Hasta la zona habilitada para el baño también llegó el perdiguero Gori, el más grande de todos ellos, pero el único que renunció a adentrarse en el agua. «Es cuestión de gustos y si no quiere entrar y bañarse por lo menos pasea por un lugar precioso», apuntó Lourdes, una voluntaria que acudió a la cita junto a Estela y Pau.
A primera hora de la mañana se fueron incorporando otros perros que venían con sus dueños para conocer y disfrutar de la franja de 360 metros de playa abierta a los canes los 365 días del año. La zona está acotada entre las calles Quartó de Balançat y Quartó de Santa Eulària en el municipio de Vila. Una señal indica el área habilitada para animales y las normas de conducta a seguir. También hay disponibles dos postes con bolsas para la recogida de excrementos.
Siguiendo este «bautismo canino-playero» estaba la concejala de Medi Ambient de Vila, Montse García. La edil subrayó que esta zona da respuesta a una «demanda de muchos vecinos. Las primeras jornadas han tenido una gran aceptación y todo el que viene se va muy satisfecho».
Hasta ahora, el acceso de perros a las playas estaba permitido entre el 31 de octubre y el inicio de la temporada estival. Esta zona estará abierta al baño de los canes los 365 días del año. Los voluntarios de Sa Coma podrán trasladar a los perros a la playa el primer sábado de cada mes.
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