SUSO33 es el mayor exponente y uno de los más interesantes artistas del grafiti en nuestro país. Su planteamiento de este arte, en el que prima el concepto, hace de él un icono con el que quieren colaborar artistas de todo tipo.
—¿Cómo empezaste en el mundo del arte?
—Yo vengo del mundo del grafiti y empecé como todos, de la manera más clásica y tradicional. Con los años he ido evolucionando y cambiando, incorporando otras disciplinas otros conceptos. Me tocó vivir la época de los pioneros, pero porque me tocó, antes no se hacían estas cosas. Yo empecé en el 84.
—¿Fue una inquietud tuya o fue una cosa más de amigos, de pasarlo bien?
—Yo siempre he tenido inquietudes artísticas pero mi entorno no era muy dado a este tipo de cosas. Además, a mí me gustaba el tema de hacer cosas en el espacio público de interactuar con personas, con lo colegas y ese era el camino. Si no te lo facilitan, te lo montas tú. Luego ya con el tiempo empecé a hacer más cosas solo.
—¿Qué suponía el grafiti en aquella época?
—No solo era algo artístico, era y es una cuestión de actitud, de identidad. Es un trabajo antropológico y social. Entonces, tal y como aparece en mi retrospectiva bajo la denominación de Prescritos, era habitual que pintara en los lugares públicos.
—¿En aquella época era impensable que un grafiti entrara en una galería de arte?
—En Nueva York ya estaba todo en las galerías de arte. De todas formas es todo muy relativo porque por ejemplo Basquiat aparece en los libros de arte como grafitero y en los libros de grafiti no existe.
—¿Cómo has ido evolucionando en tu carrera?
—Después del grafiti clásico dejé de poner mi nombre para poner una mancha de pintura que era un icono, La Plasta. De aquí empecé a relacionarme con los contextos, a jugar con las formas del soporte donde pintaba, a alargar las pinturas al suelo. En definitiva, encajaba mis pinturas en los sitios. Eso me sirvió para darle más valor a lo que había alrededor con mínimas intervenciones que son como llaves. Pero realmente la obra ya está. Son lo que he llamado Intervenciones Urbanas, esto era el año 94, o algo así.
—¿Y cómo das el paso de incorporar nuevos formatos?
—Paralelamente he desarrollado siempre una carrera de pintor normal, pintando escenografías, platós de televisión. Lo tenía muy separado y me decidí en un momento a juntarlo, por respeto al grafiti que tiene mucho de proceso y de acción, y empecé a hacer un poco la propuesta escénica en el grafiti. Yo pinto y esto es un proceso, no es algo acabado y ya está, es lo que llamo la Pintura Escénica, tienes que incluir el sol, la lluvia, la gente que pasa... Pero el video es fundamental. Empecé haciéndolos para no perder las obras, que se destruyen normalmente, y me di cuenta que eran diferentes al original, que era una obra de arte por sí misma.
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