Los malos números cosechados durante el verano, especialmente a partir del mes de agosto, han acabado de decidir a Lluís Cardona, propietario de la joyería Cardona, junto al Mercat Vell, a cerrar a finales del mes de octubre. «Otros años he abierto en invierno pero abrir este sería perder el tiempo», comenta. Cardona define esta temporada que acaba como «un verano raro» que ha compensado a pocos negocios, sobre todo teniendo en cuenta los elevados precios de los alquileres de los locales en la zona a los que se suman los gastos fijos en personal.
Este joyero ibicenco considera que los problemas para acceder al barrio son los responsables de este pésimo verano: «El minibús gratuito va y vuelve vacío porque los turistas no lo cogen. Y los que tienen dinero no vienen si no pueden entrar en coche», argumenta.
En el otro extremo está Albert, propietario de una tienda de ropa quien, sin embargo, no hace un balance negativo de la temporada. «No he llegado a los números que pensaba pero no me he ido mucho», asegura. En su opinión, la razón del descenso de ventas no es que el poder adquisitivo de los turistas haya bajado sino que se ha encarecido el precio de los productos. «Los ricos son ricos pero no gilipollas», comentaba con sorna.
El dueño de esta tienda de ropa, que abrió por primera vez esta temporada, cree que la clave es «innovar», vender productos diferentes y de calidad. «La gente que quiere comprar mala calidad se va a las franquicias. El problema es que aquí se vende baja calidad a precios altos», señala.
Sea cual sea la causa de la caída de ventas en determinados negocios, lo cierto es que muchos locales han colgado en sus fachadas el cartel de ‘se traspasa' y casi todos ofrecen descuentos importantes para salvar la temporada. Denise, dependienta de una tienda de ropa, asegura que este año han vendido la mitad que el año pasado. Por este motivo, su jefe ha decidido traspasar el negocio y este invierno no abrirá. «Si en agosto no había clientes imáginate los que puede haber en noviembre», concluye.
3 comentarios
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que se fastidien los chupi ways que se creen que van a hacerse de oro vendiendo porqueria a precios super elevados , es lo que hay
Vilero cuanta razon, y Albert tembien, Ese barrio tendria que ser encantador, ya que es de la poca historia que queda en la Isla, Sa Peixeria tendria que estar arreglada para hacer conciertos y todo tipo de mercadillo, las calles de La Peña, dentrian que estar conectadas como antaño, que bajaban hasta la marina, y ese barrio tendria que ser prioridad máxima para nuestros gobernantes, y si han de venir los antiditurbios y la guardia civil, que venga, y si hace falta dos retenes fijos alli, pues que esten, lo que puede ser es esa impunidad y desidia adminitrativa. Que no hay mas ciego que el que no quiere ver, y más algo tan obvio.
Mucha razon Albert, yo como ibicenca, tampoco voy al puerto a comprar, basicamente xq lo que se vende, en ocasiones, es calidad penosa a precio exagerado, y encima lo encuentras por internet o mercadillos peninsulares, y encimael barrio esta, olvidado, dejado, sucio... vendiendo drogra con total impunidad, cuando ese barrio tendria que ser la joya de Vila.