Armengol, con un expresivo gesto, durante la reunión de la Ejecutiva del PSIB. Foto: PERE BOTA

La dirección del PSIB lo tiene muy claro: los votos de sus dos representantes en el Congreso (Pere Joan Pons y Sofía Hernanz) no irán a parar, ni por activa ni por pasiva, al cesto de Mariano Rajoy.

La Ejecutiva del PSIB, reunida ayer tarde en un clima de «total unanimidad» según la descripción hecha a este diario, acordó solicitar a la comisión gestora del partido (eso es, a la dirección provisional hasta que se celebre el próximo congreso) que estableciera mecanismos que permitieran ejercer la libertad de voto y el voto en conciencia. Según comentó a este periódico el portavoz del partido, Francesc Miralles, «antes de ponernos en rebeldía, esperamos convencer a la gestora» que preside Javier Fernández y de la que también forma parte Francesc Antich, que ya está convencido. De hecho, y pese a estar en la gestora, el voto de Antich, como el del resto de la delegación balear, fue ‘no'. Desde primera hora de la mañana, la secretaria general de los socialistas fue avanzando en diferentes comparecencias cuál sería su estrategia. Y se apuntó, desde el primer momento, a que los diputados y diputados del Congreso no están sujetos a «mandato imperativo» según la Constitución.

«Imponer es muy mal ejercicio», indicó la dirigente socialista en su ‘tourné' por diversos medios. La líder del PSIB ha apostado por el ‘no es no' desde el primer momento y nada apunta que la dirección del socialismo balear modifique su estrategia.

«Es obvio que Sofía Hernanz Pere Joan Pons, pretenden votar en contra de Rajoy, pero el partido quiere agotar las posibilidades» de entendimiento con la gestora para no llegar a ese extremo» de ruptura, dijo Miralles después de la reunión. En último extremo, y si hiciera falta en el caso de una ruptura total, los socialistas de las Islas también reunirían al Consell Polític del partido, que es el equivalente autonómico al Comité Federal.

La delegación balear, según informaciones que recogió ayer este diario, regresó muy desilusionada por «algunas cosas» que presenciaron en Ferraz. Por ejemplo, que ‘barones' como Lambán (presidente aragonés) o Ximo Puig (presidente de la Comunidad Valenciana) ni siquiera tomaran la palabra. Tampoco les ha gustado los tiempo marcados por el presidente de la gestora ni su empeño en que la abstención se extienda a todos el grupo parlamentario socialista.

El PSIB considera que el acuerdo del domingo es «un error histórico de consecuencias muy difíciles» para el partido, que «traiciona la palabra dada» por el PSOE en las campañas electorales de diciembre y junio.

Para Miralles, la abstención contradice «137 años de historia» socialista. «No nacimos para permitir un Gobierno del PP, sino para se su alternativa», recalcó. Y añadió «si el PSOE no actúa con inteligencia», se regalan «todos los votos del grupo socialista» al PP, a cambio de nada y también se estará regalando el protagonismo de la oposición a Podemos, que ya habla de «gran coalición».