La saturación de vehículos y las malas prácticas al volante están convirtiendo las carreteras de la isla en una trampa mortal para los conductores. En las últimas semanas estamos asistiendo a una cifra alarmante de accidentes con un desenlace fatal –12 muertos en lo que va de año, cuatro más que en 2016–, lo que aviva el debate de si en la isla sobran coches y motocicletas o faltan agentes y mano dura para frenar las imprudencias.
Ayer mismo el alcalde de Vila, Rafel Ruiz, relató en Facebook una experiencia personal que pudo acabar en «desgracia», como él mismo afirma, cuando un vehículo de alta gama «con matrícula francesa» lo adelantó de forma temeraria y posteriormente se detuvo «en medio de la carretera» desafiante. Todo quedó en «un gran susto», dice Ruiz, que ante el hecho de que en verano se «triplique» el número de vehículos considera «lógico» que deba «aumentar el número de guardia civiles». «No puede ser que haya la misma guardia civil (por no hablar de otros servicios públicos) en enero que en agosto. Necesitamos más medios para que aquellos que vienen aquí a hacer lo que no hacen en sus países sean perseguidos y castigados. Si el gobierno central no retira la absurda norma de que no se pueda contratar más personal el rechazo del residente al turista irá a más», sentenció el alcalde de Vila en su entrada de Facebook.
Cabría matizar en este punto que buena parte de culpa de que las plantillas de la Guardia Civil, la Policía Nacional o las policías locales de la isla no estén completas la tienen los elevados precios de los alquileres y no la ‘ley Montoro'. En una semana en la que se ha hablado mucho de la llamada ‘turismofobia', no parece lo más oportuno que el primer edil de Ibiza atribuya solo a los turistas el caos que se vive en nuestras carreteras. ¿Acaso sabe a ciencia cierta que quien conducía ese BMW X6 no era un residente, incluso un ibicenco de pura cepa? ¿Ante una irresponsabilidad, importa la procedencia del sujeto en cuestión?
Tiene razón Ruiz cuando dice que se deben «perseguir y castigar» este tipo de comportamientos al volante, pero se equivoca al dirigir únicamente su rabia sobre «aquellos que vienen aquí a hacer lo que no hacen en sus países». ¿Es que no recuerda que quien mató al ciclista Daniel Viñals era un joven de la isla? Como dice Marta Flich, el problema no son los turistas, sino el modelo productivo. ¿O nosotros no somos turistas cuando viajamos al extranjero?
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