Tras la manifestación del 8-M, se leyó un manifiesto en el Passeig Vara de Rey de Ibiza. | Daniel Espinosa

Nadie hay en el planeta que nos gane en esto del turismo. Dado que es nuestra principal -y casi única- fuente de riqueza, hemos aprendido mucho e incluso hemos exportado nuestro conocimiento sobre la industria turística a todo el mundo. Lo mejor es que lo hemos interiorizado, a mi juicio excesivamente, y nos hemos creído los inventores de la pólvora que no explota, casi los descubridores de la penicilina. Nada hay que podamos temer porque no tenemos parangón. O eso nos creemos.

Suenan las alarmas.

Una conclusión unánime que hay que extraer tras la celebración de la feria ITB de Berlín es que Túnez, Egipto y Turquía han resucitado. Han regresado de entre los muertos y quieren la parte del pastel que nos hemos estado comiendo estos últimos años a su costa. Se han puesto las pilas y vienen con fuerza. A modo de anécdota, los trenes de Berlín estaban llenos de publicidad de Turquía. Viajar allí y estar una semana a cuerpo de rey será muchísimo más barato que hacerlo a cualquier destino turístico español. ¡Qué les voy a decir de Ibiza y Formentera!

Aquí, como somos los reyes del mambo y atamos los perros con longanizas, conforme se acerca la temporada alta disparamos los precios y cobramos auténticas barbaridades porque, total, esto es Ibiza (y Formentera, en su caso) y van a seguir viniendo. Pagan lo que se les pida y no rechistan. Los turistas se lo tragan todo. Hasta que nuestros representantes (algunos, no todos afortunadamente) proclamen que mejor sería que no vinieran tanto, que nos causan muchos problemas e incomodidades, y que por tanto, conviene que paguen más impuestos hasta el punto que les doblamos el que pagaron el año pasado por exactamente lo mismo. Les tratamos de tontos porque además, les intentamos hacer ver que es para la mejora del medioambiente, cuando de un simple vistazo a los proyectos sufragados con el impuesto por dormir fuera de casa (también llamado impuesto de turismo sostenible) se ve a la legua que muchos de ellos nada tienen que ver con la ecología. Como muestra, la escuela de hostelería que se hará en Sa Coma.

Vendrán menos turistas.

Vendrán menos porque preferirán irse a otros lugares donde les traten mejor y no les cobren tanto por lo mismo. Es ya un hecho que los turoperadores incrementan exponencialmente sus operaciones a Turquía, Túnez y Egipto, al tiempo que las reducen en España. También en las Pitiusas. Y eso afectará no solo al turismo de verano, sino a todo el año. Es posible que este verano no se note demasiado, pero para el año próximo el golpe será acusado e imposible de disimular. Y entonces, la recaudación de la ecotasa será mucho menor porque habrá menos gente a quien cobrársela.

Huelga feminista.

Las mujeres están cargadas de razones para protestar por la multitud de situaciones injustas que soportan. Es normal que en un contexto de hartazgo social por muchas razones, pero principalmente por la lacra de la violencia machista, digan basta y salgan a la calle. Eso es lo que hicieron este jueves en todo el país, también en las Pitiusas. Ahora solo falta que se tomen decisiones, porque el diagnóstico es muy fácil de hacer y en eso coincidimos casi todos. Es en el tratamiento para curarnos de la enfermedad donde se falla, bien porque no encontramos la receta idónea, bien porque fallamos cuando hay que pasar de la teoría a la práctica.

Feliz domingo.