Los vecinos de la calle Rosell y adyacentes protestaron el sábado pasado por las molestias que el ejercicio de la prostitución causa en el barrio. Aseguran que los párquines disuasorios están llenos de preservativos y que las prostitutas no se esconden a la hora de trabajar y dañan coches y motocicletas aparcadas. Estos vecinos aseguran estar cansados de los ruidos que provocan y que los turistas en muchas ocasiones también son víctimas de robos. | Marcelo Sastre

El Ayuntamiento de Sant Antoni aseguró ayer que entiende la preocupación de los vecinos de la calle Rosell, que exigen soluciones y medidas contra la prostitución callejera en el núcleo urbano y en esa calle donde, además y como consecuencia, se producen robos, peleas y asedio a los turistas. Desde el Consistorio afirmaron ser conocedores de esta realidad y, de hecho, se han reunido con los vecinos para tratar el tema. Los vecinos, cansados de los problemas que generan las prostitutas en el núcleo urbano, se concentraron el sábado por la noche para exigir soluciones. Entre las medidas que piden los vecinos se encuentra una mejora de la iluminación y más presencia de la Policía Local. Sobre lo primero, una portavoz del Consistorio señaló que se ha tramitado la petición a la concejalía de Infraestructures «y se están estudiando diferentes posibilidades para acometer esta mejora». En cuanto a la presencia policial, según apuntaron, los agentes incluyen esta calle en sus recorridos diarios, «pero no pueden permanecer constantemente en el mismo punto ya que deben atender otro tipo de actuaciones», afirmaron desde el Ayuntamiento.

En el acumulado de temporada turística, los agentes de la Policía Local de Sant Antoni han realizado más de un centenar de identificaciones de prostitutas para saber si tenían procesos judiciales o de Extranjería abiertos y han interpuesto más de una veintena de denuncias administrativas por incumplimiento de la ordenanza municipal de convivencia, «pero esto no conlleva detenciones a no ser que se las sorprenda cometiendo un delito, como robo o agresión».

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El Ayuntamiento trasladó este problema a la Guardia Civil en la última junta local de seguridad «por si hubiera un delito de trata de blancas y se pudieran llevar a cabo en Sant Antoni actuaciones como las que se han desarrollado en Vila, pero hasta el momento no las ha habido».

Los vecinos aseguraron en la concentración del sábado que las prostitutas atienden a sus clientes en la vía pública, dejan preservativos en la calle tirados y generan problemas de orden público, además de robar a turistas.