Artista en todas las facetas imaginables, Fabregat estudió para ser escultor pero para «guanyar-se les garrofes» empezó a trabajar como diseñador gráfico en Barcelona hasta que un día dió un giro a su vida y se vino a Ibiza. De eso hace ya 31 años y gracias a esa decisión Ibiza ganó uno de los gestores culturales más importantes de los últimos 30 años, impulsor de iniciativas como Anem al Cine, el Supermercat del Art o con sus inseparables Toni Roca y Julio Herranz, distintos encuentros poéticos fijos en la programación cultural pitiusa. Y además, descubrimos a un conversador culto, inteligente, ameno, divertido y sobre todo, a una enciclopedia de dos piernas sobre multitud de temas. Tanto que una entrevista con él se queda corta en dos páginas y en un programa de media hora.
—Sus segundas Sardinas Negras. Fue de los pioneros que pasó por IB3 Radio y Es Faristol Pitiuses. ¿Cómo se siente?
—Fenomenal. De hecho cuando me llamaste pensé... «que raro»... aunque luego dije... «pues mira, mejor, así salgo dos veces» (risas).
—¿Cómo llega Carles Fabregat a Ibiza?
—¡¡Madre!! Pues hace un poco de eso. 31 años. Quería dar un cambio en mi vida y pensé que Ibiza era el lugar adecuado.
—¿Un cambio?
—Si. Yo había estudiado Bellas Artes, la rama de escultura, pero eso no da para vivir. Entonces, para «guanyar-me les garrofes» empecé de diseñador gráfico en Barcelona montando un estudio con un compañero. Sin embargo, y aunque nos iba bien me di cuenta que si seguía no me iba a dedicar a la escultura. Así que decidí dar un corte, y pensé en Ibiza. donde veraneaba desde 1976.
—Sería el lugar ideal para un artista...
—También había muchos tópicos. Ya sabes... eso de «en Ibiza siempre es más fácil crear, la magia de la luz mediterránea, Ibiza tierra de artistas»...
—Puede parecer estúpido pero ¿ha cambiado tanto la isla desde entonces?
—Mira, hay una cosa curiosa con el paso del tiempo, y es que muchas veces olvidamos lo que hemos vivido y tenemos que echar mano de referentes que hemos leído o visto en fotografías o películas. Pues esto me pasa a mí con Ibiza. Creo que si yo me plantara en la Ibiza de primeros de los ochenta me llevaría una gran sorpresa. Y no se si buena.
—¿Entonces es nostálgico? ¿De los que piensan que el tiempo pasado fue mejor?
—No. Siempre miro al futuro porque si echo la vista atrás seguro que me haría trampas a mi mismo.
—Ha hecho mucho por el arte en Ibiza. Sería imposible recordarlas todas en esta entrevista. Pero tal vez una de las más importantes es el ciclo Anem al cine, con películas en versión original y de cine independiente. Lo pusieron en marcha hace 25 años y sigue al pie del cañón.
—Bueno no fuimos del todo pioneros. Ya antes había otro ciclo que se llamaba Amar el cine y que duró dos o tres años. Y además no podemos olvidarnos del histórico cine club de los 70, que mucha gente recordará. Tal vez lo diferente de Anem al cine y parte de su éxito es su capacidad para mostrar cine independiente y en versión original. Eso ha hecho que tenga un público muy fiel.
—Permite ver otro tipo de cine. Ahora en Ibiza para salirse de los grandes éxitos está difícil...
—Es verdad. Pero eso casi siempre ha sido así. Incluso cuando en la isla había más cines que ahora, como el Cartago y el Serra en Ibiza, o el Regio y el Torres en Sant Antoni. Esto es un mal endémico que llevamos arrastrando muchos años.
—Cuatro cines... y otros como el Pereira o el Central. Ahora vamos al revés. Incluso nos han quitado el Serra para convertirlo en un hotel de cinco estrellas...
—Sí. Pero es la consecuencia de la evolución del cine. Si te paras a pensar, ahora una película se ve en multitud de soportes y la pantalla de un cine es casi el último. Hoy en día la gente ve las películas en un móvil, una tablet, un ordenador o en sus televisiones.
—¿Le fastidia el cierre del cine Serra?
—Como he dicho antes todo forma parte den un proceso histórico y hay que ser conscientes de la historia que nos toca vivir en cada momento. Eso sí, no le voy a engañar y me parece una pena porque aunque muchos jóvenes de hoy en día no lo sepan hay cine en Ibiza desde 1904. Y luego, durante la primera mitad del siglo XX hubo un florecimiento con el Serra, el Cartago, el Católico, el Central... los de Sant Antoni...
—Qué tiempos...
—Muy divertidos... Eran tiempos en los que un operario iba en bicicleta el mismo día de la proyección llevando las películas por todos los cines. Y se llevaban de rollo en rollo para que se pudiera ver la película entera (risas). Y eso por no hablar de que el proyector ponía la película, y si era de Jorge Negrete, las que más me gustaban, se repetía varias veces entre unas grandes ovaciones.
