Aidastella, Costa neoRiviera y Celebrity Reflection fueron los tres grandes buques que atracaron ayer en los muelles de es Botafoc y que trajeron consigo a miles de turistas que venían dispuestos a exprimir al máximo sus horas en la isla. Sin duda, motivo suficiente para que los negocios de Vila pudieran reponerse, en parte, de un agosto apático en el que «ha habido turismo, como siempre, pero turismo pobre», decían ayer algunos empresarios.
El plan del día parecía sencillo: desayunar en una terraza con vistas al puerto, andar por el paseo, perderse por las calles más históricas y repostar en alguno de sus restaurantes para dejar la isla con los «deberes hechos». Así lo esperaban los hosteleros que aseguraron ver «mucho movimiento, pero poca compra». Las calles se llenaron desde primera hora y el goteo de gente fue continuo durante toda la mañana. «Nosotros abrimos a las 12 y me ha costado llegar a tiempo. Ha sido una locura tener que esquivar a tanta gente», decía riéndose una dependienta de una tienda de accesorios. «Hay movimiento, pero es relativo», añadía Javier, otro trabajador de la zona. Y es que, bajo su punto de vista, no se trata de traer a mucha gente a la isla, sino de conseguir que la gente que nos visita, consuma. «Yo sé que los ‘crujen' con los precios y esto en poco tiempo lo vamos a notar», lamentaba este trabajador que no cree que en Ibiza se cuide al turismo. A escasos metros está Vanesa, dependienta de una boutique de moda, quien no dudó en calificar al turismo de crucero de «patético», por tratarse de un turismo barato «que llega con todo pagado». La joven afirma que los días de crucero son los peores en ventas porque «revuelven todo, pero no se llevan nada». Aún así, la opinión difiere de unos a otros y todavía hay quien no tiene queja, por lo menos, de los cruceristas. Es el caso de Jacob, camarero de un negocio familiar que tiene a sus espaldas más de 30 años de experiencia y que está situado en primera línea del paseo. Para él, la única pega es que no haya acceso directo al puerto, porque les resta ventas, pero asegura que este año han contabilizado un 30% más de cruceros entre el inicio y el final, que está por llegar, de la temporada. «Que se estiren los cruceros nos ayuda porque así los días más muertos, se reactivan», afirmaba. «Lo que no se notan son los barcos de lujo, pero en el momento en el que hay dos barcos, hay trabajo y si, como hoy (por ayer) hay tres, estamos desbordados», añadía. Este camarero es consciente de la importancia de contar con un sitio estratégico para el turista. «Si estás en primera línea está claro que te llevas el primer mordisco», decía convencido de que cada año la oferta va subiendo.
La otra cara de la moneda es para los visitantes. El perfil es muy amplio y llegan desde cualquier rincón del mundo. «Lo bueno de hacer un crucero es que conoces muchos sitios en poco tiempo y de una forma asequible», decía Constanza, una argentina afincada en Italia que ha elegido pasar 11 días navegando por el Mediterráneo. Junto a ella, una familia de italianos descansaba después de llevar cinco horas pateándose el centro de la isla. «No nos hemos movido mucho porque apenas estamos unas horas aquí y hemos aprovechado para hacer alguna compra», decían. Otros, ni siquiera quisieron parar a comer en ningún restaurante de la zona «para aprovechar más el tiempo», aseguraban. La realidad es que todos echan de menos pasar más tiempo en la isla porque se van sin pisar sus calas y sin ver sus famosas puestas de sol. «Nos quedamos con ganas de más, así que tendremos que volver», decía una pareja alemana que pisaba por primera vez la isla.
LA NOTA
Ibiza se agita con la presencia de miles de cruceristas
Vinieron para unas horas, pero no pasaron desapercibidos. Los tres buques que atracaron ayer en la isla no dejaron indiferente a nadie y no es para menos. Con una eslora de 253 metros, el crucero italiano Aidastella hizo una parada de 11 horas en Ibiza para que los turistas pudiesen conocer la isla. Partió desde Cagliari y finalizará su viaje en Mallorca. Por su parte, el Costa neoRiviera, con una eslora de 216 metros y una capacidad para 1375 pasajeros, ha partido esta madrugada hacia Mallorca, destino final del crucero. El Celebrity Reflection, con una capacidad que supera los 3000 pasajeros, inició su viaje en Cartagena y lo finalizará en Avitavecch.
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