Una de las imágenes que dejó anteayer el temporal en el municipio de Santa Eulària. | Daniel Espinosa

Los trabajadores del campo ibicenco han recibido con cierto entusiasmo las lluvias caídas durante las últimas semanas. Después de años castigados por la sequía, el otoño que hoy finaliza ha dejado intensas precipitaciones en la isla que ayudarán a humedecer la tierra y a rellenar pozos y acuíferos. Pocos recuerdan un diciembre tan lluvioso y aunque las inundaciones provocarán pérdidas puntuales, desde las cooperativas y factorías agrícolas ibicencas celebran la llegada en abundancia de su bien más preciado.

«No ha llovido muy mal, quitando en zonas puntuales. Ha estado lloviendo a lo largo de varios días durante muchas horas y no en tromba, y eso a la tierra le vendrá bien porque veníamos de una larga sequía», explica Alicia Morales, ingeniera técnica de la Cooperativa de Sant Antoni, quien recuerda que en estas fechas no hay demasiados cultivos por lo que considera «preferible perder alguna cosecha mientras haya agua». Morales admite que las inundaciones no son buenas, sobre todo en terrenos arcillosos –mayoritarios en la isla–, porque «impiden entrar para sembrar y hacer labores» en el campo, pero reitera que en esta época los cultivos son «minoritarios» y que «cualquier pagès dirá que prefiere que llueva».

El temporal sí ha afectado, en cambio, a las paredes de piedra y feixes de muchos terrenos, tal y como ha constatado la ingeniera de la cooperativa de Portmany. «El temporal ha tumbado muchas y si caen en carreteras o caminos vecinales, es un problema», sostiene.

Noticias relacionadas

«Mejor que caiga ahora»

Antonio Terrasa, responsable de Agroeivissa, cree que las últimas lluvias «no son malas para el campo». «Estamos más contentos que enfadados. Una cosa es que hubieran caído 200 litros por metro cuadrado como en zonas de Mallorca, pero 80 o 100 no es malo», indica. El agricultor admite que la tierra «ya está harta de beber» tras el último temporal. «Lo que no queremos los agricultores es que llueva mal, pero mejor que caiga ahora agua porque no sabemos cuándo volverá a llover», subraya Terrasa, quien reconoce que en el sector primario de la isla estaban «asustados» porque en verano baja mucho el nivel de las reservas de agua «y nos estaba condenando a desaparecer».

Terrasa no recuerda un mes de diciembre tan lluvioso en Ibiza. El hecho de que haya llovido con regularidad «es bueno para el campo» y aunque se hayan perdido «algunas verduras» con las últimas inundaciones, como lechugas y coles, a otros cultivos como árboles frutales o cereales «les vendrá bien el agua». «Lo malo para nosotros es que caiga alguna tromba en mayo o junio, cuando estamos a punto de recolectar, y te rompa la cosecha», sentencia.

Más escéptico se mostró Xavier Conesa, gerente de la Cooperativa de Santa Eulària, quien ayer explicó que la gran cantidad de agua caída en la isla puede «retrasar o anular» las siembras y puntualizó que «es mala tanto mucha agua como poca». «No es tanto la cantidad, sino que se acumule mucha agua en poco tiempo. 80 litros no es una barbaridad, pero afectará al forraje. El frío que venga tampoco ayudará porque el rocío de la mañana mantendrá fresca el agua», precisó. El cereal alimenticio en principio resistirá, si bien dependerá del volumen de agua caída en las diferentes zonas. «Todavía no sabemos cómo afectarán las lluvias en los cultivos, estamos en fase de valoración», concluyó.