta con su director a la cabeza, y conmovió con su lograda y magnífica ejecución, todo ello envuelto en el halo espiritual e histórico de la catedral.
Por otra parte, gracias al Pla de Cultura Balear, con la finalidad de acercar la música a los presos, los músicos de la OSIB visitaron ayer la cárcel de Ibiza donde el concertino Smerald Spahiu ejerció de solista y director.
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