Rampa que da acceso a la zona de mortuorios desde el nuevo hospital de Can Misses.

El nuevo hospital Can Misses, inaugurado en marzo de 2015, carece de zona de mortuorios, por lo que los pacientes que fallecen en el centro hospitalario tienen que ser trasladados a las cámaras frigoríficas del antiguo hospital, donde también está ubicada la cocina de donde salen los menús para todos los pacientes ingresados en Can Misses.

La presencia de estos dos servicios, el de mortuorios y la cocina, en el antiguo edificio provoca que tanto las camillas sobre las que se traslada a los fallecidos como los carros de comida compartan la rampa de acceso y el pasillo que une los dos edificios. Un transporte que se intenta llevar a cabo con la mayor discreción posible, aseguran desde Can Misses, y que realizan una pareja de celadores.

No obstante, desde el centro sanitario señalan que «es muy difícil» que los celadores que se encargan del traslado de los fallecidos a las cámaras mortuorias se encuentren tanto con los profesionales que se encargan del reparto de las comidas como con usuarios del hospital o familiares de pacientes ingresados en Can Misses, ya que siempre son dos los profesionales que se ocupan de esta tarea y uno de ellos vigila que no haya nadie a su paso. «Se extreman todas las precauciones y los celadores deben utilizar los ascensores exclusivos para el personal sanitario», explican desde el centro hospitalario. Sin embargo, y a pesar de que en estos ascensores existe señalización que prohíbe su utilización a los usuarios de Can Misses, no existe ningún mecanismo que impida acceder a ellos.

Los motivos

El motivo de la ausencia de este servicio en el nuevo hospital ibicenco es que los profesionales sanitarios rechazaron la propuesta inicial de los arquitectos encargados de diseñar el nuevo edificio, que habían previsto la instalación de la sala de autopsias y de las cámaras frigoríficas en el bloque C. Una ubicación que no convenció a los profesionales de Can Misses ya que implicaba que los vehículos mortuorios tuvieran que aparcar junto al centro escolar de Sa Joveria cada vez que tuvieran que trasladar un cadáver del hospital al tanatorio. Además, la previsión es que los mortuorios estuvieran cerca de los servicios de Oncología y Consultas Externas, lo que desaconsejaba su ubicación en esta zona que actualmente ocupa el aparataje para la detección del ganglio centinela y el laboratorio de fertilidad.

Con la conversión del hospital viejo en un centro sociosanitario también se aprovechará para mejorar el espacio de los mortuorios, que pasará de tener alrededor de 120 m² a 300 m², además de ampliar el número de cámaras frigoríficas pasando de cuatro a seis. Desde Can Misses apuntan que la sala de autopsias tendrá 40 m²y que también se habilitará una sala de espera para familiares, inexistente en la actualidad. La ampliación del espacio dedicado a este servicio supondrá para los celadores encargados del traslado de los fallecidos tener que recorrer menos metros de un recorrido que realizan, según sus propios cálculos, en diez o doce minutos.

LA NOTA

Las quejas de los celadores encargados de los traslados

Las quejas recibidas por este rotativo de celadores que trabajan en el hospital Can Misses se centran en la «peligrosidad» que para ellos supone trasladar a los difuntos por la rampa que une el viejo y el nuevo edificio de Can Misses para su traslado a la zona de mortuorios. Estos celadores, además, señalan que para llegar a las cámaras donde se guardan los cadáveres tienen que pasar junto a la lavandería y la cocina, dos servicios que también continúan en el viejo edificio. Sin embargo, desde el centro sanitario señalan que en ningún momento se entra en contacto con estos servicios y que, con las obras de remodelación previstas, el recorrido todavía será más corto que el que se realiza en la actualidad.