—Incluso hubo una revolución...
—Es verdad. Fue cuando se anunció que la entrada se subía a una peseta. Fue en el Pereira. Aquel día volaron las sillas y arrancaron el telón (risas).
—¡Madre mía! Es usted una enciclopedia del cine. Cambiando de tema. ¿Es cierto que Julio Herranz, Toni Roca y usted son como los tres mosqueteros?
—(risas) Gracias. Puede ser. Una vez me dijo Antonio Colinas que la Ibiza de la libertad y de los sesenta terminó cuando en 1982 se marchó de la isla uno de los mejores poetas en catalán que ha habido, Francesc Parcerisas. Y nosotros, a riesgo de ser presuntuoso, quisimos recoger el testigo de todos aquellos creadores y seguir fomentando la cultura en Ibiza.
—Lo han conseguido. Han hecho mucho por la isla.
—Sí. Pero que Julio y Toni me perdonen, estamos un escalón por debajo de la generación de Parcerisas. Fue como si quisiéramos imitar a los dioses mayores. Y seguro que ahora, mis dos grandes amigos me dejarán de hablar por haber insinuado que son dioses menores (risas).
—Estuvo muchos años como director de Can Ventosa. ¿A usted le debemos el estar cómodos en las butacas?
—(risas). Que va. Se lo deben a las miles de criticas que recibimos de los que aguantaban dos horas sentados en aquellas sillas que eran torturas chinas. Y también a la entonces Concejala de Cultura, Lurdes Costa. Yo era director pero no tenía poder suficiente como para influir en las butacas (risas).
—¿Qué evento le gustaría programar actualmente?
—Pues algo de danza contemporánea porque siempre ha sido considerada como una de las hermanas pobres del arte, con todo el respeto del mundo. Además parece que la gente le tiene miedo cuando se le pone a la danza el apellido de contemporánea.
—Una curiosidad. ¿Alguna vez se ha puesto camisa?
—(risas) La verdad que no muchas. Pero bueno, alguna vez, e incluso corbata (risas).
— ¿Y el pelo? Es una de sus señas de identidad... no sería el mismo sin su pelo característico...
—(risas). Es verdad. Pero creo que también alguna vez llevé el pelo corto.
—¿Si? Parece difícil imaginarle así...
—Incluso para mi. Fíjate, hasta Gerard Quintana, al que hace justo un año le invitamos al festival A la lluna plena dijo entre canción y canción y como piropo... «Carles Fabregat aquest home del que sempre he estat enamorat del seu pentinat» (risas)
—Las dos últimas. ¿Es cierto que es un experto con los enigmas verbales que cada día plantea Marius Serra en El matí de Catalunya Radio?
— (risas). Se hace lo que se puede. Pero no soy el único porque también es muy buena Neus Torres, gran jugadora de Scrabble y gran amiga. Pero ya puestos a presumir en los últimos años casi siempre me clasifico para las finales de Barcelona. Y no es fácil porque somos unos cincuenta de unos cinco mil (risas)
—¿No le gustaría ir a Saber y Ganar?
—Porque no. Aunque mejor a Pasapalabra.
— Y ya si que sí. Usted que estudio psicoanálisis... ¿A quien se lo haría?
—Pues te voy a dar una respuesta facilona. Por todos sus fallidos froidianos sin duda a Mariano Rajoy.
➧ PROGRAMA
Hoy en la TEF a las 21.55 horas
PEQUEÑA BIOGRAFÍA
Carles Fabregat Sans nació Barcelona en 1951.
Tras estudiar Bellas Artes, la rama de escultura y trabajar de diseñador gráfico en la ciudad condal, se instala en Ibiza en 1985.
Hasta 1988 trabajó como crítico de cine en la Guía del Ocio de Barcelona y el Diario de Ibiza.
Como escultor hizo una exposición individual en la Sa Nostra en 1987, varias colectivas en Es Limoner de Sant Antoni o La Alternativa de Jesús y trabajó por encargo hasta 1992, destacando sus murales para una urbanización de Es Porroig.
Como diseñador gráfico, ha realizado numerosos trabajos de publicidad y cartelismo, es diseñador de la Enciclopedia de Ibiza y Formentera y como dibujante ha ilustrado varios libros editados en Ibiza.
En 1993 entra como coordinador del Centro Cultural Alhadros y se dedica a la gestión cultural. Ese año coordinó el primer Supermercat de l'Art de Ibiza. En 1994 fue comisario de la muestra antológica sobre el pintor Toni Cardona y entre 1995 y 1998 presidente de la Biblioteca de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero.
Junto a Toni Roca y Julio Herranz crea las citas poéticas anuales A la llum dels ametllers en flor, en febrero, y el Recital poètic i musical de la lluna plena, del inicio del verano. Además, junto a Herranz es coautor de la parte dedicada a Ibiza del libro Cien años de cine en las Islas, y junto a Roca coordinador desde 1991 del ciclo de cine Anem al cine.
En septiembre de 1999 fue nombrado director del Espai Cultural Can Ventosa del Ayuntamiento de Ibiza.
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