Nieves, Fina, Mari Carmen, Rosa, Juana, Gero, Toñi, Mamen y Lina, de S’Estany carrer Ample reeditaron el éxito logrado en la primera edición. | Marcelo Sastre
La calle Rosell volvió a ser ayer el epicentro mundial del arroz de matanzas con la celebración de la sexta edición del ‘Concurs Mundial d'Arròs de Matances de Sant Antoni', una edición exitosa y de record. «Hasta última hora del viernes estuvimos pendientes del cielo, pero al final hemos tenido un día magnífico, con un ambientazo espectacular y con una nueva marca para la intensa historia del certamen, con 66 equipos participando y repartiendo más de 1.500 raciones de arroz», señaló Vicente Sala, miembro de la organización. «Son doce equipos más que el año pasado», resalta Sala, quien recuerda que esta «locura gastronómica» nació en 2012 con nueve equipos. El secreto de un «bon arròs de matances» no se puede revelar pero el éxito del certamen sí: «todos los equipos que participan un año, repiten».
A mediodía, cualquier visitante que entrase al pueblo podía llegar hasta el escenario del festival gastronómico siguiendo a su olfato. Una vez en el lugar, los problemas de movilidad eran mayores. «Esto parece Amnesia» o «ni que fuese el metro de Madrid», eran algunos de los comentarios entre los seguidores del arroz de matanzas que buscaban su recompensa culinaria. El colapso era máximo en el tramo en el que se encontraban los laureados equipos S'Estany, Autoescuela Santa Gertrudis y Sa Gatera. «El secreto de un buen arroz de matanzas está en no poner mucha cosa», señala Cati Ribas, cocinera del rebautizado Autoescuela contraataca. «La clave: pebrassos eivissencs de Santa Gertrudis y cogidos por Pepita la peluquera». Cati y sus siete amigas cocinaron ayer 2 kilos de arroz, aunque el resultado final no acabó de convencerles. A su lado se encontraban los animosos de Sa Gatera. «El primer año quedamos segundos y desde entonces ya se trata de una historia de supervivencia», apunta José para mayor regocijo de sus amigos. Al lado se encuentran las integrantes del equipo s'Estany. Nieves recuerda que fueron las ganadoras de la primera edición, un éxito que ayer saborearon nuevamente. «Lo importante es participar y disfrutar del buen ambiente», señalaba cuando todavía no sabían que iban a ser las triunfadoras. «Permiso, paso, abran camino», apuntaba una voz que custodiaba al portador de uno de los 66 platos numerados que se dirigía al punto donde se encontraban el jurado. El paso se complicaba especialmente en algunos tramos por donde discurría la serpiente de personal que acompañaba a los músicos de la Escola de Música de Sant Antoni, uno de los grupos que pusieron su «salsa sonora» a la jornada.
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