La jueza Clara Ramírez de Arellano dejó el caso visto para sentencia tras escuchar los testimonios del acusado, que negó una vez más los hechos, la víctima, que declaró tras un biombo, y los agentes de la Policía Nacional que se encargan del seguimiento de este caso de violencia de género.
La juez rechazó la petición de libertad provisional de la defensa ya que, según explicaron fuentes judiciales, el acusado acumula ya dos condenas por quebrantamiento y una por violencia de género.
El joven fue trasladado a primera hora desde el Centro Penitenciario de Ibiza, donde se encuentra interno desde el pasado 12 de diciembre, tras ser detenido por la Policía Nacional por quebrantar la orden de alejamiento y comunicación respecto a su expareja. En aquella ocasión, el juez de Violencia Sobre la Mujer de Ibiza ordenó su ingreso en prisión provisional por quebrantar la orden de alejamiento y de comunicación que tenía impuesta, así como acosar y coaccionar a su expareja.
En el juicio celebrado ayer, al igual que hiciese hace dos semanas, J.E.V., negó todas las acusaciones. Preguntado por las llamadas realizadas desde su teléfono móvil, relató que fueron llamadas que realizó «sin querer».
El juicio se llevó a cabo después de que el acusado rechazase el acuerdo de conformidad que suponía una condena de nueve meses de prisión. Tras celebrarse la vista, la jueza Ramírez de Arellano ordenó el reingreso en prisión del acusado.
Reincidente tras salir de la cárcel
J.E.V., fue detenido el pasado 12 de diciembre en un hostal de Vila en el que se alojaba tras salir de prisión después de cumplir una pena de seis meses de cárcel por un delito de violencia de género.
De hecho, el joven de 33 años fue detenido en dos ocasiones en siete días. La primera de ellas, apenas 72 horas después de salir de prisión. Un agente fuera de servicio lo detuvo en plena calle después de que su expareja denunciase que el joven continuaba acosándola y coaccionándola a través de mensajes del móvil.
La investigación apuntaba que J.E.V., también había quebrantado una orden de alejamiento y comunicación, pero este delito no se le pudo imputar porque el juzgado no le había comunicado el auto.
El joven compareció en el juzgado de lo Penal y se le comunicó que por sentencia se le imponía una orden de alejamiento de dos años respecto a su expareja, orden que entraba en vigor ese mismo día. Dos días después, agentes de la Unidad de Familia y Mujer (Ufam) de la Policía Nacional le volvieron a arrestar por los delitos de quebrantamiento de la orden de alejamiento y comunicación, amenazas y coacciones.
Fuentes policiales indicaron que desde que salió de prisión, el joven ha estado acosando y coaccionando a su expareja a través de «constantes mensajes de Whatsapp en los que incluso dejaba entrever que le había estado siguiendo».
1 comentario
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Pues mi sentencia: Cárcel y luego expulsión,, fácil señoría....