Ayer 7 de enero comenzaron oficialmente las rebajas de enero en toda España. Sin embargo, en la ciudad de Ibiza al ser domingo fue un comienzo extraño, diferente al de años anteriores cuando cientos de personas se echaban a la calle desde primera hora de la mañana para llevarse las primeras gangas después de que pasará la Navidad y los regalos traídos por los Reyes Magos y Papa Noel.
Hubo gente, bolsas y colas pero no tantas como cabía esperar. Una vez más, el lugar escogido por todos aquellos que acudieron a gastarse sus euros fue la avenida Bartomeu Rosselló de la ciudad de Ibiza. Y no porque ofreciera más rebajas o mejores y más originales productos, simplemente porque era prácticamente la única calle de la ciudad donde estaban abiertas las tiendas, la mayoría de grandes franquicias. De hecho, parecía como si el cruce con la calle Ignasi Wallis, en dirección a Isidor Macabich, indicara que estábamos en otra urbe completamente distinta. De ahí, hacia el Parque de la Paz, nada, prácticamente ni un local abierto exceptuando alguna cafetería o algún bar.
Tal vez por eso, las dependientas más veteranas y con más años de experiencia confesaron a Periódico de Ibiza y Formentera estar viviendo ayer uno de sus días de rebajas más tranquilos. En las principales tiendas de ropa de esta avenida, la mayoría de ellas podían atender sin excesivas primas las demandas de tallas de los clientes, algo prácticamente impensable el año pasado, cuando el primer día de rebajas coincidió con sábado. «Podemos ir y venir al almacén sin problemas, buscar en nuestros archivos e, incluso, ir colocando las prendas cuando se desordenan, y eso era algo que yo, personalmente, no había vivido en un día de rebajas desde hace años», confesó una de ellas mientras doblaba sudaderas con cierta tranquilidad.
Los clientes agradecidos
Por su parte, muchos de los que se pasaron ayer por la céntrica avenida de Vila y por el inicio de Ignasi Wallis también agradecieron el que ayer fuera domingo. «Todo está siendo mucho más sencillo y mucho mejor porque no hay tanta gente y tantos agobios para poder ver los precios de la ropa y las tallas», explicó Catalina, que salía cargada de bolsas en compañía de su hija Sara y su yerno Miguel.
Incluso, otros como Ahmed y su mujer Salima, se dieron de bruces con las rebajas mientras paseaban desde ses Figueretes hacia el puerto de Ibiza puesto que no esperaban que las tiendas estuvieran abiertas. Según sus palabras, dudaron un poco qué hacer, pero tras ver que había poca gente y echar un vistazo a su cartera, entraron en varias tiendas y al final salieron con una sudadera y un jersey para él y unas botas para ella.
Lo mismo que Joel y su mujer Joanna, el grupo de adolescentes formado por Mila, Estefanía, Pep, Raúl y Joan Lluís que llevaban bolsas de varias tiendas, o de la familia Contreras Tur, que acudieron acompañando a su vástago menor, Luis, dispuesto a gastarse el dinero que le habían traído los Reyes Magos por mediación de sus padrinos. Todos agradecieron que las franquicias abrieran un domingo y lanzaron un guante al resto de tiendas de la ciudad. «Sabemos que es muy difícil competir con las grandes marcas, pero creo que no abriendo hoy domingo cuando hay mucha gente librando han perdido una gran oportunidad de hacer dinero y de fidelizar a nuevos clientes», resumió Manuel mientras fumaba un cigarro a la puerta de una tienda y observaba en qué se gastaba los 100 euros su hijo Luis.
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