En los registros domiciliarios los agentes intervinieron grandes sumas de dinero en efectivo y pasaportes falsificados.
Un total de 155 detenidos, cinco de ellos en Ibiza, abundante material informático y decenas de pasaportes falsificados intervenidos, así como 11.250 euros y 16.000 yuanes en efectivo. Es parte del balance de una operación de la Policía Nacional que ha supuesto la desarticulación de una red internacional de tráfico ilegal de ciudadanos chinos con ramificaciones en la isla.
Según informaron ayer fuentes policiales, las investigaciones iniciadas hace tres años han permitido desmantelar el entramado que cobraba 20.000 euros a cada víctima para ser introducida en el Reino Unido desde España. La mayoría de las operaciones se realizaban desde Barcelona pero la organización también realizó varios traslados «low cost» desde el aeropuerto de es Codolar, tal y como reveló Periódico de Ibiza y Formentera en enero de 2016, tras las investigaciones llevadas a cabo por la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF) de la Policía Nacional.
La mayoría de los arrestados son de nacionalidad china y entre ellos se encuentran los cuatro cabecillas, que han sido detenidos como presuntos autores de delitos de pertenencia a organización criminal, falsedad documental y contra los derechos de los ciudadanos extranjeros.
Tarifa plana a Londres
La organización captaba a las víctimas en China y les prometían llegar hasta el Reino Unido a cambio de una «tarifa plana» de 20.000 euros por persona que incluía todos los pasaportes falsos que fueran necesarios y la colaboración para el cruce de fronteras.
Una vez en territorio Schengen, y hasta volar al Reino Unido, eran alojados temporalmente en «pisos patera» situados en la provincia de Barcelona, donde les retiraban la documentación ya utilizada y esperaban la llegada de los nuevos documentos de viaje, «fabricados» en China y enviados a través de empresas de paquetería y mensajería.
La red adquiría los billetes de avión el mismo día del vuelo para dificultar la acción policial y contaba con «pasadores», que acompañaban y guiaban a las personas traficadas durante todo el viaje, y «maestros» que les instruían con las frases en inglés más habituales utilizadas en un control de fronteras.
Los investigadores consiguieron que cinco migrantes declarasen contra la organización bajo la figura del testigo protegido, hecho de gran valor para la Policía teniendo en cuenta el hermetismo de la red y el miedo a posibles represalias.
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