En el último pleno en el Ayuntamiento de Vila los concejales de la corporación perdieron una magnífica oportunidad para demostrar que lo que escriben en las redes sociales y pregonan en sus discursos institucionales va en serio y pretenden ponérselo más difícil a los proxenetas y puteros. Sin embargo, la moción de EPIC que pretendía cortar el grifo de la publicidad institucional a los medios de comunicación que publican anuncios relacionados con la prostitución, se transformó en una petición descafeinada para que el Gobierno y el Govern modifiquen sus leyes de publicidad. En definitiva, un ‘entre bomberos no nos vamos a pisar la manguera’ de manual. Después de esto, alguno de los inquilinos de Can Botino todavía tendrá la barra de dar lecciones sobre igualdad y feminismo.
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