El alcalde de Vila, Rafa Ruiz, en el pleno del jueves. Foto: DANIEL ESPINOSA

Resulta muy apropiado que un destino turístico de primer orden como es la ciudad de Ibiza, donde se concentran unos meses al año un buen número de hooligans y otros individuos asilvestrados de la especie humana, tenga un alcalde que de vez en cuando se comporta como un auténtico hooligan, reventando a conciencia un pleno municipal. No cabe definir de otra forma su comportamiento en el pleno del pasado jueves, donde en cuanto dejó de leer lo que llevaba escrito sobre a la propuesta del PP de reprobar al teniente de alcalde y concejal de Servicios Sociales, Joan Ribas, por el asunto del albergue, perdió los papeles y desbarró de forma muy inapropiada. Y además lo hizo sin la más mínima originalidad, sin una brizna de chispa, sino incurriendo en la zafiedad más burda. Vaticinó que pronto el PP podrá hacer un grupo municipal en Picassent y también en Soto del Real. Tal ejercicio de ingenio, más propio de los monologuistas de Cocktail de Risas del Teatro Pereyra, cumplió su propósito de dinamitar el pleno. "Marxeu, marxeu…" animaba gozoso Rafa Ruiz a los concejales del PP, el partido más votado del municipio, por si se le había olvidado.

• Mejor sin oposición.

Ya empiezan a ser más que habituales los rasgos de anemia democrática del equipo de gobierno de Vila y más concretamente del alcalde Ruiz, tan pagado de sí mismo y de su superioridad moral que raro será no verle pronto en una tarima a mayor altura que el resto de los mortales, como si fuera el Dalai Lama. Porque, en efecto, Ruiz presume a menudo de poseer, al igual que el resto de su equipo de gobierno, unas cualidades que le hacen superior a los demás concejales y eso solo por ser de izquierdas. Solo así se comprende que haga referencias al lugar donde nacieron los ediles progresistas, e incluso a su origen familiar, como si el resto de concejales que no militan en sus filas fueran Uruk-hai, aquella raza de orcos creados por Saruman en las entrañas de Isengar. Debe ser que los ediles populares o el edil de EPIC son, a ojos de nuestro alcalde, infraseres malignos venidos del ultramundo, que buscan acabar con la ciudad a sangre y fuego. Pero lo cierto es que lo único que se vio en el pleno fue a concejales de un grupo municipal pidiendo explicaciones y censurando la actuación política de un concejal que está ya notoriamente reprobado por un número no pequeño de vecinos, concretamente los de la Associació de Veïns i Comerciants Eixample Nou. Las 1.500 firmas presentadas en contra de que el albergue se construya desde cero en la calle Vicent Serra Orvay y a favor de que se construya en Es Gorg, son el origen del desquicie de Ruiz y la causa de su gamberrada para hacer que los ‘populares' se marcharan del pleno.

Dice Ruiz que ellos aceptan la opinión de la oposición, pero no es cierto. Ya hace tiempo que demuestra algo más que desprecio por la opinión de los demás, lo cual es bastante lógico en un alcalde que parece levitar y caminar sobre las aguas gracias a su militancia en la progresía. Y ya quedan pocas dudas de que, si de él dependiera, la oposición no existiría o estaría muda. El desprecio que parece sentir por ella es proporcional a su arrogancia, como demostró el jueves.

• El albergue.

El concejal del PP Alex Minchiotti enumeró no pocas declaraciones públicas del concejal Joan Ribas sobre el albergue y la idoneidad del edificio del antiguo retén de la Policía Local, que solo precisaba unas reformas. Y lo decía sabiendo perfectamente que no era cierto, porque Urbanismo ya trabajaba en el proyecto para derribar el inmueble y en los planos para una nueva edificación. Dado que para esto no hay respuesta posible, porque constituye un engaño imposible de tapar, pues el alcalde evita que Ribas se explique -lo que contribuye a confirmar las sospechas- y trae al pleno un asunto que tiene en vilo a los vecinos de Vila, como son la población reclusa en las cárceles de Soto del Real o de Picassent.

Rafa Ruiz sigue sin comprender que el albergue genera un importante rechazo entre un número considerable de vecinos y ya que se ha determinado a ignorarles y a no contemplar otras alternativas, debe cargar con las consecuencias de su decisión, que no es otra que el desgaste político. Pero que se quite de la cabeza acabar con las críticas, como a él le gustaría, o apagar el debate, cosa que no está en su mano. Este asunto va camino de ser tu talón de Aquiles, le guste o no. Y como siga por este camino de hacer lo que le viene a él en gana sin escuchar a nadie, vaticino que le costará el cargo.

Feliz domingo.