El salón de plenos de Can Botino se llenó ayer de políticos para celebrar el 39 aniversario de la Constitución. Estuvo presentes varios concejales de la oposición en Vila y prácticamente el equipo de gobierno de Vila al completo. Entre ellos los concejales de Guanyem, todos con lazo amarillo para reivindicar la liberación de los exconsellers catalanes y Joan Ribas, además, con una insignia de la bandera española republicana. «No pienso permitir que los herederos del franquismo anulen nuestro sueño de una república de los pueblos y naciones de España basada en la justicia social y donde nos sentamos todos representados y el Borbón busque trabajo», escribió Ribas la noche del martes en su perfil de Twitter. Se ve que al teniente de alcalde de Vila se le queda pequeña la política que se realiza en Can Botino.

Donde sí pudo Ribas dejar su sello personal fue en el refrigerio que se sirvió tras el acto institucional, en el que no se sirvió ninguna bebida alcohólica. Todo un inconveniente para alguno de los políticos que ayer subió a Dalt Vila, y es que un canapé no sabe igual si va acompañado de un Ribera del Duero o si se ingiere con Coca Cola. Un refrigerio que los consellers de Podem–Guanyem en el Consell d'Eivissa se perdieron por segundo año consecutivo. Los días de fiesta son sagrados.

Quien este año no tuvo tanto trabajo como el anterior fue el pianista Miguel San Miguel, quien ayer interpretó junto a la violinista Laura Boned –ambos forman el conjunto Bis@Bis– dos temas: ‘Tango', de Isaac Albéniz para abrir el acto, y ‘Sa Roqueta' de Joan Gamisans y arreglos del propio San Miguel para cerrarlo. Nada que ver con el esfuerzo del 6 de diciembre de 2016, cuando interpretó una decena de temas junto a la soprano Irantzu Bartolomé en el Consell d'Eivissa.

Eso sí, un año más la presencia de ciudadanos se limitó a los familiares y parejas de los encargados de leer varios artículos de la Constitución.