En esta ocasión, De las Heras se decantó por algo sorprendente y especial. Bajo el sugerente título de Palabras que se comen, escogió una serie de narraciones que tenían un punto en común, hablaban de la comida, del hambre y los valores que deben primar para una sociedad mejor. «En casi todo el mundo, los cuentos se narraban para pasar el rato al lado de una olla vacía y para cubrir ratos vacíos en tiempos de crisis y, por eso, no creo que haya mejor sitio para contarlos que un lugar donde haya personas mayores que hayan vivido estas experiencias», explicó al respecto la protagonista del proyecto.
Concretamente, De las Heras interpretó dos cuentos españoles, uno africano y uno japonés. El primero de los españoles se llama El tío Ceto, ha sido recuperado de la tradición oral de Castilla y León a través del conocido grupo de folk salmantino Mayalde, y cuenta la historia de un hombre pícaro y pobre que se tiene que buscar la vida para alimentarse él y su familia. Por su parte, el segundo de los españoles fue El apadrinado de la muerte y aunque tiene versiones en Irlanda del Norte y en Cataluña, la escogida por De las Heras es un cuento castellano que narra la historia de un hombre que se hace tan amigo de la muerte que ésta acaba haciéndose su madrina.
Por último, el cuento japonés y el africano hacen más referencia a los valores que muchos jóvenes de nuestra sociedad están perdiendo. El nipón habla sobre las relaciones entre padre e hija y el africano sobre el respeto que se tiene que tener a las personas mayores. Algo que en África se ve reflejado en los consejos de ancianos.
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